Un buen jefe no es el que se comporta como si fuera tu amigo
Desde Diógenes, la historia se ha encargado de dejar en evidencia a los personajes más sabios que habitan en el imaginario colectivo. Por ello, no resulta llamativo que el poder no sea sinónimo de sabiduría ni de conocimientos de empresa, en nuestro contexto. Una persona puede ser un buen amigo, padre, madre, hermano y un nefasto jefe.
En este país, hablar muchos es sinónimo de tener don de palabra. Sonreír es igual a ser simpático y sociable. Montar una empresa es lo mismo que apuntarse a un curso de pintura básica por placer, ya que nos han vendido que emprender es fácil y que unos cuantos cursos, todo irá bien. Y si a esto le añadimos que eres buena persona y te llevas bien con tu plantilla, el éxito está asegurado.