Probamos el Land Rover Defender 110: el confort en carretera de un gran SUV para el todoterreno con más personalidad del mercado
En el mundo de los todoterreno, hay algunos modelos que han alcanzado el status de iconos. Uno de ellos es sin duda el Land Rover Defender, del que hemos probado su última versión en carrocería larga 110, con el motor diésel de 240 CV y acabado First Edition. ¿Al barro?
Para el equipo de diseño de una marca como Land Rover, debe ser todo un reto dar forma a un Defender del siglo XXI. La dualidad de crear un coche moderno y actual, que cumpla con las exigencias de hoy en día y que al mismo tiempo se identifique como un miembro de la familia Defender nacida hace más de 70 años, no es tarea sencilla. Pero lo han logrado.
Al menos eso me pareció al ver las primeras imágenes del Land Rover Defender presentado en 2019, fue lo que pensé después de que mi compañero Jesús Martín montase en uno de los prototipos en Inglaterra y lo mismo que pude reafirmar cuando tuve delante de mí el coche que protagoniza esta prueba.
Moderno sobre lienzo clásico
El nuevo Land Rover Defender 110 es la versión larga de las dos que ofrece el nuevo todoterreno. Mide 4,75 metros de largo, frente a los 4,58 metros del Defender 90. Esta unidad en concreto llevaba la rueda de repuesto colgando del portón posterior, lo que además de reforzar su robustez y carácter todoterreno, también le lleva hasta unos considerables 5,01 metros de largo.
También debemos tener en cuenta que mide 1,96 metros de alto, siendo así un coche muy alto y rotundamente diferente a los SUV que pueblan nuestras calles hoy en día, a los que verás por encima del techo en los semáforos como si fuesen insignificantes SUV.
Si nos fijamos en las líneas maestras de su carrocería, son las mismas que tenían los viejos Defender. Un frontal muy vertical, voladizos muy cortos con las ruedas situadas en los extremos y una trasera en la que el portón va perpendicular al suelo a 90 grados. Todo ello regado con un espacio para el habitáculo con altura y contundencia, hacen que se vea imponente lo veas por donde lo veas.
Visto de frente su aspecto es moderno y agresivo, gracias a esa parrilla que sube muy vertical pero que tiene líneas horizontales, a unas ópticas con mucha personalidad y carácter y a un capó de gigantescas dimensiones que, a mí que mido 1,75 metros, me llegaba a la altura del pecho. Las letras DEFENDER en color negro a lo ancho de esa sección son otro elemento destacado. También luce el logo de Land Rover sobre la parrilla.
Entre los múltiples guiños al Land Rover Defender “de toda la vida”, en el capó encontramos unas molduras de color negro con rugosidades que están inspiradas en las planchas metálicas utilizadas en modelos de antaño. También están las ventanas alpinas situadas en los laterales del techo, diseñadas originariamente para que los ocupantes de las plazas posteriores pudiesen ver las montañas en los Defender de los años 70, aunque en este caso el techo solar panorámico ofrece más campo de visión.
La unidad de pruebas venía equipada con las llantas de 20 pulgadas (de serie de 18 pulgadas), aunque en opción se puede aumentar el diámetro hasta las 22 pulgadas. Por otro lado, llevaba la carrocería pintada en color plata, con el techo en contraste, de ahí que luzca el color negro en la parte superior.
La sección trasera, esa que ocupa desde la fila posterior de asientos hasta el portón, está marcada por la gigantesca superficie acristalada que ocupa hasta los laterales del maletero, donde debería estar el pilar C o D en este caso. Al ir los cristales tintados en negro quedan muy integrados con el techo y hacen que apenas se aprecie lo grande que es. Rompe ese espacio una plancha metálica en el color de la carrocería, que es puramente decorativa y que integra una vez más el logotipo de Land Rover.
Visto desde atrás, el Land Rover Defender es indudablemente un Defender. Me parece que han conseguido mantenerlo fiel al original y al mismo tiempo darle un toque vanguardista con suma maestría. ¿Cómo?
Con esas luces LED, formadas por diminutas secciones enrasadas con el perfil posterior del coche, muy minimalistas y que al mismo tiempo son una fantástica reencarnación de las luces que tenían los primeros Defender.
Un interior con personalidad
No cabe duda que el diseño exterior del Defender irradia personalidad, y lo mismo ocurre con el interior, donde lo que encontramos es un habitáculo muy amplio, con mucha calidad y sobre todo, diferente a lo habitual en el mercado.
¿A qué me refiero con el adjetivo “diferente”? Pues a detalles como que las molduras de puertas y consola central tengan unos preciosos remaches metálicos a la vista que refuerzan su robustez y que dejan ver el color de las piezas metálicas que lo conforman.
También es diferente porque mantiene elementos como la barra de agarre delante del asiento del copiloto, pero hasta este detalle tan necesario en los 4×4 de antaño para que el pasajero dispusiese de un apoyo cuando circulaba por zonas complicadas, se ha reinterpretado extraordinariamente bien y se ha tapizado con un material suave para que sea agradable al tacto. La marca lo llama interior constructivista.
