No lo llames “Nueva Tierra”, llámalo “ratonera tóxica incompatible con la vida compleja”: repensando las zonas de habitabilidad
Buscar vida en el Universo tiene mucho de partido de ping-pong. Por cada noticia, hipótesis o técnica que nos permite ser optimistas, hay otras tantas que nos hacen ser escépticos. De hecho, es un partido de tenis de mesa que, en fin, siempre suelen ganar estos últimos por un buen motivo: nos falta mucho por saber sobre cómo funcionan las cosas allá en el espacio exterior.
Como muestra un botón: tradicionalmente, la búsqueda de vida se ha centrado en lo que los científicos denominan “zona de habitabilidad“, el rango de distancias (con respecto a cada estrella) en el que las temperaturas de los exoplanetas permitirían la existencia de agua líquida en su superficie. Una de las condiciones necesarias de la vida tal y como la conocemos. Necesaria, pero no suficiente.
Una zona de habitabilidad para la vida compleja
De la vida “no demasiado” compleja. O eso es lo que piensan un grupo de investigadores de la Universidad de California Riverside: que la zona de habitabilidad es interesante, pero insuficiente. No basta con agua líquida para poder pensar que un exoplaneta es capaz de soportar vida compleja. Y por compleja hablamos de todo lo que va desde las esponjas hasta los seres humanos.
En un trabajo que acaban de publicar en The Astrophisical Journal, los investigadores han estimado los niveles de ciertos gases tóxicos en las atmósferas de los exoplanteas y sus conclusiones reducen el tamaño de las zonas de habitabilidad a menos de la mitad (o las elimina por completo).
Es la fisiología, alien “Es la primera vez que se usan los límites fisiológicos de la vida en la Tierra para predecir la vida compleja en otras partes del universo”, explicaba Timothy Lyons, uno de los coautores del estudio. Esto de ceñirnos a la vida terrestre puede ser un problema, claro; pero tener una nueva definición de habitabilidad basada en la capacidad de los planetas para mantener ecosistemas ricos como los nuestros puede ser de mucha utilidad.
No es planeta para seres humanos. Es un buen ejemplo de las ideas de los investigadores. A medida que los planetas se alejan de sus estrellas, necesitarían unos niveles mayores de CO2 en sus atmósfera para garantizar (vía efecto invernadero) la existencia de agua líquida. Sin embargo, la vida compleja no podría soportar demasiado CO2: a partir de ciertas concentraciones se vuelve tóxico. Eso supone un límite que las anteriores zonas de habitabilidad no habían tenido en cuenta.
En este caso, y siempre según el estudio, solo el CO2 podría reducir un tercio el tamaño de la zona de habitabilidad para humanos (bastante sensibles a este tipo de concentraciones). La dinámica de otros gases como el monóxido de carbono, por ejemplo, descarta a nuestras vecinas Proxima Centauri y TRAPPIST-1 como destinos de vacaciones.
No hay plan B (por ahora). “Creo que mostrar lo raro y especial que es nuestro planeta solo mejora el caso para protegerlo”, decía Edward Schwieterman, el autor principal del trabajo. “Por lo que sabemos, la Tierra es el único planeta en el universo que puede sostener la vida humana“. Aunque, estudios como estos señalan qué otros planetas merece la pena mirar con más detalle.
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Javier Jiménez
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