Análisis MacBook Air (2020), evolucionando el statu quo
Dice Apple que el MacBook Air es uno de los Macs más famosos del mundo. No fue fácil. Cuando en la historia de la compañía hablamos de conectar puntos hacia atrás, conviene revisar ciertos productos que parecen creados para ello. Este, es uno de ellos. Lo fue, mientras Steve Jobs miraba la cámara en aquella keynote de enero en 2008 y nos decía a todos – que ahora lo miramos desde el futuro – que el destino que esperaba a los ordenadores portátiles era ese.
Si retrocedemos estos doce años que nos parecen tan lejanos de aquel momento, entenderemos que hay algo que nos separa aún más que la distancia temporal: la idea preconcebida de este producto. En 2008 cuando Jobs cercenó sin piedad aquella hoy tosca unidad de DVD-ROM, no faltaron las sombras que se llevaron las manos a la cabeza. No concebían un ordenador sin unidad óptica, como si un el mismísimo ordenador fuera una ley infranqueable, inquebrantable, inalcanzable. Como si hubiera que ponerle nombre a todo, o no estuviéramos aquí para cambiar las reglas.
Hay otro Mac tan famoso – o más – que este. Todos lo conocemos como iMac, fue el que salvo a Apple de la quiebra a finales de los 90, y fue planeado también por Jobs como un intento a la desesperada del todo o nada. Ganar o perder. Mac o PC. Y se arriesgó con un concepto de todo-en-uno en escritorio que nadie había visto antes. También hubo llantos porque algunos no entendían por qué aquello no tenía unidad de disquetes, y nadie iba a usar aquellos nuevos puertos llamados “USB”.
Cada pánico sucede a un intento tan valiente como temerario de romper con algo preconcebido para arriesgarlo todo. Está en esa conexión entre la locura y la genialidad la capacidad para crear productos que siguen evolucionando el concepto original. Son parte del imaginario que nos envuelve y ahora se han convertido en la nueva línea de flotación de la tecnología. Jobs acertó con el iMac, y acertó con el MacBook Air. Por eso, doce años después, vamos a seguir hablando de él.
Un icono puesto al día
Hablemos desde el principio de uno de los cambios principales de esta nueva versión: la inclusión de un teclado con mecanismo de tijera rediseñado que sustituye el mecanismo de mariposa que tantos dolores de cabeza ha dado a la compañía. El tipo de teclado es exactamente el mismo que debutó en el MacBook Pro de 16″ en Noviembre de 2019 – una implementación mejorada del teclado externo que ya se incluía con los iMac de escritorio y que tan bien les había funcionado fuera del mundo portátil.
Incorpora el nuevo teclado Magic Keyboard renovado, el cual es equilibrado y cómodo
El nuevo teclado se usa y se siente idéntico al modelo de 16″, con un recorrido de perfil bajo de 1mm que amortigua el impacto gracias un amortiguador de goma. Las teclas son estables y son cómodas de utilizar porque el diámetro es generoso. En el día a día, nos ayudan con las pulsaciones más rápidas pero también nos acompañará en las lentas, con un bajísimo nivel de ruido y una curva de uso óptimo muy corta: no tardamos mucho en acostumbrarnos a él.
Curioso que Apple destaque la nueva disposición de teclas de flecha en T invertida. Tiene una explicación. La compañía quiere que ocupen siempre el mismo espacio que tres teclas “normales”, pero que se distingan de ellas en forma: son más útiles de lo que parece para localizarlas de forma fácil al tacto bajando la altura de la flecha izquierda y derecha. Por cierto – hablando de conectar puntos – esta idea proviene de los primeros teclados de los iMac. Habitualmente en el mundo informático, las teclas del cursor siempre estaban separadas del teclado principal para poder representarlas en cruz, con lo que se desaprovechaba mucho espacio y algunos usuarios las encontraban demasiado separadas. Con esta disposición, es mucho más fácil navegar por hojas de cálculo o jugar a juegos sin quitar la vista del teclado principal.
Los materiales de construcción son resistentes al día a día: el nuevo MacBook Air está construido con aluminio de la serie 6000 100% reciclado
El cuerpo principal del portátil ha sido fabricado con el mismo aluminio de la serie 6000, que además es 100% reciclado, como parte de la apuesta medioambiental de la compañía. Es un aluminio tratado térmicamente, de gran resistencia y utilizado incluso para la fabricación de estructuras. Aguanta perfectamente el día a día, los arañazos accidentales – que no dejan marca – y es cómoda en mano con un buen agarre incluso portándolo en movimiento. Apple nos sigue dando los mismos colores oro, gris espacial y plata que ya conocíamos y pierde la oportunidad de ser algo más atrevidos con tonos más oscuros o llamativos, que en mi opinión, le sentarían fantástico al ser un modelo de entrada a la gama.
