De cuando ‘Fast & Furious’ iba sobre coches: las monturas más míticas de Toretto y O’Conner
Tras no pocos retrasos, se estrena en España ‘Fast & Furious 9‘, la última entrega de la saga con Dom Toretto y compañía como protagonistas. Y es la excusa perfecta para repasar las dos monturas más míticas de la exitosa franquicia y que nos devuelven a cuando estas películas eran una oda a los coches y al tuning.
‘Fast & Furious‘ ha ido ganando enteros en presupuesto y escenas espectaculares, pero su esencia con los automóviles como principales protagonistas se ha ido diluyendo a cada nueva entrega. Antes era puro tuning y carreras ilegales en plena carretera, ahora tienden más a ser meras películas de acción.
Y es que respecto a los 200 millones de dólares de presupuesto que ha tenido ‘Fast & Furious 9‘, la primera película, ‘The Fast and the Furious’ (o A Todo Gas en España) gozó de 38 millones de dólares y ‘2 Fast 2 Furious: A todo gas 2’ de 76 millones. No es poco, pero la brecha es considerable.
Regresamos a ese momento, con menos dólares pero más nitro y lizas callejeras con los coches más icónicos de Toretto (Vin Diesel) y Brian O’Conner: eterno hermano, pero ya fuera de la saga tras la muerte de Paul Walker. Hablamos del Dodge Charger R/T de 1970 y del Toyota Supra de cuarta generación, claro. Pura nostalgia y muchas curiosidades.
El eterno Dodge Charger de Toretto
Si hay un coche que viene rápidamente a la mente cuando hablamos de ‘Fast & Furious’ este es el Dodge Charger R/T clásico de Dom Toretto. De hecho, no solo ha sido protagonista en la primera entrega, sino que ha estado presente en seis de las nueve películas incluyendo la última.
Este mítico automóvil, con su motor V8 modificado sobresaliendo del capó es parte del imaginario colectivo. De esa guisa ha aparecido en tres entregas: en la primera, ‘The Fast and the Furious‘, así como en la cuarta ‘Fast & Furious: Aún más rápido’ o la quinta ‘Fast & Furious 5’ o ‘Fast Five’.
No obstante en la séptima lució palmito convertido en todoterreno, además del plateado y rebautizado como Charger Maximus, en ‘Fast & Furious 8’ (o ‘The Fate of the Furious’) fue tuneado estilo Mad Max y en la última se toma menos licencias, aunque también desaparece el motor a la vista sobre el capó.
A nivel de trama el Dodge Charger R/T de 1970 es sumamente importante para Toretto, pues lo modificó junto a su padre para convertirlo en una potente máquina de más de 900 CV imbatible en el cuarto de milla con una marca de 9,0 segundos.
Así se lo confiesa Dom a Brian O’Conner en ‘The Fast and the Furious’ como también que a sus mandos falleció su padre, por lo que desde entonces lo ha guardado en el garaje sin conducirlo.
No obstante Dom vence sus temores y vuelve a conducir este coche en esta primera entrega, además de protagonizar una de las carreras más míticas de la saga contra el Toyota Supra de O’Conner.
En ésta acaba destrozado y volando por los aires tras un choque en un cruce con un camión y después de salvarse de una suerte similar en un paso a nivel.
Como curiosidad, según señala Dodge, en realidad el Charger de 1970 del padre de Toretto podía ser incluso más rápido en el cuarto de milla y completarlo en 8,4 segundos.
No obstante del récord que cosecha el Toretto senior se debe a que lo firmó en Palmdale (California), ciudad que se ubica a 810 m sobre el nivel del mar. Y a más altura, menos oxígeno, por lo que un propulsor de combustión opera peor, de ahí que su marca fuera de seis décimas menos rápida.
Y otra: pese a que el más icónico de los Charger de ‘Fast & Furious’ es el de 900 CV, el Charger Maximus plateado mate de la séptima película, que protagoniza la escena de despedida de O’Conner-Walker, fue el más potente.
