En la desescalada, Madrid y Barcelona están dando más espacio a peatones y bicis y menos a los coches. ¿Será así tras la pandemia?
Iniciada la desescalada, el desconfinamiento gradual ha obligado a las ciudades españolas a dar más espacio a peatones y ciclistas en detrimento de los coches y el tráfico rodado a fin de evitar las temidas aglomeraciones que impiden mantener la exigida distancia de seguridad interpersonal.
Así lo han hecho hasta 36 urbes de nuestro país, entre las que se incluyen Madrid y Barcelona. Pero lejos de ser una situación conyuntural, estas medidas podrían abrir la puerta a ese nuevo paradigma fijado desde Europa, donde los coches perderán protagonismo en las ciudades para reducir emisiones. ¿Cómo se están encaminando Madrid y Barcelona a este nuevo escenario con menos coches?
Lo cierto es que la nueva normalidad también supone y supondrá una nueva movilidad en la que primará el transporte individual sobre el colectivo en las grandes ciudades, precisamente por ser el segundo mayor foco de contagio. Y el coche particular no puede ser la única alternativa de transporte privado: primero por una cuestión de espacio y segundo porque disparará la contaminación, como ya ha ocurrido en China.
Y no hay que olvidar que España no se encuentra en situación de repuntar la polución, pues se encuentra denunciada por Bruselas ante el Tribunal Europeo de Justicia (TJUE) tras incumplir de forma sistemática los límites impuestos desde Europa. Bicis, motos y patinetes se presentan como las principales medicinas en el centro de las ciudades, así como ampliar los trayectos a pie.
Una cuestión de espacio
Barcelona se impone a Madrid en lo que se refiere a ganar espacio para peatones en la desescalada. La capital catalana ha cortado el tráfico en un total de 51 calles (32,7 kilómetros) mientras que Madrid lo ha hecho en 36: comenzó con 29, medida que llegó una semana más tarde desde que comenzara el desconfinamiento, y el número se ha ampliado desde el 15 de mayo alcanzado un total de 28,9 kilómetros cedidos a viandantes.
Además, mientras que en Barcelona estos cortes se mantienen de forma permanente entre las 9:00 y las 21:00, en Madrid se limitan a los fines de semana y días festivos entre las 8:00 hasta las 22:00 horas. El consistorio madrileño ha remarcado asimismo que estas medidas son de carácter temporal y que se analizarán semana a semana.
Las diferentes estrategias seguidas en Madrid y Barcelona se replican en otras ciudades españolas: si bien 36 ayuntamientos han habilitado más espacios para viandantes y bicicletas, sólo 16 de ellos lo hacen de forma permanente, según denuncia Greenpeace. Entre ellas se encuentran A Coruña, Valladolid, San Sebastián, Logroño, Valencia o Cáceres.
Por otro lado, volviendo a Madrid y Barcelona, desde que comenzara la crisis sanitaria se han tomado medidas que topan de frente con la reducción del uso del coche, precisamente porque se ha buscado favorecer el transporte privado respecto al colectivo para evitar contagios y para no restar movilidad en caso de urgencia.
¿Traerá la nueva normalidad ciudades más limpias?
La limitación de la movilidad y el obligado confinamiento ha traído una reducción drástica del tráfico rodado. Ciudades normalmente atascadas como Madrid o Barcelona, han dado paso a carreteras y calles desiertas, como ha ocurrido en otras ciudades del mundo.
Y esto se ha traducido a su vez en una contundente disminución de la contaminación. Tanto Madrid como Barcelona han registrado índices históricos a la baja: en marzo ambas situaron su media de emisiones de dióxido de nitrógeno (NO₂) por debajo de los 40 µg/m³, que es el índice máximo anual exigido por la Unión Europea. Pero, ¿y qué pasará después?
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha dejado claro que la ciudad condal aspira a una nueva normalidad sin calles llenas de coches, para lo que ha presentado un plan que supondrá aumentar en 21 kilómetros los carriles bici y en 12 kilómetros las aceras, que se iniciarán en la desescalada pero se mantendrán después.
De hecho, según recoge El Periódico, ya ha empezado con algunos carriles bici simplemente delimitando su espacio con pintura, como es el caso de los de las calles Pau Claris o Roger de Llúria. A los mismos se unirán proximamente los de las calles de Valencia, Castillejos e Industria. No obstante, el plan trazado por Colau, con un presupuesto de 4,4 millones de euros, también traerá obras de remodelación para ganar espacio en aceras y carriles segregados del tráfico rodado.
Por su parte en Madrid, el actual consistorio asegura su total compromiso con la bicicleta y de hecho asevera que pretende cumplir con el Plan Director de Movilidad Ciclista de Madrid (PDMCM). Al menos en lo que toca a 2020 y 2021 y que supondrá cerca de 100 kilómetros más para las bicicletas.
Así lo confirmó el alcalde, Jose Luís Martínez Almeida al ser cuestionado sobre la posibilidad de implantar carriles bici provisionales sugeridos desde el Gobierno para favorecer el uso de la bicicleta en la desecalada.
Pero en paralelo, la capital española, ha desmantelado uno de los carriles bici instalados por el anterior gobierno municipal, el de la Gran Vía de Hortaleza, y su intención es “reformular” otros como los de los Bulevares, el de Puerta Toledo o el que une el barrio de Moratalaz con el Retiro.
Y aunque el consistorio planea dar más espacio a bicis y peatones, gracias por ejemplo a la peatonalización completa de la Puerta del Sol, cuyas obras están proyectadas para 2021, en los planes de Martínez-Almedida también estaba la construcción de un macroparking junto al Retiro. Aunque finalmente no verá la luz por no contar con el apoyo de sus socios de gobierno.
Sea como fuere, la bicicleta está ganando protagonismo en Madrid en la situación actual y ello podría catalizar un cambio en los usos de movilidad de los madrileños pese a su complicada orografía: en menos de un mes desde que ha vuelto a estar activo el servicio Bicimad ha recuperado un 50 % de los viajes, llegando a los 6.000 al día, según recoge eldiario.es.
En definitiva, la crisis sanitaria bien podría servir de catalizador para reducir el tráfico rodado e impulsar otras formas de movilidad alternativa. Y para ello será fundamental cambiar la estructura vial o la gente acabará cogiendo más el coche por miedo a contagiarse en el transporte público.
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En la desescalada, Madrid y Barcelona están dando más espacio a peatones y bicis y menos a los coches. ¿Será así tras la pandemia?
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Motorpasión
por
Alejandra Otero
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