Probamos el Nissan Qashqai 1.3 DIG-T 160 CV, un SUV muy racional que convence pero no enamora
El actual Nissan Qashqai lleva siendo líder del segmento de los SUV desde su lanzamiento en 2014. A pesar de llevar ya seis años en el mercado y de una competencia cada vez más dura, el Qashqai se mantiene en lo alto de las listas de ventas en España y en Europa. ¿Qué hace que sea un modelo de tanto éxito? ¿Todavía tiene las cualidades necesarias para seguir siendo un top de ventas? Probamos el nuevo Nissan Qashqai 1.3 DIG-T de 160 CV y cambio de doble embrague DCT para averiguarlo.
El Nissan Qashqai es uno de los instigadores del segmento de los SUV compactos. Cuando llegó en 2007, la receta del Qashqai no tenía equivalente en el mercado. Una pizca de station wagon con una pincelada de monovolumen en las versiones de 7 plazas y una buena dosis de aspecto SUV, el Qashqai fue un éxito instantáneo. Perfeccionó así la receta inventada por Toyota con el RAV4 en 1994 y que prefiguraba el RAV Four en 1989.
El Qashqai popularizó los crossovers sy e convirtió rápidamente en la gallina de los huevos de oro para la marca. En su segunda generación (2014), el modelo renovó su diseño pero no su concepto. Y tras un ligero restyling en 2017, es básicamente el mismo Qashqai de 2014 que sigue actualmente a la venta cuando casi todos sus rivales se han ido renovado.
Podríamos pensar que es un problema para Nissan y que la competencia se lo va a merendar, sin embargo es todo lo contrario, al menos de momento. En 2019, el Nissan Qashqai ha sido el SUV más vendido en España con más de 30.000 unidades (le siguen el SEAT Arona y el Peugeot 3008). Y en Europa tampoco le va mal. El Qashqai, con más de 218.000 unidades, se impuso en 2019 como el cuarto SUV más vendido (por detrás del Volkswagen Tiguan, Renault Captur y Dacia Duster).
¿Cual es la razón de su éxito? ¿Todavía tiene sentido en el mercado frente a sus rivales? Probamos el nuevo Qashqai 1.3 DIG-T de 160 CV asociado al nuevo cambio automático de doble embrague, pero sin el Pro-Pilot, ya que solo está disponible con el acabado tope de gama N-TEC.
Tras su restyling de 2017, el Qashqai estrenó en 2019 una actualización técnica que le permite equipar por primera vez una caja de cambios de doble embrague, un cambio automático únicamente disponible, en opción, con el motor diésel de 115 CV y el gasolina de 160 CV.
Por otra parte, el cambio automático solo es compatible con la tracción delantera. Además, en esa ocasión recibió el sistema Pro-Pilot de conducción semiautónoma que había estrenado el Nissan Leaf de nueva generación, pero solo en el acabado más alto.
Motor y dimensiones
Con este restying, el Nissan Qashqai ganó en calidad percibida y diseño, reduciendo la presencia del plástico negro en sus parachoques. De hecho, éste se limita al bajo de los paragolpes, los faldones laterales y a los pasos de rueda. Salvo en las acabados más altos N-TEC y Q-Line donde esos elementos pasan a ser del mismo color que la carrocería.
Sus dimensiones no han cambiado sustancialmente. Mide 4,39 metros de largo, con una distancia entre ejes de 2.646 mm. A pesar de los años en el mercado, sigue siendo un coche que sitúa en la media baja del segmento, al igual que un SEAT Ateca (4,38 m). Algunos de sus rivales son bastante más grandes, como el Volkswagen Tiguan y sus 4,50 m, el Kia Sportage (4,48 m) o el Peugeot 3008 (4,44 m).
La principal novedad de este actualizado Qashqai es por una parte el motor 1.3 litros turbo de 160 CV y la presencia de una caja de cambios de doble embrague y 7 relaciones. El motor es ya un viejo conocido. De origen Renault, motoriza el Renault Kadjar (un modelo estrechamente derivado del Qashqai) y el Mercedes Clase A así como sus derivados (CLA, GLA, GLB y Clase B).
Hablamos en detalle de este motor aquí, pero resumiendo, se trata de un 4 cilindros de 1.3 litros sobrealimentado por turbo, con un elevada presión del sistema de inyección de gasolina (250 bares) y un sistema de alzado variable de válvulas ‘Dual Variable Timing Camshaft’, pensado para mejorar el par motor disponible a bajas vueltas y facilitar una curva de par más plana. En el Qashqai desarrolla 160 CV a 5.500 rpm y entrega 260 Nm de par motor máximo desde tan sólo 2.000 rpm hasta 3.500 rpm.
Un interior espacioso, pero con luces y sombras
A bordo, el restyling de 2017 ha permitido que la calidad de presentación mejorase parcialmente, pero manteniendo una pantalla y un sistema multimedia algo pasado de moda con respecto a sus rivales. A finales de 2018 ha evolucionado de nuevo. Sigue siendo una pantalla un tanto pequeña con respecto a sus rivales (7 pulgadas), pero la interfaz es nueva, un poquito más moderna y, sobre todo, el sistema es ahora compatible con Apple Car Play y Android Auto.
