Orbea Rise, análisis: la e-bike de montaña más real aparece cuando Orbea se permite mapear el motor de Shimano
En plena explosión de la bicicleta en todos los ámbitos, desde el urbano al más radical enduro, por supuesto con la variante e-bike siempre acechando, Orbea se ha permitido hacer lo que nadie había podido antes en el sector: personalizar un motor Shimano para una de sus bicicletas eléctricas de montaña.
El resultado es la Orbea Rise con el revolucionario motor Shimano EP8. Pero no uno cualquiera sino una versión que el fabricante español, en colaboración con el gigante japonés, ha podido personalizar por primera vez para conseguir una bicicleta eléctrica de montaña (e-MTB) que no controla al humano sino que se deja disfrutar de la manera más natural y real posible hasta ahora en el sector.
Bicicleta eléctrica Orbea Rise M20 2021 con cubiertas Maxxis Dissector 2.40″ 60 TPI 3CMaxxTerra Exo TLR, ruedas Race Face AR 30c Tubeless Ready y cambio trasero Shimano SLX M7100 SGS Shadow Plus.
La Rise inició un nuevo camino en las e-bikes de montaña
La Orbea Rise no es la primera bicicleta eléctrica de montaña que busca separarse algo de la idea y sobre todo imagen del mercado más común para este tipo de productos: el mundo del enduro. En el sector se las denomina e-MTB ligeras y su auge es imparable.
Lo diferente del caso de la Orbea Rise es que el fabricante español ha podido participar en el desarrollo de una versión propia del Shimano EP8 para conseguir una experiencia de uso diferente de lo que podemos encontrar en el mercado.
El resultado es el Shimano EP8 RS (Rider Synergy), un gran logro para el fabricante español en tanto que él ha sido el responsable del firmware Rider Synergy (RS) que Shimano ha usado para configurar la versión “española” del motor EP8. Parte de esa personalización ha consistido en la elección de las curvas de potencia y el comportamiento al detalle del motor.
El Shimano EP8 RS de entrada se presenta como una versión del EP8 con 60 Nm en vez de los 85 Nm habituales de la versión oficial disponible para el resto de fabricantes y bicicletas. Puede parecer un paso atrás pero como veremos, es ingrediente base para esta nueva forma de entender las e-MTB.
Equilibrio entre peso, asistencia y músculo
Salvo para usuarios fuera del circuito de la bicicleta de montaña, aunque no es complicado identificar la Rise como una e-bike, el diseño y apariencia de la nueva eléctrica de Orbea es de los más conseguidos entre las MTB electrificadas.
Estamos hablando de una bicicleta con cuadro de carbono OMR de menos de 2.5 kg de peso, geometría más cercana a la bicicleta de trail que a la de enduro, pero que cumple en ambos extremos y por supuesto en disciplinas situadas en medio.
Con esta premisa, la principal diferencia de la Orbea Rise con la clásica e-MTB es que, en filosofía, no es una bicicleta que te lleva a ningún lado sino que son tus piernas las que deben ganarse la entrega de potencia, la cual se adapta a la cadencia natural de pedaleo, que como veremos podemos “personalizar” con ayuda de dos perfiles de uso.
El punto de partida es claro: el pedaleo (y más concretamente la cadencia) del ciclista es básico e imprescindible para que el motor EP8 RS actúe, como se comprueba rápidamente en la elección de un plato de 32 dientes que ayuda a conseguir una cadencia más alta.
Aunque en esta prueba me estoy centrando en la experiencia y sensación con una e-MTB diferente a lo que hay actualmente en el mercado (y que probablemente pasen un par de años en replicar otras marcas, a las que Orbea de entrada lleva dos años de ventaja en el desarrollo conjunto con Shimano), la Orbea Rise es toda una máquina a nivel técnico y de componentes. De hecho no hay gama “económica” para este modelo, que parte de 6.299 euros para el modelo más básico, la Rise M20.
Hay varios montajes. El que yo he probado es el de rango más elevado, y encontramos buena parte de lo mejor del mercado a nivel de componentes y mucha creación exclusiva precisamente para este modelo, desde el citado plato de 32 dientes hasta el compuesto de las ruedas, exclusivo por ahora para esta versión de la Orbea Rise.
En total, en las mejores configuraciones, estamos hablando de un peso de poco más de 16 kg, una cifra nada común para una bicicleta eléctrica de este segmento.
El motor Shimano EP8 RS, la clave de la experiencia
El Shimano EP8 RS de la Orbea Rise no presenta diferencias físicas respecto al EP8 que podemos ver montado en otras e-mtb. Sus dimensiones y peso son las mismas. Pero no es ni del lejos el mismo motor en todo lo demás.
