Probamos el BMW X4 M Competition, un SUV de 510 CV que parece interminable y mantiene su lado racional
Los 510 CV de potencia que entrega son solo una cifra que eclipsa en parte el buen hacer del BMW X4 M Competition en muchos aspectos. Probamos un SUV que es capaz de dejar con la boca abierta a cualquiera mientras le mantiene el pulso a muchos superdeportivos.
Permitidme que comience la prueba del BMW X4 M Competition con una pequeña reflexión. El pasado domingo, Motorpasión cumplió 15 años de vida. Yo empecé a escribir aquí hace 12 años y lo hice casualmente con la prueba de un BMW M, también de color rojo, que viéndolo en perspectiva, poco tiene que ver con el que hoy nos ocupa.
Era el BMW Z4 M Coupé (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4), un espectacular deportivo biplaza de 343 CV que heredaba la mecánica de su hermano el BMW M3 Coupé de la generación E46. Ese era por aquel entonces el coche más aspiracional de BMW M. Hoy la gama M ha crecido y se ha diversificado mucho, pero sin duda uno de los modelos que más atención atrae es este BMW X4 M Competition que poco tiene en común con aquel, más allá de la M sobre la tapa del maletero.
500 kilos más pesado (1.495 kilos vs 2.045 kilos), 167 caballos más potente (343 CV vs 510 CV), 0,8 segundos más rápido en el 0 a 100 km/h (5 segundos vs 4,2 segundos), tracción trasera contra tracción a las cuatro ruedas y un precio que casi duplica al del BMW Z4 M Coupé (costaba 68.000 euros vs los 118.000 euros del X4 M Competition) demuestran que entre ambos, además de 12 años, haya habido mucha evolución del mundo del automóvil.
Los SUV como coches aspiraciones
Porque el fenómeno SUV comenzó expandirse y diversificarse hace apenas 8 años, con el desarrollo de estos vehículos de peculiar arquitectura, inicialmente derivados de los todoterreno, que empezaron a proliferar con distintos tipos, tamaños, variantes y planteamientos. Basta echar un vistazo a cualquier aparcamiento para darse cuenta de que los SUV triunfaron en el mercado, y ello llevó a la creación de otro jugoso sub segmento, el de los SUV de altas prestaciones y con ellos el paso de una compra supuestamente racional a otra algo más pasional.
Este que hoy nos ocupa no pretende ser un SUV más. Es posiblemente el único SUV de BMW con el que, a día de hoy, podrías mantenerle el ritmo a un BMW M4 Coupé en una carretera de curvas o en un circuito de carreras, siempre teniendo en cuenta que sus hermanos mayores los X5 M y X6 M todavía no han llegado a España (están a punto). También podría plantearse como una alternativa de compra frente a un M3 o M4.
Durante la semana que tuve el BMW X4 M Competition, no me cansé de mirarlo y admirar cada detalle de su figura. Con el color Toronto Red exclusivo para este modelo, los elementos en color negro que le diferencian de un X4 normal destacan más si cabe: los riñones delanteros, las molduras que hacen que el paragolpes frontal se vea más agresivo, las carcasas de los espejos retrovisores M, el pequeño alerón situado sobre la tapa del maletero o las insignias de designación del modelo, todos van en negro y le dan un toque más deportivo y canalla al mismo tiempo.
Puede gustar más o menos la línea de esta carrocería de este SUV medio de 4,7 metros con aspecto coupé, marcada por la forma de la parte posterior del techo, pero lo que no se puede negar es su espectacularidad lo veas por dónde lo veas.
Las llantas de 22 pulgadas con diseño de radios muy abiertos que dejan entrever las pinzas de freno en color azul, las cuatro salidas de escape o el sonido grueso y marcado que emiten estas cuando lo pones en marcha, son esos detalles que valora quien se decanta por un coche así.
El interior es igual o más espectacular que la parte exterior. A la amplitud de un SUV de este tamaño, con el techo muy alto especialmente en las plazas delanteras (está bien resuelto en este sentido en las traseras y no genera sensación de claustrofobia), gran superficie acristalada, se unen en esta versión una serie de detalles que lo hacen único y que te sitúan en una atmósfera muy especial.
Me refiero a los asientos deportivos de contornos muy marcados, tapizados en piel de la más alta calidad y con la letra M retroiluminada, las molduras en fibra de carbono dispuestas en el salpicadero, el volante multifunción de aro ancho tan típico de BMW M con los botones M1 y M2 destacando en color rojo, o los infinitos botones situados en la consola central que permiten configurar el coche a tu antojo en todos y cada uno de los parámetros que puedas imaginar.
A todo esto se unen detalles como los pilares de la carrocería pintados en color negro por dentro, la consola en fibra de carbono, la palanca selectora del cambio específica M con pequeños detalles en color rojo, que se combinan todos ellos con elementos característicos de los SUV como las guanteras y huecos grandes para dejar objetos cotidianos. Por si fuese poco, todo está rematado con verdadero cuidado por el detalle.
