Un choque, tres colisiones: la DGT recuerda el efecto de un siniestro vial en los órganos internos si no usamos cinturón
La DGT sigue incidiendo en la importancia de abrocharse el cinturón de seguridad –más allá de las multas– mientras se viaja en un vehículo, tanto en las plazas delanteras como en las traseras. Un gesto que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
De hecho, un choque no solo implica el impacto de un vehículo contra otro objeto o ser vivo: se producen tres tipos de colisiones, y una de ellas es la responsable de las heridas.
Y ojo a los objetos sueltos en el habitáculo
Según recuerda la DGT, en el momento de un siniestro vial, los ocupantes de un vehículo sufren tres colisiones en el mismo choque:
- Una primera, en la que el vehículo impacta con otro objeto, bien sea vehículo, objeto estacionario, ser humano o animal.
- Una segunda colisión entre el ocupante que no va sujeto y el interior del vehículo, como puede ser el golpe contra el volante cuando se trata de un choque frontal de un conductor no sujeto por cinturón de seguridad.
- Una tercera colisión, que se produce cuando los órganos internos del cuerpo golpean contra la pared torácica o la estructura ósea. Por ejemplo, si, además del impacto del tórax contra el volante, se produce el impacto de la cabeza contra alguna estructura interna del vehículo (espejo retrovisor, parabrisas, marco metálico de separación de parabrisas y ventanilla, etc.).
Esta es generalmente la responsable de las heridas, que en numerosos casos son mortales y que se pueden reducir significativamente usando cinturones de seguridad y sistemas de retención infantil.
De acuerdo a los principios de biomecánica del accidente de tráfico:
“Si, por ejemplo, el encéfalo, que está contenido en el interior del cráneo, una estructura dura e inextensible, golpea tras una deceleración brusca, produciéndose el impacto de los lóbulos frontales, protegidos parcialmente por las meninges, contra la parte interna del hueso frontal, se podrán producir hematomas o focos contusitos frontales”.
Uno de los factores en los que incide la peligrosidad de este tipo de colisión es que son invisibles:
“Pero si, además, consideramos que la zona ocipital se ha visto sometida a un fenómeno de tracción tras el desplazamiento, que puede haber producido un desgarro de los vasos sanguíneos que unen el encéfalo con las meninges, se podrá producir también en el mismo accidente un hematoma subdural occipital o una hemorragia subaracnoidea a dicho nivel”.
Y ojo, porque puede haber un cuarto impacto por la existencia de objetos no fijos en el interior del vehículo, que pueden golpear a sus ocupantes (recipientes situados en la bandeja, animales sueltos, pasajeros situados en los asientos traseros, etc.).
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Un choque, tres colisiones: la DGT recuerda el efecto de un siniestro vial en los órganos internos si no usamos cinturón
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Victoria Fuentes
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