Las letras Defender también están presentes en esa parte del salpicadero que además es cóncava y hace las veces de guantera abierta gigante (6,9 litros), integrando por ejemplo la plataforma de carga por inducción del teléfono móvil o muchísimo espacio para dejar objetos cotidianos sin que se desplacen gracias a una superficie de goma que lo recubre.
Es tan amplio el habitáculo del Defender 110 que permite diferentes configuraciones de cinco, seis o 5+2 plazas incluyendo una tercera fila de asientos en esta última configuración. La de seis plazas se consigue colocando un asiento opcional delante entre piloto y copiloto, lo cual nos permite entender el enorme tamaño que hay en esa zona. Nuestra unidad no la llevaba, pero sí llevaba una guantera con nevera incluida.
La calidad de los acabados y materiales empleados es muy alta. Los mandos de climatización bizona quedan muy a mano y son sencillos de accionar, el volante de radio grande tiene muy buen tacto tanto en el aro como en los botones multifunción y en general podemos decir que el interior está muy bien resuelto con infinitos huecos para dejar cosas y con muchas tomas de conexión USB para cargar dispositivos desde todas las plazas.
Además, se ha digitalizado por completo, ya que el cuadro de relojes ahora está formado por una pantalla de 12,3 pulgadas cuya lectura es muy fácil. También puede recibir actualizaciones remotas y descargas de software para mantenerlo siempre actualizado, diciendo adiós para siempre al aspecto analógico de los viejos Defender.
La pantalla multifunción principal del vehículo queda integrada con maestría en el salpicadero, que por cierto está fabricado sobre una pieza de magnesio que es en la que se ha inscrito la palabra DEFENDER. Al ser un coche con una altura considerable, tiene estribos para subirse y agarraderas para ayudar a que los ocupantes suban.
En marcha con el Defender
El antiguo Defender era un coche que se había mantenido fiel al concepto original con el paso de los años, hasta que no se pudo justificar más tiempo que el chasis fuese de largueros o sus escasas propiedades para circular por carretera. Tampoco permitía incorporar muchos avances en materia de seguridad que le exigían digitalizarse un poco. No olvidemos que este modelo surgió como vehículo militar y posteriormente se adaptó para uso civil.
El nuevo Land Rover Defender, la cuarta generación de este modelo, nada tiene que ver con esos aspectos, así que podríamos hablar de un coche completamente nuevo. En él el chasis de largueros y travesaños ha dejado paso a una carrocería autoportante de aluminio.
Los ejes rígidos se han sustituido por avanzados sistemas de suspensión que, como en el caso de la unidad de pruebas, pueden llegar a incorporar suspensión neumática adaptativa, que además de un gran confort de marcha también permite modificar por completo la altura de la carrocería y adaptarla para su uso todoterreno.
Pongo en marcha el motor y comienzo a circular con el Defender. Esta versión estaba equipada con un motor 2.0 diésel de 240 CV, un motor que ha desaparecido en la gama 2021 para dejar paso al D250 con tecnología mild-hybrid. Moverse con un coche de este tamaño en ámbitos urbanos no parece sencillo sobre el papel. Hay que medirse y calcular bien a la hora de entrar por algunas calles estrechas o al acceder a aparcamientos pequeños, pero por suerte cuenta con muchas ayudas a la conducción que lo hacen más sencillo, como el sistema de cámaras perimetrales.
Incluso si optas por esa plaza extra entre los dos asientos de la fila delantera, el espejo retrovisor tradicional se puede convertir en uno por digital que utiliza la imagen de una cámara situada en la parte alta de la trasera para mostrar lo que hay detrás. Aunque sus cifras de prestaciones son bastante discretas con un 0 a 100 km/h en 9,1 segundos, permite moverse con bastante soltura y no quedarse atrás en las salidas de los semáforos gracias a unas marchas bajas con relaciones cortas y al buen funcionamiento de la caja de cambios de 8 velocidades.
En esos ámbitos urbanos ya me pareció que el Defender había dado un salto de gigante en cuanto a refinamiento y suavidad de marcha, algo que pude corroborar más tarde. Tras una semana conduciéndolo no tengo dudas que el aspecto que más ha evolucionado en este modelo es el confort de marcha en carretera. Ya no es de esos todoterrenos duros y rudos en este escenario, al contrario, creo que se acerca más a un Range Rover Sport por el confort que a un Defender de los antiguos.
El sonido mecánico prácticamente es imperceptible, lo mismo que el de rodadura, y es más el sonido aerodinámico lo que se escucha cuando vas a velocidades altas en autopista que cualquier otro sonido. También en carretera se percibe una perfecta sincronía entre el motor y la caja de cambios de 8 velocidades, ofreciendo siempre respuesta y moviendo el coche con bastante rapidez a pesar de su elevado peso, por encima de los 2.300 kilos.
