La fábrica de SEAT Componentes y sus 1.000 trabajadores, en el aire: Volkswagen cerca de no producir en Barcelona su motor eléctrico
El futuro de la planta de SEAT Componentes (El Prat de Llobregat, Barcelona) y el de sus más de mil trabajadores está en la cuerda floja, a la espera de la decisión de la directiva del Grupo Volkswagen sobre la adjudicación de la fabricación de los motores eléctricos que llevarán los coches nuevos que el conglomerado pretende producir a partir de 2025 en España.
Actualmente, la actividad principal de la fábrica española gira en torno a la producción de cajas de cambio manuales, un elemento que tiene fecha de caducidad como consecuencia directa del avance hacia la electrificación del grupo.
La alternativa está en Hungría
El Grupo Volkswagen aún no ha tomado la decisión final, que se espera para finales de este mes. Aunque, según han declarado fuentes de la marca a Cinco Días, “el plan de electrificación de la compañía contempla la transformación de todas las plantas productivas en España”.
Pese a que todavía hay posibilidades de que la fábrica española consiga la adjudicación de los motores que llevarán los coches eléctricos que salgan de las plantas de Martorell y Landaben a partir de 2025 y 2026 (respectivamente), la alternativa es que la asignación recaiga en las instalaciones húngaras de Audi en Györ.
En UGT -el sindicato mayoritario de la planta de SEAT Componentes-, no son nada optimistas al respecto, pues su presidente, Matías Carnero, ha recalcado que “la no concesión del motor eléctrico diseñado por SEAT puede suponer el cierre de la planta”.
Tanto UGT como CCOO ya trasladaron su preocupación el pasado mes de enero a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en una visita que realizó a la factoría de Martorell.
Ya entonces, ambos sindicatos expresaron en un comunicado conjunto que si se confirmase la adjudicación a Hungría, esta “sería contraria a los objetivos fijados en el PERTE, que pretende atraer la cadena de valor del vehículo eléctrico a nuestro país”. A su vez, reclamaron que “se busque una alternativa industrial que haga viable la continuidad del centro de SEAT Componentes y garantice el empleo” de sus trabajadores.
Para el Grupo Volkswagen, elegir la factoría de Hungría por una parte supondría un ahorro de costes salariales para la empresa, pero por otra, significaría un incremento de los costes logísticos, si tuvieran que trasladar los motores ya fabricados a España.
Hasta la entrada en la pugna de la factoría de Hungría por hacerse con la fabricación de estas mecánicas, la factoría española competía principalmente con la fábrica de Polonia donde se producen motores diésel, y que ahora también tendría su futuro en el aire.
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Irene Mendoza
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