Las apps que permiten a los nuevos padres ver todo lo que sus hijos hacen en la guardería
En los 90, los profesores se llevaban las manos a la cabeza ante la mera presencia de un teléfono móvil en el aula, aunque este permaneciera escondido estratégicamente en el estuche y no sirviese para mucho más que para dar “toques” (marcar un número y colgar al primer tono). Por aquel entonces, se nos hacía impensable que algún día, esos mismos profesores, además de contar con sus propios dispositivos móviles de uso profesional, fueran quienes pausaran la case durante unos segundos para contestar a un mensaje, o enviar una fotografía. Hoy, esta es la realidad de muchas aulas, al menos entre las escuelas infantiles de 0 a 6 años.
Y es que los millennials, esa misma generación que introdujo los móviles por primera vez en las aulas, han adquirido ya la categoría de profesores y padres, llevando consigo la seminatividad digital a la esfera educativa. No resulta tan sorprendente si tenemos en cuenta lo normalizado del uso del smartphone durante la jornada laboral. Para comprobarlo, basta con pasarse por las Instagram Stories de nuestros amigos y conocidos; nos introduciremos de lleno en cualquier agencia creativa, estudio de arquitectura e incluso a veces, laboratorio. Las aulas son simplemente la última frontera.
Al menos, así nos lo transmiten desde Childcare On, una de las aplicaciones que permiten una comunicación en tiempo real entre padres y profesores de guardería. “Cuando empezamos a gestar la idea, allá por 2016, nuestro objetivo era desbancar la agenda papel. Detectamos que había un claro problema de disonancia entre el uso de la tecnología en sociedad, y el uso de tecnología en las aulas”, comenta su cofundador Sergio Juárez, quien admite que hay quien pensó lo mismo mucho antes.
“En 2012 ya había empresas intentando un primer acercamiento a este nicho de mercado, pero ninguna tuvo éxito porque el uso del móvil no estaba tan extendido entre los padres. De hecho, hoy día nos cuesta más convencer a la directiva de los centros, cuya edad ronda los 40 o 50 años, que a los padres o a los profesores, quienes están mucho más habituados al uso del teléfono móvil”. Así lo corrobora Cristina Muñoz, responsable de desarrollo de producto y negocio de Childcare On, y parte crucial del equipo de Childcare On junto con los co-fundadores Sergio Juárez y Tania Rodríguez.
¿Estamos ante el fin de los polémicos grupos de padres de WhatsApp?
Al igual que sus homólogas Himama, Kidizz y Kinderlime (por poner algunos ejemplos, ya que la lista se cuenta por cientos), Childcare On es una aplicación móvil destinada a centros educativos, cuyo objetivo principal es estrechar la comunicación entre padres y profesores. La hipercomunicación, en este caso, busca facilitar la vida de unos y otros, y evitar que los padres se enteren demasiado tarde del material escolar que tienen que comprar para el día siguiente, o evitar que el centro se enfrente a quejas cuando el niño llega a casa vomitando y los padres no saben qué ha pasado.
La funcionalidad estrella de la app es precisamente la agenda, una suerte de versión digital de la clásica agenda de papel en la que los profesores introducen información a través de baremos limitados (es decir, del 1 al 4). De esta forma, los profesores pueden informar a los padres de lo bien que ha comido el niño, de si ha dormido siesta y de la frecuencia con la que ha ido al baño, e incluso pueden inmortalizar dichos momentos a través del envío de imágenes y vídeos. La app dispone también de una funcionalidad para el envío de fotos grupales, a las que tienen acceso todos los padres.