En pantalla no tenemos novedades pero sigue siendo la fantástica pantalla Retina LED IPS de 13,3″, con tecnología True Tone: los sensores ambientales del producto utilizan una pequeña calibración de la luminosidad de la sala en tiempo real y ajustan la temperatura de los colores de la pantalla para evitar un choque de contraste o luminosidad. Es más cómoda de leer, durante más tiempo, sin tener que ir ajustando ningún parámetro a mano (aunque también tenemos la oportunidad).
Mejora notable en la captación de sonido con tres micrófonos de alta calidad, pero seguimos teniendo la misma cámara frontal a 720p
Contamos además con tres micrófonos que ayudan a capturar la voz directamente sin accesorios, tanto para alguna grabación de podcast ocasional, como para videoconferencias con FaceTime. Por cierto, la cámara frontal sigue siendo el modelo FaceTime HD a 720p que comienza a necesitar una renovación para llegar a 1080p al menos – sobre todo hoy en día donde las videoconferencias y el teletrabajo está a la orden del día. No sería tampoco ninguna mala idea incorporar algún pequeño flash o led blanco neutro para los ambientes de baja luz, con lo que tendríamos un equipo para trabajo en remoto ideal sin necesitar ningún accesorio extra.
Intel de última generación en el interior
La revisión del MacBook Air que conocimos en 2018 llega con la última generación de procesadores Intel lanzada por la compañía al mercado, en Agosto de 2019. Es la décima, “Comet Lake” y es apropiadísima para el ultraligero de Apple: Intel los ha diseñado pensando específicamente en portátiles de alto rendimiento, tan apropiados para mover software de entretenimiento, como para convertirse en herramientas de creación de contenido. Uno de los puntos fuertes precisamente de esta generación de procesadores es precisamente el soporte para las aplicaciones multihilo que necesiten de gran rendimiento.
La configuración de procesador en esta ocasión nos permite más versatilidad (el anterior MacBook Air sólo permitía un Intel Core i5), ahora podremos escoger entre un i3 de modelo base, o incluso un i5/i7 de cuatro núcleos para aquellos que necesiten más agilidad en cálculo. El modelo de revisión de este análisis montaba un Intel Core i5 de cuatro núcleos a 1,1 Ghz y estos han sido nuestros resultados mediante las pruebas que he realizado con la última versión de Geekbench (5.1) lanzada en Enero de 2020:
Como veis en es un buen resultado para un modelo de estas características. Si revisamos el informe de la prueba, este mismo modelo analizado se acerca a un Mac mini con un procesador i7 a 3.2 Ghz y seis núcleos. O a un iMac también con procesador i7 a 3.6 Ghz funcionando con cuatro cores. Evidentemente todo esto son pruebas sintéticas, pero nos dan una idea del rendimiento teórico de los nuevos procesadores de décima generación de Intel pensados, como comentaba al principio del artículo en la potencia y eficiencia energética.
Las mejoras del procesador y la nueva tarjeta gráfica permiten que este portátil utraligero sea capaz de gestionar un monitor 6K como el Pro Display XDR de Apple
Los cambios importantes no se limitan al nuevo procesador: todas las versiones de este nuevo MacBook Air montan la nueva Intel Iris Plus Graphics, una de las gráficas integradas más recientes. Esta tarjeta gráfica cuenta con una nueva arquitectura que permite tener más unidades de ejecución gráfica, 48 en el caso del Core i3 y 64 en el caso del i5 u i7. El incremento teórico nos dice que puede llegar a ser un 80% más rápido para las aplicaciones con alta demanda gráfica. Los resultados en Cinebench Release 20 lo ponen a la misma altura por ejemplo que otros sistemas que montan velocidades tres veces más potentes (éste MacBook Air con un i5 a 1.1 y 4 cores tiene casi el mismo resultado que un sistema con un i5 a 3.3 Ghz y 4 cores también):
Hay que destacar que esta potencia permite gestionar incluso la conexión a nada más y nada menos un Apple Pro Display XDR de 6K (o cualquier otro monitor 6K), un monitor 5K o dos monitores 4K, además de la pantalla Retina del portátil – con lo que la mejora gráfica de esta generación es evidente. También es compatible con procesadores gráficos externos, todo ello utilizando la tecnología Thunderbolt 3 (y su enorme ancho de banda a 40 Gb/s), tal como vimos en el análisis de la eGPU de Blackmagic.
