Probamos el Subaru Outback, un cómodo y amplio familiar que se ve penalizado por su mecánica
Quien se interesa mínimamente por el automóvil sabe que Subaru fabrica excelentes coches de tracción integral y que en algún momento dominaron sin piedad el Mundial de Rallyes con Collin McRae, Carlos Sainz y Richard Burns como pilotos.
El problema es que esa voluntad casi obsesiva de proponer modelos con tracción integral permanente, motores bóxer y una escasa electrificación de sus modelos actuales no son muy compatibles con el mercado europeo. Y sin embargo, al nuevo Subaru Outback (desde 39.500 euros) no le faltan cualidades para ser un buen coche.
Tras el Impreza, el crossover XV y el eterno Forester, el nuevo Subaru Outback también estrena arquitectura modular SGP. No sólo es mucho más rígida (lo que beneficia a la seguridad en caso de colisión), sino que también permite la introducción de nuevos sistemas de seguridad, como el mejorado EyeSight.
El Subaru Outback es uno de los últimos representantes de los station wagon todocamino. Era un segmento anecdótico iniciado por el AMC Eagle 4×4 en 1979 y que exploró posteriormente Subaru con el Leone II 4WD Station Wagon de 1983, un break que contaba incluso con reductora y altura variable.
Luego, Audi y Volvo con los Allroad y Cross-Country, respectivamente, pusieron este tipo de coche de moda. Hoy, donde todo son SUV, estos modelos ya no gozan de popularidad en Europa. Pero Subaru, siendo el representante más antiguo actualmente en activo del segmento, insiste con esta carrocería. Y no lo hace por testarudo, sino porque en Estados Unidos sigue siendo un éxito de ventas.
El actual Outback sigue jugando la baza del aspecto aventurero. Así, la altura libre al suelo de 213 mm es mayor que la de muchos SUV. Los bajos de la carrocería, el parachoques delantero y el parachoques trasero revestidos de plástico mate contribuyen a ese aspecto de off-road. Este material está presente incluso a lo largo de los raíles del techo.
Para algunos será demasiado plástico negro, pero es acorde con la imagen aventurera que quiere proyectar este Outback. Además son más resistente a los raspones y a los impactos de gravilla al circular sobre pistas sin asfaltar. La fórmula es muy similar a la de sus predecesores, con voladizos delanteros y traseros pronunciados y una identidad no del todo clara, como si quisiera gustar al mismo tiempo al público de los SUV, de los todorrenos y de los breaks. Al final, no se define. O más bien, sí. Se define con un Outback y punto.
En España, el Outback está disponible con una única configuración mecánica. Se trata de un 4 cilindros bóxer de 2.5 litros atmosférico de 169 CV y que, como buen atmosférico, entrega su par motor máximo alto de vueltas. Alcanza los 252 Nm a 3.800 rpm y debe mover algo más de 1.700 kg. Este Subaru es un coche de lo más plácido, especialmente al equipar el cambio automático Lineartronic (el único disponible). Se trata de un sistema de variación continua (CVT) similar al que vemos en el resto de la gama Subaru y en otras marcas niponas.
Subaru afirma haber modificado la programación electrónica, el sistema hidráulico y la viscosidad del aceite para mejorar su eficiencia. A pesar de ser un cambio CVT, y por ende sin marchas, cuenta con levas detrás del volante que actúan simulando las marchas de un clásico cambio por convertidor de par. El objetivo es limitar el efecto “molinillo” que tanto se le reprocha a los cambios CVT.
A pesar de sus 4,87 m de largo, el Outback tiene unas proporciones muy equilibradas, aunque sin llegar a ser armoniosas. Su distancia entre ejes de 2,74 m presagia de mucho espacio a bordo. Su altura libre de 21 cm le permite sortear toda clase de baches y resaltes en los caminos de tierra o pistas cubiertas de nieve (si lleva neumáticos de invierno o All-season, claro). Pero nada más, pues con sus grandes voladizos no es un todoterreno. Tampoco se le pide que sea uno. Su cometido es ser un coche familiar pensado para tragar kilómetros bajo cualquier circunstancia y condición adversa.
