El Heuliez Intruder es un loco todoterreno cupé-cabrio que esconde un Mercedes G 320. Y busca nuevo hogar
El Mercedes G Intruder de Heuliez es un curioso cruce de Mercedes SLK y de Mercedes Clase G Cabrio. ¿Mercedes G Cabrio? Sí, hubo un tiempo en el que la gama Mercedes-Benz contaba con un Clase G descapotable. No hablamos aquí de la versión original de 1978, todavía de corte muy militar con una lona por techo, sino de un Clase G ultra equipado y con capota eléctrica, el G 320 Cabriolet de 1997-1998. Y el Clase G es justamente el coche que sirvió de base para el Intruder de Heuliez, un modelo único, que vuelve a estar a la venta.
Heuliez no es tan conocido como Pininfarina o Bertone y sin embargo es otro gran carrocero europeo, que al igual que Bertone, ha desaparecido. Heuliez fue fundada a principios del siglo XIX al sureste de Nantes por Louis Heuliez, ruedero y fabricante de carruajes (de ahí el carruaje presente en su logotipo). A lo largo del tiempo esta empresa familiar fue creciendo y adaptándose a la evolución de los tiempos, en 1925 fabricaría su primer coche.
Heuliez nunca fabricó un coche para vender bajo su marca, pero sí que fabricaría numerosos prototipos y modelos de pequeña serie para grandes marcas, sobre todo a partir de los años 70, al mismo tiempo que fabricaba autobuses y toda clase de vehículos de lucha contra incendios.
La actividad de prototipos, concept cars y pequeñas series es tan lucrativa que en los años 90, la firma gala crea una filial en Italia, Heuliez-Torino, para estar en la cuna de los grandes carroceros. Al frente de la filial italiana, Marc Deschamps, antiguo jefe de diseño en Bertone y autor, entre otros, del Citroën Camargue, del Renault 5 Turbo y del Citroën XM.
Es en el contexto de la fabricación de pequeñas series que Heuliez presenta en el Salón de París de 1996, el Mercedes-Benz G Intruder, diseñado por Marc Deschamps. El Intruder tiene un estilo propio, alejado del Mercedes G que toma por base y al mismo tiempo es coherente en sus formas redondas con lo que hace Mercedes en ese momento, como el Clase E W211.
Sin embargo, si no fuese por la calandra Mercedes, el coche podría ser de cualquier otra marca. En realidad, tiene un estilo muy Marc Deschamps periodo años 90. Viendo obras anteriores, como el Heuliez Raffica, y posteriores, como el Lamborghini Pregunta, el Intruder es uno más de esa familia. Solo que da la casualidad que lleva una calandra Mercedes-Benz.
Con el Intruder, Heuliez quería explorar el concepto de los todoterrenos de lujo alejados del aspecto robusto y duro que lucían todos en esa época. De ahí que la base escogida fuese el 4×4 rústico de lujo por excelencia, el Mercedes Clase G. Sin embargo no partió de la base del G 320 Cabriolet, pues no llegó al mercado hasta 1997, sino de un G 320 normal y corriente.
Del Clase G, el Intruder conserva la elevada altura libre, la cual es incluso superior a la del modelo de serie para no perjudicar los ángulos de ataque y salida debido a la presencia de unos voladizos más grandes. La tracción integral, reductoras y bloqueos de diferenciales del G siguen estnado presentes, al igual que el 6 cilindros en línea de 3.2 litros de 208 CV y 300 Nm. Por cierto, para el G 320 Cabriolet, Mercedes optaría por el V6 de 3.2 litros y no el 6 en línea.
Viendo la carrocería nadie diría que es en realidad un Clase G. Ocurre lo mismo con el interior. Se trata de un biplaza, con asientos baquets, y un interior completamente rediseñado. A nivel estético, sin embargo, no ha envejecido tan bien como el exterior. El cuero plateado del salpicadero con apliques en madera y la tapicería azul es coherente con los años 90, pero el paso del tiempo no ha sido benévolo. Destaca también, el cuadro de instrumentos en el centro.
En su debut en el Salón de París de 1996, el Intruder tiene un techo tipo Targa, que hay que quitar a mano. Pero ese mismo año, en abril, Mercedes-Benz desveló en el Salón de Turín el Mercedes SLK. El roadster con techo duro retráctil que iniciaría la moda de los cupé-cabrio que hizo furor en la primera década del Siglo XXI (y que no era otra que una idea de los años 20 y 30 del carrocero Paulin para los Peugeot Eclipse). De BMW a Volvo, casi todos los fabricantes tuvieron en algún momento alguno en su gama. Y algunos, como BMW (Serie 4 Cabrio) o Ferrari (Portofino), todavía lo tienen.
Heuliez Intruder De concept car a comercial para vender techos retráctiles
Heuliez, que es ante todo un fabricante de pequeñas series para otras marcas (fabricó, por ejemplo, los Citroën BX Break, XM Break y Xantia Break, e incluso el BX4TC de rally), ve en el SLK una idea perfecta que vender a otras marcas y así conseguir nuevos contratos. El Intruder es así reconvertido en un descapotable con techo duro retráctil a lo SLK. Debuta en el Salón de Ginebra de 1998 con una llamativa librea roja y plata.
Obviamente, Mercedes no necesita los servicios de Heuliez, pero los generalistas sí. Entonces, los fabricantes no tenían la flexibilidad que tienen ahora en las líneas de montaje y recurrían a menudo a carroceros con líneas de montaje más pequeñas, como Karmann, Bertone, Pininfarina o Heuliez.
El Intruder gusta y llama la atención de la gente de Peugeot. La firma francesa encargaría entonces a Heuliez el desarrollo del mecanismo y del techo del Peugeot 206 CC, así como la fabricación de todo el módulo trasero (techo, mecanismo y maletero). Más tarde conseguiría el desarrollo y la fabricación del Opel Tigra Twin Top. Más adelante, el Intruder sería pintado en gris plata, color que luce hoy.
A principios de la década pasada, los grandes fabricantes ya son capaces de fabricar ellos mismos las pequeñas series y modelos especiales. En ocasiones, adquieren esa capacidad tras la compra de grandes carroceros, como el grupo Volkswagen que se hizo con Karmann, o el grupo Fiat con la factoría Pininfarina de Grugliasco (y donde ahora se fabrican Maserati). Heuliez no tuvo esa suerte y al igual que Bertone tuvo que cerrar. La marca francesa lo hizo en 2013.
En 2012, en el concurso de acreedores se procedió a la subasta de muchos de los prototipos y concept cars de Heuliez, entre ellos el Intruder. Fue adjudicado por 42.889 euros. Y si bien el coche arrancaba y funcionaba (tan solo tenía 141 km en su haber), el módulo de control del techo eléctrico, no. Pero Heuliez podía fabricarle uno nuevo al dueño del coche, si lo deseaba, por un precio desconocido.
Hoy en día, el coche está en venta en la inglesa DK Engineering con 1.700 km en su haber. Ésta, más famosa por sus excelentes restauraciones de Ferrari (es su especialidad), ha realizado una exhaustiva restauración valorada en 280.000 euros. Actualmente, el coche tiene 1.700 km. En cuanto al precio, si has de preguntar…
Fotos | Artcurial, Archivos Heuliez y DK Engineering.
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El Heuliez Intruder es un loco todoterreno cupé-cabrio que esconde un Mercedes G 320. Y busca nuevo hogar
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Motorpasión
por
Daniel Murias
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