Puede llamar la atención que ofrezca 60 Nm en vez de los 85 Nm nominales del original, pero en nuestra prueba no hemos echado de menos en falta nunca esos Nm extra. Trialeras con pendientes de más del 20% se han podido subir con agilidad y precisión recurriendo al modo Boost que nos “saca” efectivamente los 60 Nm.
El trabajo de los ingenieros de Orbea se ha producido en el firmware y todo lo que tiene que ver con la experiencia de la potencia que entrega. Se ha trabajado en cómo y cuándo se debe producir la asistencia para que ésta sea lo más natural posible, también el ajuste del par motor o la cadencia necesaria para iniciar la ayuda a nuestro esfuerzo muscular.
Pero si bien la gente de Orbea se ha encargado de perfilar el funcionamiento del EP8 RS, es el usuario el que tiene en sus manos la gestión de su experiencia.
La gestión del motor Shimano se realiza con ayuda de la aplicación E-Tube de Shimano. Desde allí podemos cambiar de perfil, configurarlos a nuestro gusto y en definitiva, crear una experiencia con la Orbea Rise lo más cercana posible a cómo queremos disfrutar de la e-MTB.
De entrada contamos con dos perfiles posibles. Para cada uno de ellos hay además tres modos de funcionamiento que a su vez admiten 10 niveles de personalización de los parámetros nivel de asistencia, par máximo entregado e inicio de la asistencia. La app, aunque bastante intuitiva, no acaba de ser lo ágil que uno está acostumbrado con otros servicios.
De los dos perfiles, el primero es el que está más destinado a un uso de la e-MTB más calmada y “trail”, mientras que para el segundo perfil lo habitual será escoger ajustes que la asemejan a una eléctrica de montaña (que es casi decir de enduro) clásica, con más potencia entregada y actuando además mucho antes.
Tus piernas determinan el nivel de asistencia eléctrica
Como hemos comentado anteriormente, el par máximo del motor Shimano EP8 RS es de 60 Nm, que son justo 25 Nm menos que el estándar de este motor en otros modelos de bicicletas que ya lo usan.
¿Qué tiene pues de especial la versión RS en la que ha colaborado Orbea y Shimano? Pues la clave está en cómo se ha mapeado ese motor para que vaya entregando esa potencia.
El objetivo de Orbea era conseguir una experiencia de asistencia lo más real e invisible posible. Eliminar los tirones, prescindir de retrasos en la transmisión de la energía y sobre todo que sean nuestras piernas las que demanden la entrega del motor eléctrico.
A esa experiencia más invisible se unen aspectos del diseño y también del funcionamiento, donde destaca que, en el modo de asistencia Eco más conservador, el ruido en funcionamiento no es nada apreciable. Cuando buscamos un uso más clásico, el motor ya se hace presente.
Más destacable todavía es el hecho de que, sin el motor en funcionamiento, no hay penalización alguna. Puedes completar una salida entera sin encender el motor y sin que haya rozamiento alguno de ese componente.
En general, en el modo Eco se puede conseguir un empuje de la bicicleta completamente natural y sin tirones. Cuando necesitamos más asistencia porque vienen subidas, primero debemos apretar nosotros y mejorar la cadencia para que la Rise nos ofrezca su ayuda.
La sensación final con el modo Eco, es la de tener un depósito de fuerza leve pero continuo que no nos hace desfallecer ni desanimarnos en las subidas. Cuando más nos esforzamos por pedalear, más ayuda tenemos del motor. Si dejamos de hacerlo, el “chollo” eléctrico se acaba. Inmediatamente. Y eso ocurre en todos los modos de asistencia.
Al final, pese a su precio alto en buena parte por los componentes empleados, la Orbea Rise me ha parecido una e-MTB muy polivalente y aprovechable.
Podemos salir con la grupeta de siempre muscular sin que nadie se sienta ofendido porque no llevar el motor activo no nos penaliza en absoluto. Pero al mismo tiempo tenemos una bicicleta que se desenvuelve a la perfección en terrenos “endureros” tanto por rendimiento eléctrico como por agilidad y resistencia. Y para rematar, el modo Eco más conservador nos proporciona un punto de forma continuo y poder decir adiós a la sensación de no poder más en la subida más exigente sin que ello signifique ir de paseo. En absoluto.
Alrededor de los 80-85 rpm, la sensación de pedaleo es completamente natural, obteniendo una respuesta de la asistencia en relación perfecta con nuestro esfuerzo. Más sufrimos, más obtenemos.
La autonomía no es un problema
Hablar de autonomía de una bicicleta eléctrica es sumamente complicado. Tu peso, el terreno, el desnivel, tu estado de forma … todo afecta.
En esta Orbea Rise la batería de serie es de 360 Wh (celdas 21700, las mejores del mercado para este tipo de batería), una cifra que habrá hecho saltar las alarmas de quienes poseen una e-MTB más clásica. Es cierto que, si vas a usar esta bicicleta principalmente para hacer enduro o usando el modo Boost todo el tiempo, se queda muy corta. A no ser que le añadas la externa que suma hasta 600 Wh.
