‘The Mandalorian’ T2 (crítica): cuando los personajes que son notas al pie se convierten en los auténticos héroes de la película

'The Mandalorian' T2 (crítica): cuando los personajes que son notas al pie se convierten en los auténticos héroes de la película

Es algo que se le ha dado siempre especialmente bien a ‘Star Wars‘. Los fans talluditos recordarán las series de dibujos animados de los ochenta de ‘Ewoks’ y ‘Droids’, y las propias películas de los Ewoks, que en España y otros países se estrenaron en cines con todos los honores. Y en aquellos tiempos en los que todo eran campo (y canon), los comics, libros y videojuegos se entretenían inventando historias para personajes secundarios que no pasaban el corte para ser protagonistas.

De hecho, en toda la nueva tanda de películas de Disney, la idea de la subserie ‘Una historia de Star Wars’, cuya continuidad quedó frustrada por la decepcionante taquilla de ‘Han Solo‘, era la que tenía ideas más estimulantes. En esta, se contaba el pasado de uno de los protagonistas más queridos de la saga, y su compañera ‘Rogue One’ convertía el típico plan rebelde de robo de planos imperiales en una mezcla de película de atracos y espías.


Y es que el fan de ‘Star Wars’ es fan también de los secundarios que apenas tienen trasfondo oficial. Lando Calrissian o el mismo Boba Fett eran originariamente, en sus primeras apariciones, como lienzos casi en blanco, personajes que el espectador podía completar a su gusto. Y de hecho, buena parte del carisma de la primerísima entrega procede de lo memorable de sus muy secundarios personajes en la primera mitad, del infausto Greedo a los Tusken, pasando por los inolvidables Jawas. No es de extrañar que estos dos últimos hayan aparecido como invitados en la segunda temporada de ‘The Mandalorian’, y que Boba haya tenido un peso nuclear en esta entrega.

Después de una primera temporada en la que la serie de Disney+ presentó una estructura y unas constantes (episodios casi autoconclusivos, referencias mínimas al universo ‘Star Wars’ para hacerla más accesible, tono de western, Grogu en primerísimo primer plano), esta segunda tanda de capítulos de ‘The Mandalorian’ es casi una constatación de su filosofía. Una reivindicación de los secundarios de ‘Star Wars’, de los héroes que no reciben homenajes entre la realeza, de aquellos que arriesgan su vida en pruebas de épica a pequeña escala.

‘The Mandalorian’: amenaza menor

El primer y el último episodio de la segunda temporada de ‘The Mandalorian’ tienen un detalle común: en ambos casos se hace referencia a la(s) Estrella(s) de la Muerte. En la primera, en un flashback podemos ver a los habitantes de un pueblo de Mos Pelgo, en Tatooine, jaleando la destrucción del segundo de estos mortíferos satélites artificiales, en una especie de gif tridimensional de la explosión. En el último, un soldado hace referencia a poco menos que los chapistas de la Estrella de la Muerte que murieron por culpa de los Rebeldes, en un guiño que entronca tanto con ‘Clerks‘ como con ‘Austin Powers‘.

Es decir, hasta en el lado de los villanos, ‘The Mandalorian’ está enamorado de los secundones. Llevar a esa filosofía al límite es lo que ha permitido convertir en un éxito una serie protagonizada por un héroe enmascarado con la voz de Pedro Pascal y un muñeco animatrónico sin líneas de diálogo. Sin embargo, estos personajes tienen sustancia, y no lo digo solo por la (casi siempre afortunada) insistencia de Disney por convertir a Grogu en una fábrica de memes.

Esa sustancia procede en buena parte del buen gusto con el que Jon Favreau y Dave Filoni reformulan los códigos del western y del cine de samuráis, a veces de modo tan extraordinario como en el primer o el quinto episodio de esta temporada, guiños respectivos a la idea del héroe solitario que vagabundea por terrenos hostiles, siempre ayudando a quien lo necesita. La clave en ese sentido está en el penúltimo capítulo de esta tanda, que con su homenaje a ‘Carga maldita’ deja muy claro su mensaje: por muy bellaco que hayas sido en el pasado, siempre hay oportunidad para la redención.

‘The Mandalorian’, así, hace suyas las grandes virtudes de los mejores momentos dela saga galáctica: el sentido de la maravilla, la devoción por un concepto de La Aventura casi platónico y la regurgitación de tópicos muy queridos por la cultura popular para dotarlos de nuevos significados. Es lo que siempre ha hecho la “baja cultura”: la literatura pulp, la serie B… y los secundarios carismáticos. Ahora, gracias a ‘The Mandalorian’, portadores de la épica más honesta.


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John Tones

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