La fusión entre el Grupo PSA y Fiat se complica después de que FCA aumente su deuda en 6.300 millones de euros
En diciembre de 2019, mientras la COVID-19 estaba a punto de ser conocida mundialmente, se hizo definitiva la fusión 50/50 entre Chyrsler (FCA) y el Grupo PSA; un acuerdo de 50.000 millones de dólares que creará el cuarto fabricante a nivel mundial.
Pero la crisis económica que ha provocado la pandemia está complicando las cosas. FCA acaba de sumar 6.300 millones a su deuda a través de un préstamo del Gobierno italiano, mientras que la aprobación definitiva del acuerdo con PSA puede verse aplazada al año que viene.
A la espera de veredicto de la UE
De momento, la Comisión Europea ha establecido el 17 de junio como fecha provisional para anunciar si aprobará la fusión transatlántica. El organismo europeo podría aprobar el acuerdo, o puede abrir una investigación de cuatro meses sobre la fusión, bajo la que se que promete alcanzar unas ventas anuales de 8,7 millones de unidades y unos ingresos combinados de casi 170.000 millones de euros.
El CEO de Fiat Chrysler, Mike Manley, aseguró que las compañías están camino de unirse para finales de año o principios de 2021 y que los términos del acuerdo no cambiarán por que están “escritos en piedra”. Esto significa que las condiciones de fusión deberían ser iguales para ambas compañías, con misma distribución de dividendos y mismo valor de mercado.
Sin embargo, el reciente préstamo que ha pedido FCA al Gobierno italiano para asegurar su liquidez tras el coronavirus no está poniendo las cosas fáciles. La empresa matriz de Jeep, Chrysler, Ram, Dodge, Fiat y Alfa Romeo ha sumado 6.300 millones de euros a su creciente deuda después de trasladar su sede legal a los Países Bajos, un paraíso fiscal.
Un fondo que ya tiene disponible de uno de los bancos más grandes de Italia, Intensa Sanpaolo. En palabras del CEO del banco, Carlos Messina, este capital es esencial para proteger un sector que representa el 6 % de la producción nacional de Italia porque, según los términos del préstamo, FCA usará el dinero para pagar a los empleados y proveedores, así como a financiar inversiones en el país.
Esta fusión responde a una creciente necesidad en la esfera automotriz de generar sinergias y ahorros. Así, uniría fortalezas de las dos marcas para avanzar en la esfera del coche eléctrico (donde FCA se ha quedado estancado), la movilidad autónoma y los vehículos conectados.
El matrimonio, según prometió Carlos Tavares, no implicará eliminar ninguna marca ni si quiera si su rentabilidad cae. De esta forma la nueva compañía asumirá el reto de gestionar su cartera para llegar a todos los segmentos del mercado y considera que las firmas se complementan bien geográficamente y en términos tecnológicos.
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La fusión entre el Grupo PSA y Fiat se complica después de que FCA aumente su deuda en 6.300 millones de euros
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Victoria Fuentes
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