¡De locos! Este Mercedes-AMG G 63 es un todoterreno de lo más bestia: se estira hasta los 954 CV y 1.278 Nm
La que hoy nos ocupa es una de las preparaciones más brutales que pueden encontrarse del ya de por sí irracional, y maravilloso, Mercedes-AMG G 63. La firma el especialista alemán Posaidon, que lleva al extremo todoterreno a un estadio superior, acercándole a los 1.000 CV.
El Mercedes-AMG G 63 protagoniza el lado más salvaje del nuevo Clase G que, aunque parece que fue ayer, se estrenó hace ya más de dos años. Este ‘ladrillo’ superlativo de formas cuadradas, muy capaz fuera del asfalto y con rendimiento de superdeportivo sobre él, no es que necesite inyección de potencia alguna, pero estos alemanes le meten más de 360 CV de entrega.
Y aunque cuenta con algunas modificaciones en su fisonomía que lo hacen más deportivo, Posaidon centra su hacer en la mecánica. Todo lo contrario que la propuesta de Lumma Design que se limitaba al apartado estético.
Con inyección de agua y capaz de llegar a los 280 km/h
Tras pasar por los cuarteles del preparador alemán, el V8 biturbo de 4.0 litros, 585 CV y 850 Nm, pasa a rendir nada menos que 953 CV y 1.278 Nm de par. Unas cifras que le permiten pasar de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos (el de serie lo hace en 4,5 segundos) y alcanzar una velocidad máxima de 280 km/h (limitada electrónicamente), en comparación a los 220 km/h del modelo de producción.
Números notables para un coche que no destaca precisamente por su aerodinámica.
Para conseguir semejante entrega, los chicos de Posaidon han reprogramado la centralita electrónica del Mercedes-AMG G 63, además de sustituir los turbos por otros más grandes, integrar un nuevo sistema de escape y realizar ajustes en la culata, el sistema de admisión o la refrigeración.
No obstante, el gran secreto de esta bestia de 953 CV es la incorporación de un sistema de inyección de agua, alimentado con un tanque extra ubicado bajo el piso del maletero, que permite bajar la temperatura del bloque y ayuda a mejorar su rendimiento. Una tecnología que encontramos, por ejemplo, en el estratosférico BMW M4 GTS.
Posaidon acompaña este corazón con frenos carbocerámicos, más livianos que los de serie y que contribuyen a contrarrestar el peso que supone el depósito adicional.
Asimismo, el capó es más voluminoso e integra entradas de aire, en fibra de carbono, que también ayudan a mejorar la refrigeración, y añaden un alerón en la zaga y refuerzos para las defensas frontales.
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¡De locos! Este Mercedes-AMG G 63 es un todoterreno de lo más bestia: se estira hasta los 954 CV y 1.278 Nm
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Alejandra Otero
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