Probamos el MINI John Cooper Works GP: la esencia de MINI, ahora con 306 CV y un comportamiento casi de carreras
La generación anterior del MINI John Cooper Works GP que probé en 2013 me pareció tan sublime que lo catalogué como uno de los mejores compactos deportivos de tracción delantera de toda la historia. Ahora MINI presenta la tercera generación del GP, un coche completamente nuevo que, gracias a sus 306 CV de potencia, se convierte en el MINI más potente de la historia. ¿Habrá sabido mantener las buenas maneras del anterior a pesar del aumento de potencia? Lo hemos probado y te lo contamos.
No es necesario decir que el nuevo MINI GP, como le llamaremos a partir de ahora para hacer más ‘mini’ el nombre de MINI John Cooper Works GP, es un coche que no quiere pasar desapercibido. Cada una de las 3.000 unidades que se fabricarán de este modelo, de las cuales 100 están dirigidas al mercado español (no corras, están ya todas vendidas) serán exactamente iguales y tendrán esa aerodinámica tan llamativa que ves en las fotos.
No hay configuración posible, ni extras que añadir, todos y cada uno de los 3.000 MINI GP serán idénticos. Lo único que les diferenciará será la numeración, ya que cada uno lleva su propio número en los pasos de rueda delanteros y en la tapa situada sobre la guantera delantera.
De 2.000 a 3.000 unidades
Los MINI GP siempre han sido coches fabricados en edición limitada. El primero sobre la base del R53 nació en el año 2006 y solo se fabricaron 2.000 unidades. Le siguió el segundo MINI GP sobre la base del modelo R56, en el año 2012, y de ese también se construyeron solo 2.000 unidades (prueba, parte 1 y parte 2).
En los últimos años la demanda de este tipo de coches para coleccionistas ha aumentado considerablemente en todo el mundo, y seguramente por eso han decidido aumentar un 33% la producción de los anteriores MINI GP, hasta alcanzar las 3.000 unidades en este de 2020.
El coche se presentó públicamente en el Salón del Automóvil de Los Ángeles del año pasado y desde un primer momento desató la locura, tanto por su espectacular aspecto exterior, como por las prestaciones que prometía. Aunque el tiempo exacto no se ha desvelado, este es capaz de bajar en más de 30 segundos el tiempo que hacía su antecesor en Nürburgring Nordschleife, lo cual es mucho decir.
Sentado por fin en el MINI GP
Por fin me dan las llaves de uno de los dos MINI GP que teníamos a nuestra disposición durante la presentación a prensa de este modelo y el BMW M2 CS y me acerco a ver el coche con detenimiento. Admito que me seduce por muchos aspectos.
El alerón posterior, con doble altura y el interior pintado en color rojo, es una auténtica obra de arte. Las letras GP en los extremos exteriores van pintadas en color rojo “Chili Red”. Si las señoras te miran con miedo y los macarras con respeto, es que el alerón tiene el tamaño idóneo.
La carrocería se ve espectacularmente ancha, principalmente por las molduras que cubren los pasos de rueda, que son deliberadamente exageradas. Están fabricadas en una estructura de plástico reforzado con fibra de carbono cosida hexagonalmente y si has montado alguna vez en un BMW i3 o en un i8, te recordarán a la trama de fibra de carbono que muestran ambos en chasis y salpicadero.
El color de la carrocería es sobrio, se trata de un gris oscuro llamado Racing Grey metalizado. Los detalles que realzan su figura son las líneas en color rojo en la parte inferior de la parrilla delantera y en las tomas de aire del faldón delantero, de grandes dimensiones y con una forma que hace que sobresalga de forma notable respecto al vértice delantero del coche.
Por su parte, cuenta con una serie de detalles en color negro que, en conjunto, hacen que el aspecto del coche sea espectacular. Hablamos del perfil de los faros, la rejilla central del radiador, las luces traseras, la tapa del depósito de combustible y los tiradores de las puertas, así como el logotipo “MINI” en el capó y en la tapa del maletero.