Sergio: “Nuestra app no busca ser un sustituto de los famosos grupos de WhatsApp de padres. No hay comunicación entre familias”
“Nuestra aplicación no busca ser un sustituto de los famosos grupos de WhatsApp de padres”, puntualiza Sergio. “La comunicación es siempre individual, entre la dirección, el profesorado y los padres del alumno en cuestión. No hay comunicación entre familias”. Sergio aclara también que por el momento, los alumnos no están involucrados en el proceso comunicativo y no pueden usar la app, aunque en el caso de su aplicación dirigida a escuela primaria, trabajan ya en una funcionalidad que permitirá al alumno denunciar bullying de forma anónima. Y es que además de la app para guarderías (Childcare On), el equipo cuenta también con otras apps dirigidas a escuela primaria (School On), AMPA y actividades extraescolares (School Off), y campamentos (Campus On).
Los profesores pueden dejar a los padres “en visto”
La pregunta obligada: ¿Cómo se limita el uso de una aplicación de este tipo, en una generación que dedica 6 horas de media a consultar apps a través de su teléfono? No es complicado imaginarse a un padre escribiendo a deshora, o a un profesor pegado al móvil en clases de más de 30 alumnos.
En este sentido, Sergio aclara que la comunicación no es tan bidireccional como se cree. “Los padres solo pueden escribir en el chat de la agenda y en el día presente, y no pueden ver si el profesor ha leído su mensaje, mientras que el profesor sí pueden verlo”. Sergio explica también que los profesores y educadores pueden fijar un horario para recibir notificaciones sonoras, que normalmente coincide con el horario lectivo. Fuera de este horario, las notificaciones son silenciosas.
No obstante, desde el equipo de Childcare On, insisten en que la responsabilidad de garantizar un uso responsable de la app es, en última instancia, del centro. “A diferencia de otras apps, nuestro objetivo es empoderar al personal educativo y que sean ellos quienes tengan el control sobre las comunicaciones”, subraya Sergio. “Nosotros proporcionamos la herramienta; depende de la dirección del centro el fijar una franja horaria para el manejo de la app (por lo general, suelen ser ratos muertos, como la hora de la siesta). La normativa de la escuela juega un papel crucial en este aspecto”.
Marta Flores: “Mi parte preferida es sin duda el feedback que nos dan sobre las cacas”
Marta no usa Childcare On, sino una de sus alternativas españolas, Baby Control. Marta nos confirma de primera mano que normalmente son las escuelas quien tienen control sobre la información que se envía a través de estas apps. “Nosotras no pedimos nada, somos meras receptoras de información. Nos dicen qué y cuánto han comido, las actividades que han realizado, cómo se lo han pasado, si han echado siesta o no, etc. También información sobre planificación docente, horarios, actividades extra escolares…”. En su perfil de Twitter, la profesora de derecho mercantil y madre de mellizos compartía divertida hace algunos meses el nivel de detallismo del feedback de los profesores:
La guardería de los cuscurrines se comunica con las familias a través de una aplicación. Mi parte preferida es, sin duda, el feedback que nos dan sobre sus cacas. #pedetelíquido pic.twitter.com/PuDo6TGrZO
— Marta (@martafloresseg) October 3, 2019
“Me parece bien. Me gusta saber cómo han estado los niños y lo que han hecho. En ese sentido, alabo la transparencia”, comenta. Eso sí, Marta asegura que no supo de la existencia de la app hasta el primer día de clase, y que no recibió ningúna formación por parte del centro, aunque considera que al tratarse de una app muy intuitiva, tampoco fue necesario.
¿Cómo repercute este tipo de apps en la privacidad de los menores?
En los últimos años, hemos asistido a una mayor concienciación en temas de privacidad de menores. Si la generación millenial ya conforma filas entre padres y profesores, sus hijos, muchos de ellos ya preadolescentes, han empezado a reivindicar sus derechos ante la sobreexposición de su imagen en redes sociales (sharenting), y han presenciado también el refuerzo de las leyes que impiden la recopilación de datos personales de menores. En este contexto, nos surge la duda de si los menores tienen derecho a cierta intimidad ya desde la guardería, aunque en este caso, la información se transmita única y exclusivamente a sus padres.
