El hidrógeno será la próxima revolución de los coches en Europa, que no quiere perder el tren de China, Japón y Corea
La Comisión Europea apuesta también por el hidrógeno como futura fuente de energía para el transporte. Europa sigue así los pasos de China, Japón, Corea del Sur. Singapur, Australia y…Alemania. Se espera que para 2050, el hidrógeno represente entre 12 % y 14 % del mix energético europeo.
Si bien las ventas de coches eléctricos empiezan a despegar tímidamente, su cuota de mercado a nivel europeo sigue siendo pequeña. En el primer trimestre de 2020 fue de 4,3 %. El crecimiento es notable, pero es muy dependiente de las subvenciones gubernamentales. En todos los países donde hay incentivos para su compra, las ventas despegan (Alemania, Noruega, Francia).
Y es que el coche eléctrico sigue teniendo sus inconvenientes, como el precio, la autonomía en autopista o el tiempo de carga, incluso en puntos de carga de 50 kW. Al final, para muchos clientes tener que aumentar en un 25 % o más el tiempo de sus trayectos largos (aunque sean viajes que realicen dos o cuatro veces al año), no les compensa.
De ahí que el coche de pila de combustible sea visto como el futuro, a pesar de que la oferta es actualmente anecdótica, la infraestructura de repostaje prácticamente inexistente y el coste elevado. El hidrógeno es a día de hoy una solución para el transporte de mercancías con rutas fijas, los autobuses y hasta los trenes. De cara al coche particular, el hidrógeno sí puede tener futuro, pero a largo plazo.
Los estados empiezan a ver un interés estratégico en el hidrógeno
Y esto se debe a que ya no solamente algunas empresas privadas, como Toyota, Honda o Hyundai en el sector de la automoción, ven futuro en el hidrógeno, sino que también los estados empiezan a apoyar las inversiones en ese campo. Además de las potencias asiáticas, Europa también apuesta ahora por una estrategia del hidrógeno para alcanzar una neutralidad climática.
De momento, es solo una declaración de intenciones. Pocos son los países europeos que han efectivamente invertido en desarrollar la producción y exportación del hidrógeno, así como en sus infraestructuras.
Alemania, con 7.000 millones de euros lideraría la inversión en el continente. Su objetivo es producir 5 gigawatios de energía vía hidrógeno, producido en su mayoría por energías renovables, en el año 2030.
En España, la inversión es más pequeña. Enagas quiere impulsar un plan de inversiones de 2.250 millones de euros para convertir a España en un país exportador de hidrógeno a Europa.
España no es el único país europeo a la cola en inversión para el hidrógeno. El gobierno de Emmanuel Macron prometió en 2018 una inversión de 100 millones de euros cada año para el desarrollo del hidrógeno y de momento, la inversión no ha llegado.
El hidrógeno tiene futuro siempre y cuando se obtenga de fuentes renovables
La Comisión Europea espera que el mix energético de la Unión sea de entre 12 y 14 % a favor del hidrógeno en 2050. En sí, esos valores no tienen ningún interés. Y es que todo depende de cómo se genera ese gas vector de energía. Solo si el hidrógeno se obtiene vía fuentes de energía renovables y por electrolisis tendrá un impacto positivo.
Y es que el hidrógeno no es una fuente de energía sino un vector, una manera de transportar esa energía y sobre todo de almacenarla. Su transformación en gas y su uso en un camión, barco o automóvil requiere una infraestructura importante.
Recordemos que un coche eléctrico con pila de combustible simplemente transforma el hidrógeno comprimido en sus depósitos en electricidad emitiendo unicamente agua pura. Fabricar hidrógeno por electrolisis consiste a realizar el proceso inverso: romper una molécula de agua con electricidad.
Y para que sea una energía verde, esa electricidad inicial ha de provenir de fuentes limpias, como las renovables. Además, el rendimiento energético (de entre 35 y 40 %) del hidrógeno hace que pueda tener un coste elevado. Pero eso dependerá de lo que ha costado la electricidad inicial.
A día de hoy, circular con un coche eléctrico de pila de combustible es poco más que una utopía. La oferta de coches es muy limitada y su precio desorbitado. Especialmente cuando los puntos donde poder repostar cual gasolinera son casi inexistentes.
En una primera fase, sería el transporte pesado y marítimo los que primero se podrían beneficiar del hidrógeno. El coche privado, podría también en un futuro, ser una realidad. Al fin y al cabo, hace 10 años tampoco había muchos sitios donde recargar un coche eléctrico. Y en la actualidad, aunque la situación dista mucho de ser perfecta, está casi todo el territorio cubierto.
¿Por qué ese interés repentino por el hidrógeno?
Esta es la situación actual del hidrógeno en cuanto a transporte, sigue siendo incipiente. Sin embargo, el interés estratégico del hidrógeno no está unicamente en el transporte. El hidrógeno podría ser la solución ideal para el futuro tanto en el transporte, como en la reducción de emisiones o en la independencia energética.
El hidrógeno es abundante, sostenible si se obtiene vía fuentes de energía renovables, no genera gases tóxicos ni de efecto invernadero (solo genera agua), puede ser accesible en cualquier punto del planeta y su uso se puede dar en un gran número de aplicaciones, no solamente en el ámbito del automóvil. Vamos, como la gasolina actualmente.
Pero ¿por qué ese repentino interés de Europa por el hidrógeno? Es simplemente una cuestión estratégica. Más allá de lobbies que puedan tener un interés particular en que se invierta en el hidrógeno, debemos mirar la situación internacional.
Y es que Europa no puede permitirse dejar pasar otra oportunidad. Perdió la del coche eléctrico (probablemente debido a los grupos de presión de la industria automóvil) y ahora la dependencia de China para la obtención de materia prima y baterías para coches eléctricos es alarmante.
Viendo que en Asia están apostando fuerte por el hidrógeno, Europa debe hacer lo mismo, aunque sea por si acaso, para no quedarse de nuevo a la cola. Y el hecho de que China también se apunte al hidrógeno, es un buen indicador del potencial de ese combustible.
China está apostando fuerte por el hidrógeno. De hecho, está levantando la planta de hidrógeno verde más grande del mundo, mientras sigue quemando carbón para producir energía…
Japón se ha impuesto como el líder indiscutible del sector del hidrógeno, tanto a nivel de transporte de mercancías como a nivel particular, e incluso para la calefacción de los edificios. Para Japón, el hidrógeno es una cuestión de independencia energética y de crecimiento de sus exportaciones, más que una cuestión ecológica. Corea del Sur sigue los pasos de Japón, muy de cerca.
Y es que el hidrógeno asociado a fuentes de energía renovables podría permitir a Europa liberarse de la dependencia energética del petróleo, por una parte, y de China en cuanto a baterías, ya sea para coches eléctricos o de aplicación industrial, por otra parte.
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El hidrógeno será la próxima revolución de los coches en Europa, que no quiere perder el tren de China, Japón y Corea
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Motorpasión
por
Daniel Murias
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