El Ford Mustang de producción más salvaje de la historia es tan brutal que ni tiene garantía ni puede circular por la calle
Si te contamos que en Estados Unidos tienen otras costumbres no te descubrimos nada nuevo. Entrar a valorar si son mejores o peores que las nuestras es cosa de cada uno.
Mientras que en Europa no dejamos de hablar de restricciones a la movilidad y electrificación, incluso en el mundo de los superdeportivos, al otro lado del charco se permiten crear modelos tan bestias como el nuevo Shelby Mustang GT500 Code Red.
Una locura de 1.300 CV
De acuerdo, ni siquiera los muscle car americanos se van a librar de la electrificación, solo hay que ver el Dodge Charger Daytona SRT Concept, pero, mientras tanto, los V8 todavía tienen mucha vida por delante. Al menos en el país de las barras y las estrellas.
Hasta los hypercars más salvajes de Estados Unidos recurren a este tipo de motores que llevan décadas animando a los denominados muscle car. Y lo que hemos aprendido a lo largo de tantos años es que los V8 siempre se pueden llevar a otro nivel.
Shelby y sus múltiples preparaciones tienen mucho que ver en ello, aunque siempre consiguen volver a sorprendernos. Esta vez, el fabricante americano lo ha hecho con el Shelby Mustang GT500 Code Red, una edición especial que aprieta las tuercas del Ford Shelby GT500 que probamos en 2020 hasta hacerlo todavía más salvaje.
Lo que ha hecho Shelby con esta bestia es llevar a producción una de sus muchas ideas experimentales. Desde el lanzamiento del Shelby GT500 en 1967, la compañía fundada por Carroll Shelby ha utilizado decenas de Mustang como banco de pruebas para desarrollar nuevas tecnologías que han acabado llegado a los Shelby de producción.
El Shelby Mustang GT500 Code Red es uno de esos modelos utilizado como banco de pruebas, pero ha recibido luz verde para ponerse a la venta. Su producción está limitada a 30 unidades, 10 por cada año de producción del Ford Shelby GT500 (2020, 2021 y 2022).
“La naturaleza única de este nuevo modelo nos obligó a incorporar las lecciones aprendidas con vehículos extremos, como el Code Red de 2008, el Shelby 1000 y el Shelby GT500 Dragon Snake concept de 2020”, ha dicho Vince LaViolette, vicepresidente de operaciones y jefe de I+D de Shelby American.
Según Shelby, el Code Red es el pináculo de los Shelby Mustang. La idea es que sus clientes pudieran comprar el Code Red que se presentó como prototipo en 2008, pero actualizado a la generación actual del Mustang.
Conviene recordar que el Ford Shelby GT500 es uno de los coches de producción más bestias que hemos visto en los últimos años, pero el Code Red es mucho más animal, se mire por donde se mire. Shelby ha modificado el exterior, el interior y, por supuesto el motor.
Por fuera, lo que más llama la atención es el nuevo alerón fijo trasero que parece de competición. También estrena llantas forjadas de 20 pulgadas, detalles pintados en color rojo, como el logo de Shelby de la parrilla delantera.
Tampoco faltan las piezas en fibra de carbono, como el splitter delantero y el difusor posterior. Los modelos del año 2022, además, lucen una placa conmemorativa del 60 aniversario de Shelby.
En el interior, el rojo y el negro también son los protagonistas. Las modificaciones incluyen una nueva tapicería de cuero, placas con el nombre de la edición limitada, alfombrillas personalizadas, como los embellecedores de los umbrales de las puertas, y una jaula de seguridad en el lugar donde irían los asientos traseros, que han desaparecido.
Pero lo más importante se esconde bajo el largo capó de este Mustang. El motor V8 de 5.2 litros del Ford Shelby Mustang GT500 entrega 761 CV y 847 Nm de par en su configuración de serie. Con semejante músculo, acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y alcanza los 288 km/h.
Etanol para llevar su motor V8 al límite
No está mal, pero no es nada comparado con lo que ofrece el Shelby Mustang GT500 Code Red. Con gasolina de 93 octanos (en España no tenemos de ese tipo), el V8 del Code Red pasa a desarrollar 1.000 CV y 1.507 nm de par. Con combustible E85 (85% de etanol y 15% de gasolina) llega hasta los 1.300 CV y 1.355 Nm de par.
Shelby ha modificado por completo el motor. Es la primera vez que un Shelby de producción incorpora dos turbocompresores. Además de los cambios llevados a cabo en el bloque V8, se ha reforzado el sistema de refrigeración y la transmisión para aguantar toda la potencia.
Lo malo es que casi todas las mejoras afectan a la mecánica y apenas cambia su puesta a punto, más allá de los reajustes hechos en la suspensión MagneRide de Ford y de unos frenos más potentes.
El resultado es un muscle a la vieja usanza. ¿Qué significa esto? Que es muy rápido en línea recta (Shelby no ha desvelado prestaciones), pero no se desenvuelve tan bien cuando llegan las curvas. Al menos es lo que dice Vince LaViolette.
“Toda la potencia y el par que desarrollamos con el nuevo Code Red requirieron que nos concentráramos en optimizar la tracción. Por ese motivo es más un coche de línea recta que de circuito. De cualquier manera, es muy capaz a velocidades moderadas en la mayoría de las curvas, pero cuando los turbos entran en juego, se disfruta mejor del coche en línea recta”, reconoce LaViolette.
Donde seguro que no se podrá aprovechar todo el potencial de este Shelby es en un tramo de montaña. No por sus limitaciones con las curvas, sino porque no está homologado para circular por la calle; solo puede utilizarse en circuito.
Sin duda, ese el gran inconveniente de esta salvajada Made in Usa que ofrece la potencia de un hypercar por mucho menos dinero. No es que sea barato porque cuesta 209.995 dólares, que se añaden al precio del Ford Shelby GT500 original (en su momento costaba el equivalente a unos 110.000 euros).
En total, son más de 300.000 dólares por un coche que únicamente se puede conducir en circuito y según sus creadores no se desenvuelve muy bien en curva. Además, las mejoras de Shelby anulan la garantía original de Ford. A cambio, es el Shelby de producción más bestia -y esclusivo- que se ha creado y ofrece la potencia de un auténtico hypercar.
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La noticia
El Ford Mustang de producción más salvaje de la historia es tan brutal que ni tiene garantía ni puede circular por la calle
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Motorpasión
por
Álvaro Ruiz
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