Esta delicia artesanal iba equipada con un V8 y dos supercargadores que lo llevaban hasta los 2.250 CV, lo que supone 1.350 CV de entrega más que el original. Así, era capaz de acelerar desde parado hasta los 100 km/h en 2,0 segundos y superaba los 250 km/h en 8,0 segundos.
El Dodge Charger R/T ha sido el escogido por LEGO para el primer y único set Technic de la franquicia ‘Fast & Furious’. Es a escala 1:13, “se eleva” sobre su eje trasero, consta de 1.077 piezas y su precio es de 109,99 euros. Está agotado aunque se aceptan pedidos, ya que su tirada se ha ampliado.
La magia del cine y el Charger
Para la primera película se utilizaron varias unidades del Dodge Charger R/T: su número exacto se desconoce, aunque se cree que fueron unas cinco. Todas databan de 1970 excepto una que era de 1960 y tres fueron preparadas para las escenas de acción. La magia del cine estuvo presente, por supuesto.
Por ejemplo, cuando Dom enseña el Charger a O’Conner en el garaje, la unidad utilizada para esa escena fue la única que contaba con el monstruoso motor HEMI instalado y sobresaliendo del capó. Este propulsor fue cedido por el fabricante Chuck Taylor, especializado en motores para vehículos modificados de carrereras drag.
Así lo confiesa en este vídeo Craig Lieberman, asesor técnico en las dos primeras películas de la franquicia. En concreto, este inmenso bloque era un 392 HEMI de 7.3 litros, usado entre 1957 y 1958, y que operaba con gasolina y etanol. Iba aderezado, entre otros, por un supercharger Mooneyham 671.
Sin embargo, como señala Lieberman, los Charger utilizados en las escenas de acción no llevaban instalado este motor: lo que se veía sobre el capó en estas secuencias era una mera reproducción no operativa, pues en realidad estas unidades se movían gracias a un Mopar V8.
Además, el sonido del motor de estas escenas tampoco se corresponde con la mecánica, pues se trataba de un HEMI atmosférico y no sobrealimentado.
Siguiendo con los trucos del séptimo arte, en la liza contra el Supra, el Charger hace un caballito al arrancar. Para elevar su eje delantero a las nubes se recurrió a un sistema hidráulico alojado en el trasero, normalmente utilizado para que los dragster hagan sus famosos caballitos o wheelies.
El humo de los neumáticos vino de la mano de una máquina de humo, aunque también se añadió digitalmente en postproducción.
Por otro lado, tanto el Supra como el Charger saltan antes de de romper la barrera del paso a nivel: dos rampas fueron las culpables de que ambos coches hicieran dicha cabriola. Y el tren se añadió posteriormente en postproducción.
El Toyota Supra de Brian O’Conner
Aunque no es la montura con la que se presenta al personaje de Paul Walker en ‘The Fast and the Furious’ (ese honor recae en un Mitsubishi Eclipse GSX de 1995), el Toyota Supra de cuarta generación ha pasado a convertirse en el coche más representativo de O’Conner.
Y es que el argumento de la primera película gira en parte alrededor de este automóvil, que lleva Brian al garaje de Dom para convertirlo en un “coche de diez segundos”. Es decir, capaz de completar el cuarto de milla en ese tiempo. En él trabajan durante días e invierten entre 15.000 y 20.000 dólares en restaurarlo y ponerlo a punto, si no más.
Así, este Toyota Supra MKIV tuneado, con su kit de carrocería, su pintura naranja Lamborghini Diablo Candy Orange Pearl y los vinilos laterales luciendo el diseño ‘Nuclear Gladiator‘ firmado por Troy Lee, ha pasado a ser otro de los mitos sobre ruedas de la saga.
Junto al Charger es protagonista en la señalada secuencia final que enfrenta a Dom y O’Conner. Y sirve como detonante de una larga y bonita amistad entre ambos personajes, pues Brian se lo entrega a Toretto para que escape a sus mandos al final de este primer film. “Te debía un coche de 10 segundos”.