Junto a las luces traseras Union Jack oscurecidas al máximo, en la trasera hay otro elemento que destaca: el escape doble con salida en posición central formado por dos cañerías de 90 milímetros de diámetro. Espectacular.
Completan el conjunto unas llantas de 18 pulgadas con diseño de cuatro radios, pieza clave para conseguir un dinamismo que no tendría con una llanta más grande. En el centro llevan el logotipo GP en rojo y en su interior esconden el equipo de frenos con pinzas en color rojo y discos de 360 mm en el eje delantero.
Sensaciones aseguradas en frasco pequeño
Abro la puerta del MINI GP número 1.150 y lo primero que veo es un volante multifunción de piel con la marca en la posición de las 12. El volante lleva ancladas unas levas de cambio que están impresas en 3D, tienen tacto metálico, el logotipo GP en la parte inferior y suponen la primera pieza impresa en 3D que el Grupo BMW incorpora a un coche de producción.
Detrás del volante veo una pantalla digital idéntica a la que llevaba el MINI Electric que probamos a comienzos de este año. Es igual hasta que en ella se dibuja el logotipo GP cuando abres la puerta y a continuación, ya con el contacto activado, ves que tiene grafías específicas para este modelo, acordes con su talante más deportivo.
Los asientos tienen muy buen aspecto, ya que no son baquet puros, sino que cuentan con un mullido bastante considerable especialmente en los laterales para soportar el cuerpo de los dos ocupantes en curvas. Sí, solo dos porque aunque no lo habíamos dicho hasta ahora, el MINI GP sigue manteniendo la configuración biplaza, al igual que sus antecesores.
Las plazas posteriores han desaparecido y en su lugar una barra de torretas en color rojo recorre el coche de lado a lado justo encima del eje posterior, dándole rigidez al conjunto y, de paso, dejando un generoso maletero de infinitos litros.
Ajusto volante y asientos buscando la posición de conducción perfecta. Me sorprende por lo bajo que permite situar la banqueta a pesar del aspecto voluminoso de los asientos. Pongo en marcha el motor accionando el pulsador de color rojo situado en posición central en el salpicadero y el sonido que la mecánica emite es notable, aunque no escandaloso.
Salgo del Circuito del Jarama, ya que ese día no íbamos a poder entrar a pista, y comienzo a recorrer los primeros metros por la urbanización con la que delimita el trazado madrileño. Rápidamente me doy cuenta de que el MINI GP, a pesar de su aspecto considerablemente más voluminoso que el de su antecesor o que el de un John Cooper Works normal y corriente, mantiene intacto uno de sus principales atributos, la agilidad.
La dirección es súper directa y basta con un mínimo movimiento de volante para que el coche se insinúe y se mueva con precisión. Me dirijo a la autopista y en el propio carril de incorporación, acelero a fondo y empiezo a pelearme con el volante tratando de mantenerlo recto, lo cual será tónica general durante toda la prueba.
El motor 2.0 TwinPower Turbo ofrece 306 CV de potencia y un espectacular par motor de 450 Nm desde 1.750 RPM, que se mantienen constantes hasta las 4.500 RPM. Desde que empiezas a pisar el acelerador, el par motor se nota y cuando hundes el pie derecho con más ganas, intenta hacer sufrir a las ruedas delanteras que son las encargadas de pasar la potencia al asfalto, mientras juegan a repartir el par entre ambas ruedas gracias al diferencial.
Ese diferencial delantero mecánico marca el carácter del coche en positivo, ya que gracias a él es capaz de traccionar con efectividad a pesar de ser solo tracción delantera y de su gran caballería. Ese diferencial mecánico es el que provoca el movimiento de volante del que hablaba, que marca tanto el carácter del coche.
