Dreams me ha demostrado dos cosas: es una genialidad y no es para mí

Dreams me ha demostrado dos cosas: es una genialidad y no es para mí

No nos merecemos algo como Dreams. Tras un tiempo trasteando con la beta, y aprovechando que se ha levantado el embargo de la misma, ya podemos hablar largo y tendido sobre lo que ofrece la nueva insignia de Sony para, esperemos, los próximos meses. Curioso que aún no sepamos con total claridad en qué momento llegará. Comprensible que lo tengan tan callado cuando tienen tanto por delante.

Media Molecule sigue por sus derroteros del mundo de la edición. Ese “Play, Create, Share” con el que nos sorprendieron en 2018 de la mano de LittleBigPlanet, pero elevado aquí a su máxima expresión. Un editor tan completo que nos permite hacer casi todo lo que se nos pase por la cabeza y que, sólo con el tiempo, mostrará su lado más oscuro en forma de limitaciones. Una barrera que, por ahora, es casi imposible de vislumbrar.

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Un juego con mucho trabajo

Dreams llegará con una campaña creada por Media Molecule. Un experimento que ya les funcionó con LittleBigPlanet y que, en esencia, viene a susurrarte al oído que todo eso que estás viendo en pantalla lo podrías hacer tú. Desconocemos hasta qué punto será capaz de impresionar o convencer esa aventura ya que no forma parte de la beta, pero hoy valoro mucho más su importancia de lo que lo hacía hace un mes.

Es fácil entender esa necesidad. Sin ella, si sólo debo tener en cuenta el editor de Dreams, el juego pierde para mí gran parte de su potencial por una sencilla razón. No voy a dedicarle tiempo al modo crear. Como no lo hice con la misma opción en sus anteriores juegos. Es aquí donde uno podría adelantarse y decir que es normal, que la falta de tiempo y lo apabullante de sus opciones son capaces de echar a más de uno para atrás. No iría mal encaminado, pero tampoco es del todo correcto.

Tampoco me valdría al 100% el decir que, bueno, llegados a este punto en el que puedes aplicar texturas, animaciones y cinemáticas con juegos de cámara, casi mejor optar por un motor de creación de videojuegos que no te limite a las herramientas ofrecidas aquí. Es un argumento completamente válido, pero también insuficiente.

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Un editor útil, pero no cómodo

La suma de ambos sería algo más fácil de digerir como excusa, pero además habría que añadirle un factor aún más clave: no me resulta cómodo trabajar en su editor. Desconozco hasta qué punto la cosa puede mejorar con un PlayStation Move en las manos, pero haciéndolo con el mando de PS4 a base de control de movimiento, joysticks y botones con atajos y comandos, me ha resultado muy incómodo.

Acostumbrado a moverme en un entorno como el de Unity con ratón y teclado, pudiendo acceder a casi todo lo que necesito en un par de clicks y con una precisión milimétrica, tener que recurrir a esculpir un nivel o un asset en Dreams me parece un innecesario dolor de cabeza. Puede que sea cuestión de práctica, de meterte ahí lanzándote sin red y salir de ello como un campeón, pero entonces volveríamos al primer punto para hablar de la falta de tiempo, lo apabullante de sus opciones, y vuelta a empezar.

El escollo lo salva en gran parte la opción de compartir. Un comunismo creativo en el que lo que yo cree puede ser aprovechado por otro usuario para modificarlo o llevarlo unos pasos más allá. Francamente, hay muchas ganas de ver qué sale de ahí cuando lleguen los auténticos cracks despreocupados de cómo pasan las horas.

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Y pese a ello una auténtica genialidad

Es en ese punto en el que se le dá la vuelta a la tortilla. Puede que no vaya a invertir tiempo en el modo crear de Dreams, pero sin duda tengo muchas ganas de ver cómo Media Molecule pone sus bemoles sobre la mesa para demostrar de qué es capaz el editor. Más aún de ver cómo la creatividad de los usuarios nos regala locuras como las que ya hemos visto siempre que se pone una herramienta en manos de los jugadores.

Aunque pocas, ya hay auténticas locuras paseando por la colección de creaciones y, con el paso de los meses y el crecimiento de la colaboración entre creativos, artistas y diseñadores, Dreams puede ser uno de esos interesantísimos cajones en los que meter la mano a ciegas y sacar un diamante en bruto. No pequemos de exceso de confianza, antes habrá que rebuscar entre un montón de calcetines sucios, pero con la ayuda de las votaciones y los filtros que ofrece la plataforma, tarde o temprano tocará una joya.

Si finalmente ocurre, y me parecería imposible que no sucediese viendo todo lo que ya hay y hasta qué punto se pueden explotar las herramientas de Media Molecule, Dreams demostrará haber tenido todo el sentido del mundo. Puede que no me guste ensuciarme las manos con su editor, pero sí me fascina la idea de pensar que, detrás de un minijuego cutre de Dreams, puede estar el próximo genio del desarrollo de videojuegos.

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Dreams me ha demostrado dos cosas: es una genialidad y no es para mí

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Vidaextra

por
R. Marquez

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