El caso de uso de todo esto podría ser un profesional que tenga en el estudio u oficina un monitor de gama alta pero requiera un equipo de alta movilidad como el MacBook Air fuera de la oficina. Con ello se asegura poder utilizarlo en cualquier parte con un buen rendimiento, y terminar el trabajo en el despacho con los monitores más grandes – o con alguna aceleradora – de los que se disponga en la empresa. O para utilizar el monitor que tengáis en cada como escritorio expandido, que siempre es una buena idea para mejorar la ergonomia cuando no estamos viajando.
He completado también varias pasadas de prueba con la aplicación de Blackmagic para medir la velocidad de lectura del disco duro incluido en este modelo (512GB). Como veis es capaz de gestionar cualquier archivo que trabaje con perfiles de alta resolución. En discos duros de mayor capacidad, los MacBook pueden funcionar incluso más rápido.
El día a día es ágil y cómodo, incluso con virtualizadores de sistemas operativos, Lightroom o aplicaciones ofimáticas
En las aplicaciones cotidianas el nuevo MacBook Air se comporta de forma ágil, tanto en apps ofimáticas como por ejemplo en Photoshop, Lightroom o iMovie. Si vais a trabajar con grandes archivos en estas aplicaciones, os recomiendo sin duda ampliar a los 16GB de memoria – lo que dará un extra de vida y agilidad más al equipo. He probado también con virtualizadores de sistemas operativos, con VMware Fusion 11.5 y Windows 10 Pro, trabajando sin problemas, alternando entre ambos SO y compartiendo información. En la partición virtual de Windows he ejecutado las últimas versiones de Excel con fórmulas complejas y algo de código en Visual Basic. Es buena idea para un portátil como este, tener una parición real de Windows con Boot Camp, ya que podremos utilizar el Windows arrancado en nativo o abrirlo desde macOS con un virtualizador de este tipo.
También el doble de almacenamiento, eficiencia energética y mejor precio
Otro de los cambios notables es la mejora en el almacenamiento que Apple ofrece ahora en el modelo de entrada, SSD PCIe a 256 GB. Pueden ser ampliados a 512 GB, 1 TB o incluso 2 TB – que cuestan 250€ en cada salto de mejora, excepto en el último tramo de 2 TB que costaría 1000€ respecto a los 256 GB de arranque. En mi opinión, en estos tiempos de iCloud y almacenamiento en la nube, 256 GB podrían servir para cualquier usuario normal. Si somos profesionales o necesitamos un incremento de precio, podemos optar por una ampliación o buscar un accesorio externo. Si me preguntáis, yo preferiría invertir esos 250€ en mejorar la RAM, ya que el almacenamiento siempre se puede expandir a posteriori con dispositivos externos.
La batería en el modelo teórico de las especificaciones de Apple rinde unas 11 horas aproximadas similares al modelo anterior (con 12 horas, la batería en este modelo es ligeramente más pequeña). Contando con la mejora en la potencia gráfica, el rendimiento energético de la nueva generación de procesadores Intel se nota a la hora de contener y mantiene un buen número de horas de trabajo el ordenador activo, algo que tan famoso ha hecho siempre al MacBook Air. Todo desentenderá por supuesto de si nuestra sesión de trabajo utiliza software con alta demanda gráfica o sólo utilizamos aplicaciones web.
Más barato, más potente y más eficiente: un MacBook Air potenciado a un mejor nivel en los puntos importantes – un nuevo gran punto de entrada para la gama
El ahorro con respecto a la generación anterior es de unos 100 euros: y con ello, tenemos mejores procesadores, más almacenamiento, un teclado nuevo completamente rediseñado y mejora más que evidente en el apartado gráfico. El modelo base está muy bien pensado para el día a día. Mi recomendación para un MacBook Air equilibrado con un poco más de inversión sería subir el procesador a un i5 (por 50€ más) y subirle la RAM como os he dicho a lo largo del artículo a 16 GB (por 250€ más).
El MacBook Air sigue siendo un modelo de referencia dentro de la historia – y de la gama – en Apple y ahora es el punto de entrada al mundo portátil de la marca: con buenas características y manteniendo todas las grandes ideas de la generación anterior (incluido el Touch ID con chip T2, la buena calidad en los altavoces, enorme trackpad multi-touch o la fantástica pantalla Retina) llevadas un poco más lejos: un reflejo sin duda el “statu quo” de su filosofía que ha convertido a esta buena y equilibrada máquina en la nueva línea base de todo el ecosistema.
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La noticia
Análisis MacBook Air (2020), evolucionando el statu quo
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Pedro Aznar
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