Al volante
Durante los primeros días de la prueba utilicé el coche en mis desplazamientos diarios. De casa al trabajo, del trabajo al centro comercial a hacer la compra, a hacer recados o a recoger al niño a la guardería. En este tipo de uso, el BMW X4 M Competition destaca por dos cosas, una positiva y otra no tanto.
El lado positivo lo encontramos en el carácter dócil y suave que adquiere el vehículo cuando lo llevas configurado en los modos ECO PRO o Comfort, que deberían ser los dos más habituales en ámbito urbano. El motor 3.0 turboalimentado se compenetra a la perfección con la caja de cambios Steptronic de 8 velocidades, que cuenta con tres niveles de rapidez para realizar los saltos de marcha. Si lo pones en el más suave la gestión electrónica hace que los pasos de una marcha a otro sean extremadamente sutiles, casi imperceptibles.
La caja de cambios tiende a ir en marchas muy largas, para descargar al motor, minimizar los consumos y mejorar el confort, lo cual no está reñido con falta de respuesta cuando lo necesitas, ya que gracias a los 600 Nm que se entrega entre 2.600 y 5.950 RPM solo tendrás que preocuparte por ir cerca de ese régimen para obtener una respuesta contundente.
Los consumos no son desmesurados para llevar un SUV de más de 500 caballos entre manos gracias a esa gestión electrónica que tiende a ir desahogando la mecánica o a soluciones tan básicas como el start/stop. Rondamos los 12 l/100 km de media, que no me parece mala cifra.
El único problema que le he encontrado viene por la reacción del coche cuando pasamos por zonas con asfalto roto o en mal estado, que por cierto cada vez son más habituales. Se muestra seco en las reacciones, especialmente en la extensión de las suspensiones que provocan cierta sacudida a los ocupantes. Las llantas de 22 pulgadas no ayudan, pero no creo que unas de 20 fuesen a solucionar este aspecto. La solución pasa más bien por tener ciudades con asfalto en condiciones, pero ese ya es otro cantar.
Por lo demás, cuenta con algunas ayudas que sobre el papel pueden parecer inútiles, pero a las que te acabas acostumbrando. Hablo por ejemplo del control por gestos, que permite subir o bajar el volúmen de la radio (y otros comandos también) con simples movimientos de manos en el aire. A pesar de que también puedes hacerlo desde botones físicos en el salpicadero y volante, no volví a usar estos últimos desde que cogí el punto a eso de mover las manos en el aire cual loco en su celda.
Tampoco dejo pasar una vez más la que bajo mi punto de vista es la asistencia a la conducción más acertada de los últimos años, el asistente de marcha atrás que recorre automáticamente los últimos 50 metros moviendo la dirección en sentido inverso al hecho anteriormente, muy útil para salir de plazas de aparcamiento complicadas.
Un buen rodador
Escapándonos de la ciudad por autovía, el BMW X4 M Competition muestra su cara más amigable. Es un coche que permite viajar con comodidad y a ritmos muy altos, disfrutando de un sorprendente confort de rodadura. Apenas hace ruido y cuando lo hace, es porque has pisado el acelerador para obtener una respuesta enérgica o porque llevas activado el botón que acciona el modo más sonoro de los escapes.
Una vez más la gestión electrónica de la mecánica permite moverse a ritmos de autovía en marchas muy largas (ves la octava engranada muy habitualmente) sin que las revoluciones apenas superen las 1.500 RPM y por tanto con la mecánica muy desahogada. En las pendientes descendientes basta con soltar el acelerador para ver cómo esa aguja del cuentarevoluciones baja hasta la posición de reposo, indicador de que se ha desconectado la transmisión para bajar los consumos.
Pero lógicamente este coche incita a quien lo lleva entre manos a hacer otro tipo de conducción. Incita a llevarlo en modo Normal o incluso a seleccionar el Sport en ocasiones, algo que puedes hacer desde los botones específicos en la consola central o pre-programando el M1 o M2 del volante. Con un solo toque el carácter del coche cambiará por completo y te permitirá hacer cosas tan divertidas como subir un puerto de montaña a ritmo alto dejando atrás al resto del tráfico o simplemente recuperar ritmo de viaje con suma celeridad después de tener que aguantar detrás de un camión que estaba adelantando a otro.
Llegan curvas
Pero como decía al principio de esta prueba, el entorno en el que este coche saca a relucir su cara más capaz es cuando la carretera se estrecha y llegan curvas. A veces te sentirás como si llevases una fiera encerrada, ya que el motor 3.0 corre tanto, tantísimo que es difícil encontrar un lugar donde dar rienda suelta y aprovecharlo al máximo.
Estirar las marchas una tras otra desde abajo, disfrutando de esa fulgurante aceleración de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos, es sorprendentemente adictivo. El coche no parece tener fin en este sentido, parece inagotable y que nunca va a dejar de empujar. Tal vez sea porque lleva el M Drivers Package que permite llegar a 280 km/h en lugar de cortar a 250 km/h.