“Según la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, los niños, desde que nacen, tienen derecho a la protección de sus datos”, nos explica Alicia Piña, responsable de la Comisión de Menores de la Asociación Profesional Española de la Privacidad (APEP). “No obstante, hasta que cumplen 14 años, los menores no tienen capacidad de ejercitar las facultades que derivan de su derecho de protección de datos por sí mismos, sino a través de sus representantes legales”. Alicia puntualiza que, aunque los menores de 14 solo puedan ejercitar sus derechos a través de sus progenitores, estos han de tener muy presente que dichos derechos existen, y que la privacidad de los menores está conectada a su dignidad.
“En algunos casos, los derechos chocan entre sí, como sucede con el derecho a la propia imagen y el derecho a la integridad física cuando los menores no pueden comunicarse. En estos casos, el derecho a la integridad física debería prevalecer, según lo previsto en el ordenamiento jurídico español.”, explica Alicia. Así lo corroboran desde Childcare On: “El principal miedo de las familias es la integridad física de los menores, más que la privacidad. Las familias no hacen tantas preguntas”, comenta Sergio.
En líneas generales, Alicia se muestra proclive a la implementación de este tipo de apps en las escuelas infantiles, si bien advierte de que hay mucha desinformación y no se está generando la suficiente reflexión previa. “Se necesita una mayor labor formativa. Padres y profesores deberían recibir formación sobre qué información es aconsejable compartir, y que por ejemplo, no conviene dar datos sobre enfermedades de gravedad”. Ante la duda, Alicia recomienda guiarse por el principio de minimización de datos: “Hay que evitar el envío de información que no sea absolutamente necesaria, como por ejemplo, la profesión de los padres”. En este sentido, el equipo de Childcare App asegura que siempre ofrece a la dirección del centro la posibilidad de organizar una jornada informativa para padres y profesores, si bien son ellos quienes tienen la última palabra respecto a si contratarlo o no.
Alicia Piña: “Hay que evitar el envío de información que no sea absolutamente necesaria, como por ejemplo, la profesión de los padres”
Al igual que el equipo tras Chilcare On, Alicia sitúa la responsabilidad en la directiva del centro. “Si los centros ofrecen este tipo de aplicaciones, deberían ser capaces de proporcionar también profesionales capaces de formarles. Si no disponen de un delegado de protección de datos (en guarderías no es obligatorio disponer del mismo), deben acudir a profesionales expertos en privacidad”. Alicia insiste también en la importancia de que el centro evalúe que la app es segura y que, como en el caso de Childcare On, no ceda datos a terceros, almacene los datos en sus servidores y los elimine a final de curso.
La responsable de la Comisión de Menores asegura que, lejos de implementar políticas transparentes y protocolos de seguridad para prevenir riesgos, algunos centros no dan la opción de matricular a los niños menos que los padres consientan al uso de la app. “Los centros requieren el consentimiento expreso de los padres”, sentencia Alicia, mientras que Cristina Muñoz de Chilcare On, asegura que no se ha encontrado aún con un caso en el que los padres se hayan negado a usar la app. Para asesorar a los padres a la hora de dar su consentimiento, la propia Asociación Profesional Española de la Privacidad (APEP) facilita recursos y materiales educativos en materia de privacidad a través de AseguraTIC.
La tecnología ha llegado para quedarse y como de costumbre, no atiende a sentimentalismos ni añoranza de tiempos pasados. Ya son muchos los profesores que optan por apps para comunicarse con los padres sin necesidad de concertar tutorías, y otros tantos quienes reconocen escribirse con sus alumnos en redes sociales en sus horas libres. La agenda escolar ha sido la primera en caer. Lo próximo será el libro de texto.
Imágenes | Gary Paakkonen, Childcare On
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La noticia
Las apps que permiten a los nuevos padres ver todo lo que sus hijos hacen en la guardería
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Xataka
por
Laura Martínez Montero
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