Pasión por un coche es comprar un Mercedes 300 SL nuevo en 1963 y mantenerlo en la familia. Hoy tiene más de 600.000 km y se subasta
Por suerte, hay gente que utiliza los deportivos para lo que están hechos: conducir. Es el caso del Ron Cushway, un británico que estrenó su Mercedes-Benz 300 SL en 1963 y se lo cedió a su hijo en 1988.
Ambos le han hecho más de 600.000 km a su descapotable alemán y ahora sale a subasta. En contra de lo que podríamos pensar, la kilometrada que lleva encima no le resta valor.
Ejemplo de pasión por el automóvil
Tristemente, especular se ha convertido en uno de los principales motivos de compra de los coches especiales. De un tiempo a esta parte, son muchos los que compran ciertos superdeportivos o ediciones limitadas con el único objetivo de venderlos más caros dentro de unos años. Mientras tanto, acumulan polvo en un garaje y no se mueven ni un metro.
Se supone que este tipo de automóviles, como todos, pierden valor con el uso. Pero no siempre es así, al menos si se utilizan de forma correcta y llevan un mantenimiento escrupuloso. El Mercedes-Benz 300 SL Roadster de la familia Cushway es el mejor ejemplo de ello.
Por ponerlo en contexto, se trata de la versión a cielo abierto del famoso Mercedes-Benz 300 SL, apodado ‘alas de gaviota’. En su día, fue una de las referencias del segmento de los superdeportivos gracias a su ligereza y el motor atmosférico de seis cilindros en línea y 243 CV. Entre sus rivales figuraban modelos de la talla del Jaguar E-Type Roadster o el Ferrari 250 GT California Spyder.
Pero eso no impidió que se utilizase para lo que fue creado. Con casi 60 años y 380.000 millas a sus espaldas (el equivalente a 611.550 kilómetros), tienes más kilómetros que la mayoría de coches, a pesar de ser un descapotable biplaza en el que la practicidad brilla por su ausencia.
Ron Cushway lo recogió en la fábrica de Mercedes-Benz en enero de 1963. Desde entonces lo usó a diario, recorrió toda Europa con él en varias ocasiones y participó en multitud de rallyes de clásicos.
Como cuenta su hijo, Martin Cushway: “En 1958, mi padre, Ron Cushway, compró un 300 SL Roadster de segunda mano que él y mi madre, Trudy, conducían a menudo a la Alemania natal de ella en rallyes con el club Mercedes-Benz”.
“En 1962 hubo un viaje del club a la fábrica durante el cual mi padre se enteró de que la producción del 300 SL Roadster estaba llegando a su fin porque estaba siendo reemplazado por el modelo Pagoda”, explica, Cushway.
“Al darse cuenta de que el 300 SL era algo especial, encargó uno de los últimos ejemplares allí mismo (solo se fabricaron 17 unidades más), pero no pudo recibir la entrega hasta principios de 1963. Mis padres volaron de Heathrow a Stuttgart y recogieron el coche en la fábrica el 16 de enero de 1963, unas tres semanas antes de que el último 300 SL saliera de la línea de producción”, añade Martin.
En 1988, pasó a manos del hijo de Ron, Martin, que tiene la misma edad del coche y ha seguido conduciéndolo cada día desde que lo tiene. Crecer junto al Mercedes y disfrutarlo tanto llevó a Martin a convertirse en el principal especialista de este modelo en Reino Unido.
Tanto su padre como él lo han mantenido en perfecto estado de revista, incluso han llevado a cabo mejoras, como incorporar un sistema ABS a los frenos de disco del SL (todas las modificaciones son reversibles).
También se ha pintado varias veces, se ha restaurado su interior y el motor se ha reconstruido en tres ocasiones, dos en la fábrica de Mercedes-Benz y la última, en 2002, por Kienle, el restaurador de Mercedes más popular de Alemania.
Ahora, Martin ha decidido venderlo porque ya no puede conducirlo a diario. “Me di cuenta de que lo había seguido usando a diario, tal como lo había hecho mi padre desde el principio. Nunca fue tratado como un clásico, solo como un automóvil que a todos nos encantaba usar”, ha señalado.
También explica que “su valor y el coste de las piezas de repuesto me han hecho darme cuenta de que ya no debo aparcarlo en la calle por la noche o usarlo para ir al supermercado”, comenta Martin.
“He necesitado alrededor de cinco años para asumirlo y dejarlo guardado en Kienle, Alemania. Ahora me he acostumbrado a la idea de no poder verlo y conducirlo todos los días y eso me ayudó a aceptar la idea de venderlo. Sin embargo, no puedo decir que la decisión haya sido fácil”.
La casa de subastas RM Shoteby’s se encargará de buscarle nuevo dueño en una subasta que se llevará a cabo entre los días 5 y 7 de octubre. Se estima que alcance un precio de entre 1.500.000 y 2.000.000 libras, es decir, entre 1,72 y 2,3 millones de euros al cambio actual.
Esa cifra deja claro que el uso no resta valor a los clásicos si se han mantenido en buenas condiciones, incluso si tienen más kilómetros que un autobús, como este 300 SL.
El comprador se llevará junto al coche todos los documentos originales, cientos de facturas (incluida la de compra), numerosos recambios y piezas originales, como varias radios y el techo duro desmontable, un archivo histórico de fotografías y el certificado de que los kilómetros son reales.
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La noticia
Pasión por un coche es comprar un Mercedes 300 SL nuevo en 1963 y mantenerlo en la familia. Hoy tiene más de 600.000 km y se subasta
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Motorpasión
por
Álvaro Ruiz
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