Los 430 Nm de par a solo 1.400 revoluciones ayudan a conseguir esa fuerza en las salidas desde parado, y una vez que ya ha alcanzado velocidad entran las marchas altas con sus desarrollos más largos para dulcificar su comportamiento.
La posición de conducción es muy alta, y eso ayuda a que tengas una perspectiva del tráfico realmente buena. En curvas a ritmo alto se notan las inercias, no porque la suspensión peque de ser muy blanda y haga que oscile la carrocería, sino por el peso del conjunto que por naturaleza al ir tan arriba genera inercias.
En las curvas, la carrocería oscila solo a la entrada, pero una vez que ha alcanzado el punto de apoyo se mantiene en su posición y no tienes que estar haciendo correcciones con la dirección como sí ocurría con los viejos Defender y como sigue ocurriendo en otros todoterrenos que todavía optan por chasis de travesaños o largueros. Por suerte es fácil adaptarse a conducirlo e interiorizar esos movimientos laterales como algo normal, ya que la dirección está muy bien puesta a punto, es directa y precisa aunque podría ser un poco más comunicativa en algunas circunstancias.
Consumos bastante contenidos
Otro de los aspectos en los que la evolución entre este y el anterior Defender son como el día y la noche son los consumos. Esta versión de batalla larga con este motor homologa 8,9 l/100 km en ciclo WLTP, unos registros que solo podrás conseguir con una conducción muy relajada. Aun así, durante la prueba utilizando el coche 50% en ciudad, 40% en autovía y 10% en pistas, la media de consumo se quedó en 10,9 l/100 km, que considero es un muy buen registro para un coche de su tamaño, peso y capacidad.
Así pues, el nuevo Land Rover Defender nos demostró que el aspecto en el que más ha evolucionado es en la calidad de rodadura y confort de marcha en carretera, donde se encuentra al mismo nivel que sus hermanos de apellido Range y por tanto cumple con las necesidades de un cliente tipo, el que va a viajar con él habitualmente, que puede considerarlo alternativa a los SUV grandes.
Sabemos que un coche así ha de probarse en campo para conocer cuáles son sus capacidades todoterreno. Cómo funciona la caja transfer de dos velocidades (gama de marchas largas y cortas), cómo trabaja el Terrain Response o comprobar hasta qué punto el Wade Sensing (sensor de vadeo) es preciso a la hora de indicar en la pantalla central hasta dónde llega el agua y si debemos seguir adentrándonos en ese charco, hubiese sido lo que más nos hubiese gustado hacer.
Desgraciadamente durante la semana de la prueba, aplicaba una restricción de movilidad que nos impedía salir de la Comunidad de Madrid salvo por motivos justificados, e ir a hacer 4×4 no nos parecía el más indicado en caso de que nos parase un agente. Así pues, habrá que dejar para una nueva cita con el Defender el análisis de sus capacidades off road, y tal vez esta ya la hagamos con la versión corta Defender 90 que ya está llegando a los concesionarios españoles.
Land Rover Defender: nuestra puntuación
8.3
8
9
9
9
10
8
8
7
8
7
A favor
- Diseño
- Calidad acabados
- Confort de marcha
- Consumos ajustados
En contra
- Precio opciones
- Suspensión blanda
- Espacio para abrir maletero
El Land Rover Defender del Siglo XXI es una excelente recreación del original, mejorando en aspectos clave como el confort de marcha en carretera, la dotación tecnológica o los consumos. Ahora está mucho más en línea con lo que esperas de un SUV grande y confortable, heredando el saber hacer en ese aspecto de los Range Rover, pero no por ello parece haber perdido sus buenas formas fuera del asfalto y debemos seguir considerándolo como un todoterreno.
Con un precio para esta versión de 82.480 euros, obviamente no es un todoterreno de los más asequibles, pero a cambio es uno de los más completos en cuanto a equipamiento de serie y tecnología para dentro como para fuera del asfalto. Además, sigue manteniendo el encanto del Defender original en muchos aspectos y es el todoterreno grande con más personalidad del mercado, algo cada vez más escaso en los tiempos que corren. Simplemente por eso, el Land Rover Defender ya se lleva nuestra aprobación. Y obtiene un notable alto.
Ficha técnica
Versión probada | 110 D240 | |||
Cilindrada | 1.999 cm³ | Tipo de tracción | Integral | |
Bloque motor | 4 cilindros en línea | Combustible | Gasóleo | |
Potencia (CV @ rpm) | 240 @ | Capacidad del depósito | 89 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 430 @ 1400 | Consumo urbano | NA l/100 km | |
Masa en vacío | 2.323 kg | Consumo extraurbano | NA l/100 km | |
Velocidad máxima | 188 km/h | Consumo combinado | 8,9 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 9,1 segundos | Capacidad maletero | 857 litros | |
Transmisión | Automática 8 velocidades | Precio | 82.480 euros |
Fotografía | AirMadrid
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La noticia
Probamos el Land Rover Defender 110: el confort en carretera de un gran SUV para el todoterreno con más personalidad del mercado
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Héctor Ares
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