En modo Sport y con el selector del cambio en el programa más rápido, aquellas transiciones entre marchas suaves e imperceptibles que premiaban el confort en ciudad, dejan paso a unos cambios marcados y bruscos, rápidos y ordenados como necesitas cuando estás haciendo conducción deportiva.
Me encanta el tacto de la caja de cambios, que cumple las órdenes que le voy marcando con las levas del volante. Y me encanta también lo que siento cuando empiezo a enlazar curvas a izquierda y a derecha a ritmo alto y con trazadas sutiles. El coche se siente muy ágil y rígido al mismo tiempo, permitiendo unos pasos por curva que sorprenden en un SUV de semejantes cotas.
Las algo más de dos toneladas de peso se camuflan bien y solo se hacen notar cuando inevitablemente peleas con el freno y la dirección para detenerlo a la entrada de la curva evitando el sobreviraje, que apenas hace acto de presencia. Me atrevo a decir que parte de culpa se debe al sistema de tracción a las cuatro ruedas, que cuenta con dos posiciones, 4WD y 4WD Sport.
En condiciones normales el 4WD hace un reparto activo de la fuerza entre ambos ejes, variando la intensidad que llega a cada uno de ellos para obtener la mejor tracción. En cambio, si como era el caso llevas seleccionado el 4WD Sport, hay una mayor carencia del eje posterior, que recibe más fuerza y marca el carácter del coche en las curvas.
Sientes como el coche se conduce más jugando con el eje trasero, que pasa a tener un papel principal. Tanto es así que incluso una vez que le has cogido el punto, las salidas de las curvas dando gas las haces sintiendo el eje trasero que, si llevas el control de estabilidad en la posición DSC Dynamic, te permite incluso derrapar con un nivel de control que no esperaba en un SUV de este tamaño.
Si lo comparas con un BMW X4 normal, el coche demuestra notables diferencias. Es más rígido en todos los sentidos, no solo por las suspensiones más firmes, sino porque cuenta con una serie de refuerzos para hacer que el chasis no se retuerza cuando le pidas entrar en una curva de 180 grados a ritmo alto.
Las barras estabilizadoras gruesas, marcadas por esa barra de torretas que cruza el vano motor de lado a lado y que queda tan vistosa cuando abres el capó, y la caída negativa en las ruedas delanteras, ayudan a que el coche gire en curvas muy bien, con un comportamiento muy plano de la carrocería que apenas oscila.
La dirección M Servotronic cuenta con desmultiplicación variable. En los modos deportivos es infinitamente más directa que en los que premian el confort. Permite hacer trazadas finas y ajustadas al vértice teniendo siempre una notable sensación de control, aunque a veces echo en falta que esté algo menos filtrada y sea más comunicativa.
Tras hacer varios puertos de montaña con él, creo que no me equivoco si digo que hay pocos coches de su tamaño y peso que puedan hacerle frente.
BMW X4: nuestra puntuación
8.1
A favor
- Calidad interior
- Tecnología disponible
- Sonido de escapes
- Comportamiento dinámico
- Confort
En contra
- Suspensión seca
- Opciones caras
- Capacidad del depósito justa
- Peso elevado
El BMW X4 M Competition es un más que digno miembro de la familia M de BMW. Aunque ésta haya diversificado su catálogo de productos hasta la incursión de los SUV de tracción integral, lo cierto es que el protagonista de hoy tiene un comportamiento que hace que, si nos lo dejasen conducir con los ojos tapados, salvo por algunas inercias lógicas por sus algo más de dos toneladas de peso, sería difícil saber si estamos al volante de este o de un BMW M3.
Tanto es así que según dicen los futuros M3 y M4 Coupé heredarán gran parte de la mecánica estrenada por estos BMW X4 M Competition. Eso sí, esperemos que en ellos la tracción trasera 2WD siempre esté disponible, ya que si no las dudas entre comprar uno de estos SUV prestaciones o una berlina de altos vuelos tendrán cada vez menos sentido.
Ficha técnica
Versión probada | M Competition | |||
Cilindrada | 2993 cm³ | Tipo de tracción | Integral | |
Bloque motor | 6 cilindros en línea Twin Turbo | Combustible | Gasolina | |
Potencia (CV @ rpm) | 510 @ 6.250 | Capacidad del depósito | 65 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 600 @ 2.600 – 5.950 | Consumo urbano | l/100 km | |
Masa en vacío | 2045 kg | Consumo extraurbano | l/100 km | |
Velocidad máxima | 280 (con M Package) km/h | Consumo combinado | 10,5 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 4,1 segundos | Capacidad maletero | 525 litros | |
Transmisión | 8 velocidades Steptronic | Precio | 111.900 euros euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Héctor Ares y BMW
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La noticia
Probamos el BMW X4 M Competition, un SUV de 510 CV que parece interminable y mantiene su lado racional
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Héctor Ares
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