Más allá de este primer y mítico Supra, el deportivo japonés, y siempre de cuarta generación, ha lucido palmito en varias películas de la franquicia. En ‘2 Fast 2 Furious‘ aparece en otra de las carreras más legendarias de la saga, conducido en este caso por el antagonista Slap Jack (Michael Ealy).
En su caso vestía en dorado y el motor DOHC 2JZ-GTE iba aderezado con un turbo Greddy T-88, un sistema de óxido nitroso y un kit de carrorcería diferente.
Y para la ya mencionada secuencia de despedida de Walker se escogió precisamente un Toyota Supra, concretamente de 1995 y en color blanco.
Además, en ‘Fast & Furious 5’ otro Supra MKIV aparece en escena, aunque con mero atrezo y en la inminente ‘Fast & Furious 9’ vuelve el Supra, aunque a diferencia del resto en la que es su nueva generación.
La unidad del Supra utilizada en la secuencia final de ‘Fast & Furious 7’ pertenecía a la colección personal de Paul Walker. Además en postproducción se añadió el sonido del Mitsubishi Eclipse GSX de ‘The Fast and the Furious’.
Un Supra que pasó de realidad a ficción
De nuevo, Craig Lieberman entra en la ecuación con este mito de la saga. Y más que con el Charger, pues pues el de la película se basó en su propio Supra tuneado. De hecho, fue el llamado hero car, utilizado en algunas escenas de ‘The Fast and the Furious’ y el único que realmente contaba con modificaciones mecánicas.
Liberman, fanático de los coches y el tuning, se hizo con los servicios de un Toyota Supra de cuarta generación, concretamente de 1994 y de color blanco. Era de segunda mano, había recorrido 27.993 millas (unos 45.000 km) y le costó 24.000 dólares.
Este Supra disponía de la mecánica de fábrica, el 2JZ-GTE biturbo de 3.0 litros, 320 CV y 451 Nm, asociado a un cambio automático de cuatro velocidades. Pero Liberman le aplicó modificaciones durante varios años, tanto a nivel mecánico como estético.
Tras mimar el Toyota Supra a su gusto, Universal Pictures lo escogió para que fuera una de las monturas de la película, además de ficharlo como asesor técnico.
Según cuenta Liberman, en su Supra se mantuvieron prácticamente todas sus aportaciones mecánicas, aunque su estética sí que varió para el film, ya que antes de aquello contaba con un kit de aerodinámico distinto e iba pintado en amarillo.
Ese trabajo corrió a cargo de Eddie Paul, padre de modificaciones de coches para la gran pantalla como los de ‘Grease’, ‘Taxi’ o el remake de ’60 Segundos’.
Así, al Supra de ‘Fast & Furious’, a parte de las pinturas de guerra, se le añadió un labio delantero, un difusor trasero y unos faldones laterales Bomex, así como un capó TDR, un generoso alerón plano de aluminio APR en la zaga, faros xenón HID, un sistema de iluminación de neón para los bajos o unas llantas Dazz Motorsport Racing Hart M5 Tuner de 19 pulgadas asentadas sobre unos neumáticos Yokohama AVS S1.
Asimismo, en su interior contaba unos baquets Sparco Milano en tela y con arneses de cuatro puntos, salpicadero de fibra de carbono, jaula antivuelco MFS, acelerómetro G-Tech Pro, además de bondades como dos Play Station (la 1 y la 2), cargador de CD, subwoofers varios o una cámara Minolta 6450 VHS-C.
Todo ello acompañado del trabajo previo de Craig Lieberman, con un sin fin de ingredientes tuning para llevar al Supra casi hasta los 570 CV. Entre ellos encontramos un turbo Turbonetics T-66, un colector RPS, un sistema de óxido nitroso que aportaba un extra de 100 CV, un intercooler y un enfriador de aceite Greddy o un embrague de competición Clutchmasters Stage III.