El lujo no es el pantallón, sino el espacio
Lo que llama la atención al subirse a bordo del Outback es, por una parte, el progreso efectuado en la calidad general de su habitáculo, y por otra parte la pantalla táctil de 11,9 pulgadas en formato vertical. El diseño general no es ni original ni malo, es pragmático y agradable. Es un poco austero, con este acabado negro, pero la tapicería de cuero está disponible en otros colores más halagüeños, como el marrón, que alegran un poco el habitáculo.
En cuanto a la ergonomía, es como la esperamos en un Subaru: llena de sentido común. Subaru cede a la moda de los pantallones, pero la interfaz es coherente y es todo bastante intuitivo. Salvo algunas excepciones, la mayoría de los botones, y no son muchos debido a la presencia de esa pantalla táctil central, están bien situados.
En todo caso están los principales, para ajustar la temperatura del aire acondicionado o la configuración del equipo de sonido, al pie de la pantalla. Hablando de la pantalla y sus sistema Starlink, su interfaz es suficientemente rápida y el diseño de sus iconos tiene un claro estilo nipón, en las antípodas de lo que hacen en BMW o Volvo.
El espacio para el conductor y el pasajero delantero es de lo más amplio. En ese aspecto mejora ligeramente lo que ofrece un BMW Serie 5 y superior a lo que propone el Volvo V60 Cross Country. Detrás, es tan espacioso como delante. Además, los respaldos de los asientos traseros se pueden reclinar de individual para aumentar el confort. Globalmente, el interior del Outback es más acogedor que el de muchos SUV, especialmente en la parte trasera.
Sin embargo, nos hubiera gustado que los compartimentos delanteros fueran más espaciosos y, en el caso del hueco para el smartphone y los puertos USB debajo de la pantalla, de acceso más fácil. En todo caso, el coche se muestra muy versátil, con un maletero que ofrece una capacidad de 561 litros a 1.822 litros con la segunda fila de asientos abatidos. Además, las barras de techo no son solo decorativas: se convierten en una baca para transportar lo que sea simplemente desencajándolas y girándolas.
Al volante: sin prisas, por favor
Con un motor atmosférico de 169 CV y 252 Nm asociado a un cambio CVT, el Outback está muy lejos de rememorar la época de los rallys de Subaru. Cubre el 0 a 100 km/h en 10,2 s y el 80 a 120 km/h en 7,7 s. Era visto. De todos modos, no es un deportivo y un coche con vocación familiar no tiene por que ser muy rápido. Aun así, hace que adelantar al tráfico más lento sea más complicado. A modo de comparación, un Volvo V60 Cross Country B4 de 197 CV tiene un 0-100 km/h en 8,2 s y un 80 a 120 km/h en 6,2 s.
En cuanto al cambio CVT ha sido una pequeña sorpresa. Normalmente, al acelerar esperaríamos que hiciera girar el motor como un molinillo. Sin embargo, Subaru ha programado las marchas artificiales y la gestión para que reduzca un poco y brevemente el gas cuando entra una de esas marchas artificiales. Todo ello para bajar las revoluciones y dar la sensación de una clásica caja de cambios automáticas.
¿Da el pego? Casi. Se sigue notando que en las fuertes aceleraciones, como al adelantar, que es un cambio CVT que parece revolucionar el motor. De todos modos, en conducción relajada o en ciudad, sí que da el pego y el CVT no es ninguna molestia.
Por lo demás, el Outabck tiene una dirección ligera que facilita las maniobras a baja velocidad. Pero si le echan curvas, el tren delantero me ha parecido un poco lento, le falta un poco de vivacidad, en cambio es bastante preciso. Y es que en la puesta a punto del Outback ha primado el confort sobre el dinamismo.
Así, la inclinación de la carrocería en las curvas es notable. El balanceo y el cabeceo están presentes, pero en todo caso el Outback mantiene la trayectoria de forma consistente en las curvas. Sin embargo, a pesar de todo ello, el Outback no es uno de los coches más cómodos del mercado. Es suficientemente cómodo, sí, pero no es ninguna referencia en ese aspecto.
