Cómo cambiar el filtro de aire de tu coche y ahorrar dinero en una de las tareas de mantenimiento más sencillas que hay
Hacer el mantenimiento del coche conlleva todo tipo de tareas. El de algunos modelos es más complicado que el de otros por culpa de sus características técnicas, pero hay que algo que se puede hacer de una forma sumamente sencilla en casi todos los automóviles: cambiar el filtro de aire.
Ciertas cosas, como cambiar la distribución y la bomba de agua, sustituir el embrague o cambiar los amortiguadores requieren conocimiento, herramientas específicas y, sobre todo, un sitio donde poder hacerlo.
Alrededor de 15 euros y unos minutos
Sin embargo, sustituir el filtro de aire por uno nuevo es mucho más fácil (y económico), aunque no por ello menos importante. Si quieres ahorrar algo de dinero lo puedes hacer tú mismo: será más barato que en el taller, no te llevará mucho tiempo y, a diferencia de las otras tareas que hemos mencionado, lo puede hacer cualquiera.
Debes saber que este elemento forma parte de los periféricos del motor y su labor es la de filtrar suciedad e impurezas para que el aire que entra al motor a través de la admisión sea lo más limpio posible.
En otras palabras: el filtro de aire es el componente que hace que no entre suciedad al bloque cuando el motor “respira”. Es mucho más simple que la mayoría de las piezas que lo rodean, pero su labor es fundamental para que todo funcione correctamente y no se produzcan averías.
Por eso, el mantenimiento del filtro de aire debe ser escrupuloso (en realidad, el mantenimiento en general debe ser así). Cada fabricante estipula cuándo hay que cambiarlo, aunque lo normal es hacerlo una vez al año o cada 15.000 kilómetros, por eso se recomienda hacerlo con cada cambio de aceite del motor (la periodicidad es la misma).
Eso sí, todo depende del uso que se le dé al coche y, especialmente, de dónde se circula con él. Y es que en zonas donde hay mucho polvo, como las que están cercanas al desierto, a la playa o en pleno campo, se recomienda cambiar el filtro de aire con más frecuencia.
En estos lugares, el filtro de aire acumula mucho más polvo, por lo que pierde efectividad más rápido. Por supuesto, si vivimos en una zona donde las tormentas de polvo son habituales, es básico prestar especial atención al filtro de aire.
De la misma forma que en un todoterreno que se utilice a menudo por caminos, el filtro de aire se llena de polvo mucho antes que en un modelo urbano que solo se utiliza en ciudad.
Hay síntomas que también avisan de la necesidad de cambiar el filtro de aire. Uno de ellos es la falta de potencia al acelerar: si el filtro de aire está tan obstruido que apenas deja pasar oxígeno al motor, la combustión es más pobre y entrega menos potencia.
Otro aviso es el incremento en el consumo de combustible, exactamente por el mismo motivo. Este problema también puede manifestarse en forma de humo más oscuro de lo habitual a través del tubo de escape, simplemente porque la combustión se produce con aire más sucio.
En caso de tener dudas, lo más sencillo es echar un vistazo al filtro de aire. A simple vista se apreciará si está sucio y toca cambiarlo o todavía tiene vida por delante. Si tiene suciedad acumulada, está negro, no deja pasar la luz cuando se mira a trasluz no hay duda: toca poner un filtro nuevo.
También existe la posibilidad de limpiarlo. Muchos lo permiten y basta con quitar el polvo con aire a presión para sigan funcionando otros tantos kilómetros. Aun así, lo más recomendable es cambiarlo cuando toca.
Para acceder al filtro de aire hay que empezar por levantar el capó. Después hay que localizar la caja donde se aloja el filtro; suele ser bastante grande, de plástico y a menudo viene identificada con un dibujo o un símbolo que indica que ahí se esconde el filtro de aire.
Este compartimento puede ir atornillado o simplemente cerrado con unas grapas. Dentro, se aloja el filtro y basta con tirar de él para sacarlo. Llegados a este paso, es recomendable aprovechar para limpiar con un trapo el compartimento y, si está muy sucio, aspirar el polvo o soplarlo con aire a presión.
Una vez hecho esto, se introduce el filtro de aire nuevo, asegurándonos de que encaja de forma correcta y sin forzar su posición, y se lleva a cabo el mismo proceso a la inversa.
¿Con eso es suficiente? La respuesta es sí, el filtro de aire ya estaría cambiado. Eso sí, la operación puede complicarse en algunos modelos si el fabricante ha optado por esconder la caja del filtro o acoplarla a la cubierta del motor, aunque, en general, no tiene mayor misterio.
También hay distintos tipos de filtros. Los hay planos, cónicos, de papel, de un material esponjoso, textiles o de malla metálica, pero lo habitual es que sean de papel. Son baratos, sencillos y efectivos, por eso los llevan casi todos los coches. Además, pueden reciclarse.
El precio de un filtro de aire de recambio suele ser de entre 10 y 20 euros. Los hay más caros y también más baratos, pero hay pocos componentes de mantenimiento que sean tan económicos.
Se puede comprar en cualquier tienda de recambio, en el servicio oficial o en internet. Sea donde sea, siempre es recomendable utilizar el número de serie del coche como referencia para comprar el filtro de aire correcto.
Hay quien se atreve a cambiar el filtro de aire de serie por otro de sustitución que promete ser “de alto rendimiento”, pero en esto hay más de leyenda que de verdad. El resultado suele ser decepcionante porque simplemente con cambiar el filtro de aire no se consigue una ganancia de potencia remarcable o, directamente, no se consigue una ganancia de potencia, incluso puede disminuir el rendimiento.
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La noticia
Cómo cambiar el filtro de aire de tu coche y ahorrar dinero en una de las tareas de mantenimiento más sencillas que hay
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Álvaro Ruiz
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