‘It takes two’ o cómo hacer un juego cooperativo que te enganche hasta las tantas y no quieras dejar de jugar
A mi pareja y a mí nos encantan los videojuegos. Ella es de títulos como ‘Hitman’, ‘Trópico’ y ‘Los SIMS’; yo soy más de pegar tiros y los MMORPG, pero ambos compartimos la pasión por sentarnos delante del televisor, coger cada uno un mando y jugar juntos. ¿El problema? El multijugador parece ser sinónimo de jugar online, y claro, no tiene gracia jugar ella en el salón y yo en el cuarto, o que uno juegue y el otro mire. Y es entonces cuando, tras leer algunas reviews y ver los comentarios, decidimos comprar ‘It takes two‘. Bendito el momento.
Nos lo descargamos en la PlayStatiojn 4 (porque conseguir la PS5 está difícil) y comenzamos a jugar. El juego se descargó a eso de las 21:30. Cuando quisimos darnos cuenta, eran las 1:30 de la madrugada. El tiempo se nos había pasado volando. Nos habíamos divertido como verdaderos enanos jugando. Hoy, lejos de hacer una review, me gustaría contaros qué ofrece y por qué es tan divertido desde un punto de vista estrictamente personal.
Colaborar, colaborar y colaborar todo el rato
Los modos cooperativos de los videojuegos suelen tener un pequeño problema. Salvo que el juego esté bien diseñado, puede darse la ocasión de que uno tire del carro y otro simplemente se deje llevar. Eso pasa, por ejemplo, en los modos de supervivencia por oleadas de los shooters. ‘It takes two’, sin embargo, es todo lo contrario. No puedes hacer absolutamente nada si los dos jugadores no colaboran, y eso es muy divertido.
No os voy a spoilear la historia que, todo sea dicho, es un poquito bastante triste, aunque los dos personajes tienen un carisma y un puntito de humor sensacional. Quedaos con la idea de que, por lo que sea, los padres de una niña se convierten en muñecos y deben colaborar para volver a sus cuerpos originales. Esa es la premisa del juego, una premisa como cualquier otra para obligar a los jugadores a colaborar en todo momento.
El juego es en pantalla partida y cada jugador debe elegir a Cody o a May, el padre y la madre. No es una decisión cualquiera, ya que uno hará unas cosas y otro hará otras, y ninguno de los dos podrá pasar de nivel o superar un obstáculo sin la ayuda del otro. Y eso es lo más divertido. No estás jugando callado y de forma pasiva, sino que estás todo el rato hablando con tu pareja (o tu amigo o tu hermano, con quien juegues) y trazando estrategias, discutiendo como resolver los puzles y dando ánimos.
Todo está pensado para que no dejes de aprender y de adaptarte con tu pareja. Un ejemplo: en una parte del juego tienes que matar avispas. Uno tiene que rociarlas con una resina explosiva y otro le tiene que disparar con cerillas. Si el primero no acierta, el otro no podrá hacer nada. Si el segundo no acierta, por más puntería que tenga el primero las avispas seguirán matándoos. Es así todo el rato y es divertidísimo.
Las risas están garantizadas, sobre todo cuando ves cómo a uno de los jugadores le cuesta más superar cierto obstáculo mientras tú esperas, porque tendrás que esperar a que tu compi llegue y te ayude a superar la siguiente fase. Eso, unido al cambio constante de mecánicas, hace que el juego, que dura entre diez y 12 horas, no se sienta nada largo. Es más, nosotros hemos hecho sesiones de cuatro horas que se nos han pasado volando.
Y no te aburres, porque no paras. El juego es un ir y venir de puzles, de retos, de desafíos y de “no te mueras, que revivo enseguida”, “ya sabes, doble salto y pulsas cuadrado para el empujón”, “ay, perdona, que me caído” y demás momentos divertidos que se disfrutan muchísimo jugando en pareja. Y aquí, que peco de ñoño, me gustaría destacar que aún siendo una historia de amor y superación, el juego no es empalagoso. No es ‘Love actually’ o ‘Sin compromiso’, no os preocupéis.
Otro aspecto interesante es lo bien encajado que está todo. Hazelight y Josef Fares han conseguido hilar la historia al milímetro, haciendo que todos los retos, diálogos y situaciones se sientan orgánicos. No hay nada forzado. El juego te lleva de un escenario (y qué escenario) a otro con sentido, con un hilo narrativo que te mete de lleno en la historia. Al final, todo esto redunda en un juego sensacional que merece la pena ser jugado de principio a fin.
El único aspecto negativo, si es que puede considerarse como tal, es que no está doblado al español, pero el doblaje es tan bueno que no se echa en falta. Mi recomendación personal: jugadlo, y si es en pareja mejor. Por 40 euros es un videojuego que merece muchísimo la pena y que demuestra que el cooperativo, cuando está bien hecho, puede ser muy divertido.
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La noticia
‘It takes two’ o cómo hacer un juego cooperativo que te enganche hasta las tantas y no quieras dejar de jugar
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Xataka
por
Jose García
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