Por otra parte, en Subaru aseguran haber mejorado la insonorización en este nuevo modelo. El aislamiento acústico es simplemente correcto. El motor es relativamente silencioso cuando no se le exige mucho. Las únicas verdaderas quejas son el ruido aerodinámico alrededor del parabrisas y de los grandes retrovisores exteriores, así como el sistema stop&go del motor, bastante brusco y generoso en vibraciones cuando vuelve a encender el motor.
En cuanto al consumo, hay que contar una media de 9 l/100 km. Para un automático de 2.5 litros de cilindrada y de más de 1.700 kg podríamos pensar que podría ser peor. Si tomamos en consideración la potencia, 9 l/100 km para 169 CV sí es elevado. Independientemente de si vemos el vaso medio lleno o medio vacío, la realidad es que Subaru empieza a necesitar un motor híbrido en condiciones en Europa si quiere tener un papel relevante.
Por último, mencionar que el equipamiento de seguridad y las ayudas a la conducción, como el control de crucero adaptativo muy logrado, son abundantes. Equipa de serie el sistema Eyesight de Subaru, que integra las funciones de frenada pre-colisión, asistencia a la frenada pre-colisión, aviso de salida del carril, permanencia en el carril, aviso de derrapaje, aviso de avance de coche delantero y control de crucero adaptativo. Todo ello, sin duda, ha contribuido a que haya obtenido una de las mejores notas posibles en las pruebas de EuroNCAP.
Subaru Outback: nuestra valoración
7,5
7
7
8
8
8
7
8
7
7
8
A favor
- Espacio a bordo
- Seguridad activa y pasiva
- Equipamiento de serie muy completo
En contra
- Prestaciones un poco justas
- Consumo mejorable
Es ya un cliché, pero Subaru se empeña en no hacer nada como las demás. Este Outback lo demuestra una vez más. Se trata de un coche familiar, con un gran espacio interior, cómodo, con una elevada calidad percibida y un equipamiento de seguridad muy completo (lo trae todo de serie). Y por 39.500 euros, sin llegar a ser una ganga es un precio competitivo.
Entonces, ¿dónde está el problema? En que sencillamente es una suerte de electrón libre en el mercado. Los Volkswagen Alltrack, Audi Allroad y Volvo Cross-Country ya no gustan. El mercado pide SUV, con motor turbo de baja cilindrada y a ser posible híbrido. O en su defecto, diésel (todavía tiene una cuota de mercado notable dentro de los SUV).
El Outback ni es SUV ni es híbrido. Y para colmo, en España, con su motor atmosférico de 2.5 litros y 169 CV paga un impuesto de matriculación del 9,75 % cuando un BMW xDrive 2.0i de 184 CV paga “sólo” un 4,75 %. Y eso hace que sea un coche más caro de lo que debería ser. Y la fiscalidad desfavorable al Outback es algo que se repite en casi toda Europa. Al final, el Subaru Outback es un buen coche familiar, pero con un motor poco adaptado a Europa.
Motor |
Gasolina: 4 cilindros bóxer, 2.498 cc |
---|---|
potencia máxima |
169 CV a 5.000 rpm |
par máximo |
252 Nm a 3.800 rpm |
transmisión |
Tracción integral simétrica. Cambio automático CVT. |
dimensiones (Largo x ancho x alto) |
4.870 x 1.875 x 1.675 mm |
batalla |
2.745 mm |
maletero |
522 litros |
peso |
1.739 kg |
80 a 120 km/h |
7,7 s |
0 a 100 km/h |
10,2 s |
velocidad máxima |
193 km/h |
consumo medio homologado (WLTP) |
8,6 l/100 km |
Consumo medio en prueba |
10,1 l/100 km |
EMISIONES CO₂ (imp. matriculación) |
193 g/km (9,75 %) |
precio |
desde 39.500 euros |
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El coche para esta prueba ha sido prestado por Subaru. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas. |
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La noticia
Probamos el Subaru Outback, un cómodo y amplio familiar que se ve penalizado por su mecánica
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Daniel Murias
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