Lo interesante de la batería de la Orbea Rise está en lo bien emparejada que está con su principal modo de funcionamiento, con lo que se consigue una gestión más eficaz y precisa de la energía y eso, al final, acaba traduciéndose en una autonomía más larga y una mejor experiencia en salidas trail y all mountain, las cuales suelen alargarse más en el tiempo que las disciplinas donde habitualmente se ven e-mtb.
Un ejemplo: en salida por terreno eminentemente trail de alrededor de 50-60 km, con unos 1.000 metros de desnivel distribuidos a lo largo del recorrido, regresamos a casa con más del 60% de batería todavía disponible.
En total, según nuestra experiencia, podemos hablar de más de seis horas de media, reduciéndose lógicamente en modos que no son el Eco. Pero incluso con el Trail, que nos da un empuje y asistencia considerable, podemos realizar salidas de unas 3 horas y más de 1.500 metros de desnivel.
Además de la mejor autonomía, la limitación de potencia del Shimano EP8 RS a solo 60 Nm hace que el calentamiento del sistema sea menor y más controlado, y con ello el desgaste, algo que se agradecerá a largo plazo.
Una e-bike especial hasta para la interfaz
La idea de que “no parezca una e-MTB” en la Orbea Rise se ha trasladado a muchos elementos del diseño. Tenemos por ejemplo el botón de encendido, situado justo al lado del motor, lo que ahorra cableado y con ello peso.
Pero más interesante es el minimalismo en los controles. La Orbea Rise viene de serie sin elementos que la delaten como eléctrica. Nada de grandes pantallas o controles. Los diferentes modos se pueden cambiar directamente con un mando muy sencillo, intuitivo y compacto.
En cuanto a la interfaz de información y control de la Orbea Rise mantiene el patrón de “diferente” de la propia bicicleta. Como hemos indicado, no hay pantallas y solo disponemos de la interfaz Shimano EW-EN100 basada exclusivamente en tres LEDs.
El de la izquierda nos da información sobre el modo en el que vamos funcionando mediante el cambio del color del LED (ECO azul, TRAIL verde y BOOST naranja) mientras que el de la derecha nos mantiene al tanto del estado de la batería restante también mediante un código de colores.
Lástima que la elección de colores para los indicadores LED haga que, el modo Boost con tono naranja, sea algo difícil de apreciar de un vistazo a veces.
La idea final es que podamos recurrir a nuestro GPS de cabecera para disponer en él de la información adecuada. Nosotros lo hemos podido probar con soluciones de Garmin, de las más compatibles con esta Rise de manera especial gracias al desarrollo de la aplicación Orbea RS Toolbox
Podemos escoger entre relojes avanzados de tipo Fénix o el Enduro que pudimos probar para este test con la Orbea Rise, u optar por soluciones dedicadas como los ciclocomputadores tipo Garmin Edge 830 o 1030 Plus, el nuevo modelo de Garmin y que, con su gran pantalla, complementa perfectamente a la Rise a la hora de conseguir toda la información que queremos sobre el estado y funcionamiento del modo eléctrico de la Orbea Rise.
Si aun así quisiéramos una pantalla externa más clásica, existe la opción de colocar el display de Shimano, donde ya podemos realizar cambios de perfil (también podemos hacerlo desde el smartphone pero necesitamos conectividad a Internet) así como tener información sobre el modo y valores con los que estamos pedaleando.
Orbea Rise, análisis: la opinión de Xataka
De la Orbea Rise quizás te hayas parado en su precio para decir basta, no me interesa. Lógico si eres un “casual” del mundo de las e-MTB o incluso de las bicicletas de montaña que no son de gama de entrada. Pero esta reciente bicicleta eléctrica tiene un precio que entra dentro de su mercado y competidoras.
La diferencia la marca el motor personalizado, un Shimano EP8 RS que, es cierto, ofrece menos par motor que el nativo y menos batería de serie, pero a cambio ganamos una experiencia que convence más al ciclista que, pese a optar por una e-MTB, no quiere dejar de tener sensaciones clásicas sobre su bicicleta. Mantener él el control y no al revés.
Bicicleta eléctrica Orbea Rise M20 2021 con cubiertas Maxxis Dissector 2.40″ 60 TPI 3CMaxxTerra Exo TLR, ruedas Race Face AR 30c Tubeless Ready y cambio trasero Shimano SLX M7100 SGS Shadow Plus.
La bicicleta ha sido cedida para la prueba por parte de Orbea. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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La noticia
Orbea Rise, análisis: la e-bike de montaña más real aparece cuando Orbea se permite mapear el motor de Shimano
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Penalva
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