Por qué Ourense ha llegado a tener las máximas temperaturas de Europa en ciertas épocas del año
Los ourensanos están más acostumbrados al calor de lo que comúnmente pensaríamos para una de las provincias gallegas. El municipio ha batido el récord, varias veces en las últimas décadas, de las temperaturas más altas marcadas en Europa. No es que haya superado la cifra absoluta, sino que ha superado en las mismas fechas a otras ciudades típicamente tórridas, y por un una diferencia notable.
Gallega, pero calurosa
Las costas del Océano Atlántico siempre han sido famosas por ser frías y húmedas. Incluso en verano, Galicia disfruta de temperaturas más suaves que el resto de la península debido al clima oceánico puro. Bueno, al menos en casi todo su territorio, porque si tenemos en cuenta a Ourense puede que no se cumpla esta premisa.
Encastrada entre montañas verdes y bañada por el Miño, Ourense es, sin duda, un tanto peculiar. Y es que, aunque es de un carácter muy gallego, y no tiene nada que envidiar en paisajes y ambiente a sus provincias hermanas, en vez de contar con un clima puramente oceánico a veces se dan episodios más propios de zonas subtropicales. Esto ha llevado a que se batan los récords de temperaturas máximas varias veces a lo largo de las últimas décadas.
La anterior ocasión fue en 2017, cuando Ourense batió la máxima durante el mes de mayo. Por entonces, la ciudad alcanzó los 37,6 ºC (junto a Ribadavia), lo que supuso la ruptura del récord europeo para esas fechas. En ese tiempo, toda la península vivía un clima muy caluroso para la primavera, pero especialmente la capital ourensana, que registró durante todo el mes temperaturas sostenidas por encima de los 30 ºC, alcanzando habitualmente los 36 ºC.
En 2013, en plena ola de calor de julio, Ourense llegó a los 45 ºC, con una sensación térmica de hasta 51 ºC
En 2013, en plena ola de calor de julio, Ourense llegó a los 45 ºC, con una sensación térmica de hasta 51 ºC, mientras que en Sevilla, una ciudad típicamente calurosa, se alcanzaban los 45 ºC, y que en Europa las máximas rondaban los 40 ºC.
En 2012, esta ciudad también se situaba entre las más calurosas de primavera, alcanzando temperaturas equiparables a las del sur peninsular. En julio de 1990 se alcanzó en Ourense la extrema cifra de 42,2 ºC un número récord, de nuevo, para esas fechas. Y así la cuenta se hace larga, con numerosos episodios similares. ¿Cómo se explica que Ourense sea una de las ciudades más calurosas encontrándose tan al norte?
No obstante, no hace falta que nos remontemos atrás en el tiempo para identificar la peculiar calidez que acarrea el clima de esta provincia gallega. Según el archivo meteorológico elaborado por Meteoblue durante los últimos días del actual mes de junio la temperatura máxima ha ascendido hasta rozar los 35 ºC, lo que, una vez más, la consolida como una de las regiones europeas con el clima más cálido.
Un clima subtropical en Galicia
En 1900, Wladimir Peter Köppen diseñó un sistema de clasificación climática. Esta consiste en una clasificación climática natural mundial que identifica cada tipo de clima con una serie de letras que indican el comportamiento de las temperaturas y precipitaciones que caracterizan a dicho tipo de clima. Según esta clasificación, Galicia se encuentra en un clima oceánico puro o suboceánico, identificado con las cifras Cwb y Cwc.
Sin embargo, Ourense no entra dentro de esta clasificación, sino que corresponde a un clima Csa, es decir, un clima mediterráneo típico. El mediterráneo típico se caracteriza por veranos secos y calurosos, con temperaturas medias por encima de los 22 °C e inviernos húmedos y lluviosos, con temperaturas suaves. Cuanto más frío es el mes, según este sistema, más lluvioso resulta; y a la inversa, cuanto más caluroso es el mes, más seco resulta, aunque no tienen por qué coincidir de forma exacta.
En un clima oceánico, como el del resto de Galicia, sin embargo, los veranos son mucho más frescos que en áreas con clima húmedo subtropical o mediterráneo. ¿Por qué se aparta tanto del resto de la región? La respuesta está, sin duda, en la orografía. Los valles del Miño y el Sil producen una barrera geográfica que dirige el clima.
La orografía y el clima crean una capa de nubes que puede actuar provocando un efecto invernadero
Así, en ellos se produce una suerte de pozo térmico promovido por un efecto de inversión térmica. Este fenómeno se da cuando las capas más frías y cercanas al suelo no pueden ascender ya que son bloqueadas por una capa fría inmóvil. Esto genera una capa de nubes y calima sobre Ourense, lo que provoca un aumento de temperaturas en la zona debido a un efecto invernadero local, donde la radiación procedente de la superficie rebota. Así, aunque la mañana amanezca fresca, a medida que transcurre el día, la radiación solar calienta el aire que permanece imperturbable en la misma zona.
Esta configuración orográfica, de hecho, habría sido la responsable de la explosión de vida que ha vivido la región en los últimos 120.000 años, tras la glaciación. Según señalan los geógrafos del departamento de Xeografía de la Universidade de Santiago de Compostela, la diversidad de temperaturas responde a los contrastes existentes entre las diferentes zonas de la geografía gallega.
Dichos contrastes, a su vez, se deben, como decíamos, a la configuración geográfica tan particular de Galicia en combinación con las distancias que hay hasta el océano Atlántico. Así, tanto en los valles interiores del Miño y el Sil, como en las depresiones interiores de Verín y Monforte, se dan temperaturas muy altas en comparación con el norte de Galicia, donde se pueden registrar hasta veinte grados menos por estar sometidas a vientos más frescos, procedentes del océano.
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La noticia
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Xataka
por
Santiago Campillo
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