Además, cuenta con el sistema de navegación con mapas 3D, Servicio Traffic Premium (TomTom), actualizaciones de mapas online, búsqueda online de POI y App de navegación Door to Door, así como la cámara 360º, ideal a la hora de aparcar. Todos ellos, por cierto, son de serie a partir del acabado Q-Line. En cuanto al Pro-Pilot, solo está disponible en el acabado más alto N-TEC, en el que va incluido de serie.
El cuadro de instrumentos, en esta era donde progresivamente todos los modelos de su segmento van adoptando sistemas digitales, el Qashqai sigue fiel a los relojes analógicos con una pequeña pantalla digital entre el velocímetro y el cuentarrevoluciones, sin embargo la información que puede difundir es limitada y en ocasiones es incluso en un formato un tanto pequeño.
Sin llegar a ser ninguna referencia, la presentación general del salpicadero y la calidad percibida son muy correctas, pero algunos elementos siguen teniendo un aspecto excesivamente brillante y duros al tacto. Al final, la sensación es extraña, hay demasiados contrastes entre los elementos que transmiten calidad y los que transmiten simplemente que son de plástico.
Los cambios no sola afectan al sistema multimedia. El Qashqai cuenta ahora con asientos delanteros más largos y con mejorados soportes laterales. Todo sea por el confort. Y se nota, estos asientos sujetan más y son más cómodos que cuando salió este modelo, allá por 2014. La tapicería de cuero de la versión N-TEC que ilustra esta prueba contribuye a la sensación de calidad percibida mencionada más arriba. Recuerda a la tapicería de cuero de los DS, pero sin llegar al mismo nivel. El Qasqai no es premium, ni tampoco pretende serlo. Al fin y al cabo, prácticamente inventó el segmento y no necesita ser premium.
Delante, el espacio es amplio y es fácil encontrar la posición de conducción ideal. Detrás, el balance es igualmente positivo. No hay escasez de espacio en la fila trasera del Nissan Qashqai, y las dos plazas principales están bien diseñadas. Claro, que el pasajero central no estará tan cómodo como sus dos compañeros de viaje. En el centro, el asiento es más duro y redondeado. Claro que si lo comparamos con la mayoría de los SUV compactos del mercado donde la plaza central es más teórica que real, es casi un privilegiado.
Si bien las dimensiones realmente compactas del Nissan Qashqai no merman su habitabilidad, le pasan factura en términos de volumen de maletero. Es uno de los más pequeños del segmento: 430 litros. No es que sea pequeño en términos absolutos, pero el Peugeot 3008, por ejemplo, ofrece 520 litros y el Renault Kadjar (primo hermano del Qashqai), 472 litros.
El maletero cuenta con un plano de cargo con dos posiciones. En la posición alta, está a la altura del umbral de carga y de los respaldos de los asientos cuando los abatimos, al mismo tiempo que conforma así un doble fondo. También se puede poner ese plano en el fondo del maletero para aumentar la altura libre dentro del maletero. Es un sistema muy sencillo y barato, que le da un plus en versatilidad pero que no todos sus rivales poseen.
Al volante del Qashqai 1.3 DiGT-T
El Qashqai aprovechó el restyling para mejorar algunos de sus puntos débiles. Cuenta con una insonorización más cuidada del interior, una dirección más firme y barras estabilizadoras más rígidas. Su gran talento radica en haber sabido ofrecer un tamaño realmente compacto cuando nació, sin ceder a la tentación de crecer y añadir peso.
Recordemos que mide 4,39 m, pero cuenta con un techo bastante bajo, a tan solo 1,59 m. Al ser más bajo -o menos alto que sus rivales,según como se mire-, y más ligero (pesa 1.360 kg, cuando un Kadjar con el mismo motor y transmisión pesa 1.471 kg) gana tanto en vivacidad como en sobriedad. Acelera de 80 a 120 km/h en 6,5 segundos, por ejemplo. Pero sobre todo se muestra parco en consumo, con una media en la prueba de 7,5 l/100 km es capaz de bajar a 6,2 l/100 km en carretera.
En vías rápidas, la sensación de brío que mostró el coche en ciudad y en tramos revirados o en adelantamientos se desvanece en las vías rápidas. En incorporaciones, da la sensación de que no disponemos de 160 CV, pues el coche parece más lento de lo que cabría esperar. De hecho, Nissan anuncia un 0 a 100 km/h en 9,9 segundos. Es un tiempo más bien pobre. El Kadjar con el mismo motor lo hace en 9,3 segundos y el Mercedes A 200 (también con el mismo motor) lo cubre en 8,1 segundos. Y si miramos sus rivales, un SEAT Ateca 1.5 TSI de 150 CV con cambio DSG efectúa el mismo ejercicio en 8,3 segundos.
