El nuevo Mazda CX-50 es un CX-5 que soñaba con ser un todoterreno
Con tanto SUV en el mercado en algunos mercados, empieza a ser complicado para algunas marcas destacar. En Estados Unidos, ya hay una tendencia a convertir crossovers en todoterrenos. Las marcas han visto ahí un posible mercado y se apuntan.
La fórmula es sencilla: protecciones de plástico negro que rodean el coche, parachoques más imponentes, un poco más de altura libre al suelo y tracción integral de serie. Es exactamente lo que ha hecho la firma de Hiroshima con el nuevo Mazda CX-50.
Al igual que el Mazda CX-30, el CX-50 no es un sustituto directo del Mazda CX-5 sino una versión con marcado carácter todoterreno. El CX-50 es algo más grande que el CX-5, el cual mide ya 4,57 m de largo.
Es más largo, más ancho (luce aletas ensanchadas), y tiene una mayor altura libre al suelo, aunque la altura total es un poco más baja. Y sin embargo, el CX-50 comparte plataforma con modelos más compactos el Mazda3 y el CX-30. Y eso se extiende al diseño de la suspensión, MacPherson, delante, y con barra de torsión, detrás.
Bajo el capó, el motor 2.5 litros Skyactiv-G de la compañía, en formato atmosférico y turbo. Más adelante, se le unirán opciones electrificadas, incluido un híbrido. El próximo motor de seis cilindros en línea de la marca, sin embargo, se reservará para los miembros más grandes de la familia de crossovers de Mazda.
Tracción integral y aspecto aventurero
Orientado a un público aventurero, el CX-50 equipa tracción integral. Este sistema cuenta con varios modos de conducción seleccionables vía el “Mi-Drive”, la abreviatura de “Mazda Intelligent Drive Select”.
Entre los diferentes modos de conducción nos encontramos con el modo gravilla o o el modo remolque, que adapta tracción y ESP en función de ello.
Para Mazda, el CX-50 tendrá enfrente a modelos como el Ford Bronco Sport, el Jeep Cherokee y casi todos los modelos actuales de Subaru en Estados Unidos.
Estar a la altura de toda esa competencia establecida significa emparejar el lenguaje de diseño característico de la compañía con las características exteriores que los clientes han aprendido a leer como una propuesta aventurera.
Esto significa dotar la carrocería de elementos de aspecto off-road, como las protecciones en las aletas, las barras de techo, los colores contrastados o elementos en los parachoques que evocan las placas de protección de bajos. Mazda también estrena un nuevo y llamativo color llamado Zircon Sand, un tono oliva que combina bien con los detalles negros del coche.
El interior es una mezcla familiar de lo que hace Mazda, que posiciona sus coches al borde del segmento premium y por encima de sus principales rivales. Eso significa un salpicadero orientado hacia el conductor, una pantalla controlada por un mando en la consola central y, opcionalmente, una tapicería de cuero marrón.
En principio, el CX-50 tiene pocas probabilidades de llegar a Europa, pues no hay realmente demanda para coches todoterrenos. De hecho, este modelo está diseñado para Norteamérica.
Es incluso demasiado ancho para poder ser fabricado en las instalaciones de Mazda en Hiroshima, de ahí que se produzca en la nueva planta conjunta Mazda-Toyota de Alabama.
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El nuevo Mazda CX-50 es un CX-5 que soñaba con ser un todoterreno
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por
Daniel Murias
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