En el menú también estaba una caja manual de seis velocidades Getrag, con adaptador secuencial Stillway, un sistema de escape Greddy Power Extreme, unos frenos de competición AP Racing con discos perforados de 14 pulgadas y pinzas de seis pistones, amortiguadores Bilstein, o barras estabilizadoras Stillen, entre otros.
Con todos estos ingredientes, este Toyota Supra ya legendario firmaba los 569 CV, sin aplicar el óxido nitroso, y era capaz de acelerar de 0 a 90 km/h en 4,3 segundos y a los 160 km/h en 9,2 segundos. El cuarto de milla no lo hacía en 10 segundos, si no en 12,2 segundos y alcanzando los 204 km/h. Su velocidad máxima era de 298 km/h.
En total, se adquirieron ocho Toyota Supra para el rodaje de la película, además del de Lieberman. Tres de ellos fueron utilizados para las escenas de acción y se decoraron como este hero car, aunque su mecánica era la serie.
Universal Pictures recicló algunos de los Supra de ‘The Fast and the Furious’. Por ejemplo, los tres acondicionados para las escenas de acción estuvieron presentes en ‘2 Fast 2 Furious: A todo gas 2’, aunque se les cambió la decoración, las llantas, el kit de carrocería o el sistema de vídeo y audio para convertirlos en la montura de Slap Jack.
Objetos de deseo
Tanto el Dodge Charger R/T como el Toyota Supra de ‘Fast & Furious’ son hoy en día carne de coleccionistas. Curiosamente el primero que se vendió fue el Supra de Liberman: un año después de acabar el rodaje de la primera película recibió la oferta de un comprador neerlandés que no puedo rechazar.
Y es que según señala obtuvo 185.000 euros de beneficio, por lo que debió venderlo por una buena suma, aunque no la revela. Asegura que su hero car sigue en Países Bajos (o al menos así era en 2019 que es cuando publicó el vídeo en su canal de Youtube) y que se mantiene exactamente igual a como estaba cuando se desprendió de él.
“No me arrepiento”, comenta en el vídeo. “Disfruté cada minuto con ese coche. Nadie podía saber que estos coches iba a hacerse tan populares 20 años después o que Paul Walker iba a fallecer”.
Y es que a día de hoy, los coches del actor se subastan por sumas astronómicas. Empezando por los de su inmensa colección personal: por ejemplo hace un par de años se vendieron hasta 19 automóviles de su garaje por un montante de 2,33 millones de dólares (unos 2,1 millones de euros al cambio).
En cuanto a los propios Supra y Charger, hace unos días Barrett-Jackson ha subastado una de las unidades del Toyota Supra utilizadas en los rodajes de ‘The Fast and the Furious’ y ‘2 Fast 2 Furious’. Era uno de los stunt cars que, tras finalizar la grabación de la película, retomó la decoración original del primer film. El mazo ha bajado nada menos que en 550.000 dólares, cerca de 461.550 euros.
Una cifra que supera triplica la de otro de los Supra utilizados en las escenas de acción de ambos films, también reacondicionado con la decoración de la primera película: Mecum Auctions lo vendió al mejor postor en 2015 y alcanzó los 185.000 dólares (hoy, unos 151.200 euros).
En lo que respecta al Dodge Charger, también Barrett-Jackson subastó en 2013 una de las unidades acondicionadas para las escenas de acción en ‘Fast & Furious: Aún más rápido’, la cuarta entrega, y ‘Fast & Furious 5’. La puja ganadora fue de 95.700 dólares (80.200 euros actuales).
Una suma a años luz de la cosechada por el Dodge ‘Maximus Ultra Charger’ de ‘Fast & Furious 7’ que se subastó en noviembre de 2019 en Arabia Saudita. Única en su especie, esta brutal máquina de 2.250 CV alcanzó la astronómica cifra de 1,7 millones de dólares, es decir 1,4 millones de euros al cambio. Larga vida a los Charger y Supra tan rápidos como furiosos.
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La noticia
De cuando ‘Fast & Furious’ iba sobre coches: las monturas más míticas de Toretto y O’Conner
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Alejandra Otero
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