El chasis es otro punto fuerte del Qashqai. Es un coche naturalmente agradable de conducir: una dirección suficientemente directa, con un buen aplomo y agarre sin necesidad de endurecer las suspensiones en detrimento de la comodidad. Su simplicidad es finalmente lo que lo hace agradable de usar porque el Qashqai no pretende ser lo que no es.
Ofrece exactamente lo que promete: un coche familiar, cómodo y seguro gracias a su chasis dinámico, con suficientemente par motor y a bajas vueltas para moverse con cierta soltura, pero sin exigirle demasiado. De hecho, aunque el cambio DCT cuente con una función manual, vía la palanca, no hay levas en el volante para cambiar de marcha (ni siquiera en opción), prueba de que su vocación es la de un familiar que pueda moverse con soltura si hace falta. Nada más.
El Nissan Qashqai frente a sus rivales o porque el Qashqai sigue siendo líder
Los rivales son cada vez más numerosos en el segmento y sin embargo, el Qashqai sigue siendo líder en España y en el Top 5 europeo. Las razones son varias y a veces más complejas de lo que parece, pero se pueden resumir mediante los tres siguientes puntos:
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La agresiva política comercial de Nissan. Oficialmente, el Qashqai 160 CV con cambio DCT y acabado Q-Line cuesta 33.300 euros, pero Nissan lo anuncia con una oferta de financiación por 27.300 euros.
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Ofrece una excelente relación entre dimensiones exteriores y habitabilidad. En España, como en muchos países europeos, el espacio que ocupe un coche en la calle o en un garaje es relevante. Sí, un un Peugeot 3008 o un Toyota RAV4 ofrecen una habitabilidad soberbia (especialmente el Toyota), pero también miden 20 cm más que el Qashqai. Y aparcar los 4,60 m de un RAV4 o un 3008 en una gran ciudad donde cada cm de plaza cuenta (ya sea en la calle o en un parking), al final influye en la decisión de compra.
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Su relación precio-equipamiento es una de las mejores del segmento. Incluso rivales, como el Kia Sportage que tampoco se queda atrás en términos de relación precio-equipamiento, se ve superado por el Qashqai. Así, el Kia Sportage GT Line de 177 CV y cambio automático tiene un equipamiento inferior. Por ejemplo, se conforma con sensores de aparcamiento cuando el Qashqai ofrece una cámara 360º.
Y esos tres puntos, hacen que, en función de sus gustos o necesidades a lo hora de comprar un Qashqai, uno pueda aceptar que al interior del Qashqai ya se le notan sus años (diseño, batiburrillo de plásticos), que su aislamiento acústico ya ha sido superado por la competencia y que su chasis ya no sea una referencia -sin ser malo, como hemos visto-. Un Peugeot 3008 ofrece un confort y un dinamismo muy superiores, el SEAT Ateca y Ford Kuga son más dinámicos, pero un poco más secos en ocasiones, mientras que un RAV4 se muestra muy cómodo.
Nissan Qashqai N-TEC 160 CV: nuestra valoración
7.1
7
6
7
7
7
8
7
7
7
8
A favor
- Relación precio-equipamiento
- Motor con brío y parco
- Espacio en las plazas traseras
En contra
- Pantalla multimedia pequeña e interfaz algo pasado de moda
- Maletero pequeño con respecto a sus rivales
El Nissan Qashqai sigue siendo un propuesta muy válida, aunque ya no puede pretender ser la referencia, pues la competencia se ha puesto las pilas. Las recientes actualizaciones que ha experimentado son las justas para mantenerlo al día (sin que hayan supuesto una gran inversión y así poder mantener los precios ajustados). Y el Qashqai no necesitaba más para mantenerse líder.
Sí hay modelos con un diseño más llamativo, con un sistema multimedia más actual, más deportivos y/o más cómodos en su puesta a punto, pero al final, el Qashqai puede que sea el modelo más racional de todos. A pesar de los años, se defiende bien en casi todos los apartados sin que destaque en al menos uno de ellos. Al final, quizá la clientela no necesita más. Y esa es la razón de su éxito.
Nissan Qashqai 1.3 DIG-T DCT |
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Motor |
Gasolina. 4 cilindros en línea 1.332 cc. turbo |
Potencia máxima |
160 CV a 5.500 rpm |
Par máximo |
260 Nm de 2.000 a 3.500 rpm |
Transmisión |
Tracción delantera. Cambio automático de doble embrague y 7 marchas |
Dimensiones |
Largo x ancho x alto (mm): 4.394 x 1.806 x 1.590 |
Batalla |
2.646 mm |
Maletero |
430 litros |
Peso |
desde 1.390 kg |
80 a 120 km/h |
6,5 s |
0 a 100 km/h |
9,9 s |
Velocidad máxima |
198 km/h |
Consumo medio homologado (ciclo WLTP) |
7,1 /100 km |
Consumo medio en prueba |
7,5 l/100 km |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Nissan. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Daniel Murias y Nissan
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Probamos el Nissan Qashqai 1.3 DIG-T 160 CV, un SUV muy racional que convence pero no enamora
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Daniel Murias
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