El coche incita en todo momento a ir a ritmo ágil, por decirlo de una forma sencilla. Primeros kilómetros por autovía y corroboro algo que ya sospechaba: no es ese su entorno preferido, ya que aunque la sonoridad interior es inferior a la de otros MINI (cosas de la Euro6) y el confort interior es bastante aceptable, en los baches y juntas de los viaductos se retuerce y se mueve con fuerza trasladando sacudidas al interior. Tal vez parte de culpa se deba a los 10 milímetros menos de altura de suspensión respecto a un MINI John Cooper Works normal.
Además los desarrollos son bastante cortos y a pesar de que caja de cambios Steptronic de 8 velocidades le sienta muy bien, no es el coche que deberías tener en tu garaje para hacer largos viajes.
Salgo pronto de la autovía y comienzo a hacer uno de los tramos de curvas habituales en nuestras pruebas. Paso al GP Mode del sistema de control de estabilidad, en el cual el coche es más permisivo en cuanto a la entrada en funcionamiento de los controles.
Es una auténtica delicia hacer curvas con él, ya que el coche parece ir sobre raíles, con un apoyo envidiable. Si tengo que utilizar un adjetivo que lo describa, este es precisión, ya que el coche permite ajustar al máximo las trazadas y sentir que en todo momento tienes un control del coche absoluto, gracias a la conexión única que se crea entre él y quien lo conduce.
He corrido varias carreras con un MINI Challenge de segunda generación y os aseguro que este MINI GP es lo más cercano que he probado de calle a ese coche de carreras. El tacto de la dirección, del equipo de frenos y en general la puesta a punto del coche, con notables caídas en el eje trasero y una conexión muy directa entre el motor y el resto del conjunto, son más dignos de un coche de carreras que de uno de calle.
Tal vez por eso, es un coche que incita desde el primer momento a ir con el cuchillo entre los dientes, a disfrutarlo y a hacer que la experiencia sea gratificante para quien lo lleva entre manos. No creo que sea un coche que se disfrute paseando con él. Como realmente te dibuja una sonrisa es tratando de ponerlo contra las cuerdas.
La caja de cambios Steptronic de 8 velocidades se comporta bien en modo automático, pero es cuando utilizas las levas cuando realmente te permite llevar el coche como a tí te gusta. Es más, me atrevo a decir que tal vez una caja de cambios manual de 6 velocidades, como la de su primo el BMW M2 CS, hubiese hecho que la experiencia de conducirlo fuese 100% redonda, incluso a pesar de perder algo de confort.
El sonido tal vez sea el único punto que me ha sorprendido en negativo, y no porque no emita un sonido bonito, que lo emite, sino porque ha dicho adiós a esos petardeos en retención a los que nos habían acostumbrado los MINI de talante más deportivo en los últimos aros.
A cambio, el interior tiene menor aislamiento acústico que un MINI convencional y si a eso unimos que la parte trasera vacía hace las veces de caja de resonancia, entendemos por qué la experiencia sonora, especialmente en el rango de las últimas 1.500 RPM antes del corte, que es donde entrega la potencia máxima, sea sencillamente celestial.
Conclusión del MINI John Cooper Works GP
Tras infinidad de curvas con el MINI John Cooper Works GP, os puedo asegurar que es casi imposible encontrar hoy en día un coche en el mercado que, por el precio de este, te transmita más sensaciones al conducirlo. Creo que los 100 clientes que han encargado su MINI GP en España por un precio de 45.900 euros han estado de suerte, porque se han llevado, sin duda, uno de los mejores compactos de tracción delantera de la historia.
Sí, se que dije eso mismo de su antecesor, pero es que este mantiene las bondades dinámicas de aquel y además es el MINI más potente de la historia con 306 CV. Si pudiese, tendría un MINI GP en mi garaje sin dudarlo, porque además su condición de edición limitada y que cada unidad esté numerada le permitirá mantener muy bien su valor de cara a futuro.
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Probamos el MINI John Cooper Works GP: la esencia de MINI, ahora con 306 CV y un comportamiento casi de carreras
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por
Héctor Ares
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