‘2001: Destellos en la oscuridad’: Una inmersión de HBO Max en la obra maestra de Stanley Kubrick que sorprende por su inventiva visual


'2001: Destellos en la oscuridad': Una inmersión de HBO Max en la obra maestra de Stanley Kubrick que sorprende por su inventiva visual

‘2001: Una odisea en el espacio’ está considerada uno de los clásicos absolutos de la ciencia-ficción audiovisual, un reflejo de la época que se rodó, pero también una película que trascendió el género, como hizo tantas veces el director de ‘El resplandor’ o ‘La naranja mecánica’ con otras piezas de su filmografía. Desde que fue estrenada, se han sucedido las interpretaciones, los ensayos, los estudios acerca de su mensaje y las intenciones de Kubrick.

Aunque no sucede siempre, a menudo son los propios creadores de las obras quienes tienen las herramientas para descifrar sus propuestas más enigmáticas, y las entrevistas en profundidad son perfectas para ello. Kubrick hizo una para Playboy en 1968, con ‘2001: Una odisea en el espacio’ recién estrenada, donde abordó temas relacionados tanto con el significado de la película como con el recibimiento que estaba teniendo.

‘2001: Destellos en la oscuridad’ es una pieza de producción propia de TCM que llega ahora a HBO Max y que recrea esa entrevista. Son veinte minutos de animación que sirven, entre otras cosas, para visualizar los pasajes más abstractos de la charla, y que transcurre según las palabras reales del periodista Eric Norden (interpretado por Peter Prukl) y de Stanley Kubrick. A Kubrick le encarna nada menos que Keir Dullea, que interpretó al astronauta protagonista de la versión original de ‘2001’.

Una puesta en escena muy sencilla y una correcta animación digital nos presenta a los dos interlocutores en un acogedor salón, donde intercambian impresiones sobre la película en el momento de su estreno. Una aproximación al clásico, desde luego, no en profundidad ni definitiva, pero sí desde luego refrescante, ya que las propias palabras de Kubrick arrojan más luz sobre sus significados que todas las conjeturas que pueda hacer alguien ajeno a la producción.

Destellos de brillantez

El responsable de este curioso experimento es Pedro González Bermúdez, un premiado director de documentales, galardonado con un Goya al mejor corto documental, y que tiene en su haber piezas sobre cine tan interesantes como ‘Arrebatados. Recordando a Iván Zulueta’, ‘Regreso a Viridiana’, ‘Nostromo: El sueño imposible de David Lean’ o ‘Peckinpah Suite’. Su última película, de hecho, también versa sobre Kubrick: ‘La naranja prohibida’, estrenada el pasado mes de octubre, habla del accidentado proceso de distribución de ‘La naranja mecánica’ en España por culpa de la censura de la Dictadura.

González Bermúdez escoge los momentos de la entrevista con cuidado para que se alternen, y dialoguen entre sí, los aspectos más mundanos de explotación de la película (el pésimo recibimiento de la crítica de la época y la reacción de Kubrick, un tira y afloja de fuerzas intelectuales que ya daría de por sí para otro documental) con charlas decididamente abstractas sobre el hombre y su lugar en el cosmos. La evocadora banda sonora de Remate y Wild Honey acompañan a fragmentos animados de estudios españoles como bmice que ayudan a visualizar reflexiones fascinantes de Kubrick, como la conjetura acerca de especies alienígenas que pudieran ser consideradas casi divinidades.

‘2001: Destellos en la oscuridad’ es un complemento perfecto para un revisionado de la película de Kubrick. Sorprenden por su ingenuidad, y a la vez, brillantez, algunas reflexiones sobre cómo imaginaban en 1968 que serían los avances tecnológicos de la sociedad en 2001. Pero también pasma que Kubrick predijera con tanta precisión el papel crucial que iba a tener el ocio y su industria en nuestra vida.

Y cómo no, es muy interesante la visión que tenía Kubrick del papel del espectador como intérprete de las obras. Una vez termina con ella, el autor ha hecho todo lo que tenía que hacer, y es el turno del receptor interpretarla y hacerla suya, y no hay opciones erróneas en esa interacción del espectador, no existe el “entender mal” una película. Cabe preguntarse qué pensaría Kubrick de un internet plagado de vídeos que explican qué quieren decir los finales de las películas, o que desgranan todos y cada uno de los guiños de un film. Posiblemente escribiría una película sobre todo aquello en lo que no acertó ‘2001’. 


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fue publicada originalmente en

Xataka

por
John Tones

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