He vuelto al primer Onimusha 18 años después y me ha sorprendido lo bien que se conserva
No estoy entusiasmado con la remasterización de Onimusha: Warlords y el motivo es bien sencillo: todavía conservo el original de PS2 y Capcom no ha mostrado ningún aliciente de peso para esta puesta al día del clásico de 2001.
Sí que me alegró cuando se anunció por una simple cosa: que regrese la saga Onimusha y que acabemos viendo una nueva entrega, aunque para ello haya que recibir antes, presumiblemente, una remasterirazión de los otros tres capítulos.
Sea como fuere, esto me ha servido como excusa para volver a empezar la obra original, que la tenía olvidadísima y ni siquiera le llegué a completar en su momento, en parte porque no me dio tiempo de finiquitar los más de 100 juegos que tenía para la consola de Sony al tardar tanto en comprar la propia consola (sí, habéis leído bien: compré antes los juegos, la gran mayoría en oferta o de segunda mano, que la consola) al coincidir con la transición de la nueva generación de consolas, decantándome primero por Xbox 360.
Un control clásico para un juego clásico
¿No os ha pasado que cargáis una partida a un juego al que no habéis jugado desde hace muchos años y no recordáis qué es lo que teníais que hacer? Pues me pasó con Onimusha: Warlords, que estaba completamente pez al no recordar cómo se abrían las puertas con esos sellos de distintos poderes.
Probé lo que haría cualquiera tras olvidarlo todo: usar la magia correspondiente contra la puerta para poder abrirla, pero no surtió efecto. Aunque una de las veces, por casualidad, pulsé después la X al terminar la magia y se abrió. Pero tardé en pisparme de que realmente no había que usar la magia, sino equiparme simplemente con la espada correspondiente para anular el sello. Y que algunas puertas necesitaban dos o más sellos, por lo que me tocó farmear la espada de fuego, que aún tenía su orbe en nivel 1. Sin exagerar, tardé media hora.
Lo demás sí que lo tenía más fresco, como esa cámara estática con distintos planos, a lo Resident Evil, y el control tipo tanque. Aquí habría que hacer un inciso, porque una de las dos únicas novedades relevantes de la remasterización es que contará, a mayores, con un control analógico, por lo que ya no tendremos que girar obligatoriamente sobre nuestro eje. Algo que tampoco le hacía falta, porque a pesar del control tipo tanque, el movimiento de Samanosuke, con la voz y rostro de Takeshi Kaneshiro, es más ágil gracias a los saltos de esquiva hacia atrás.
En cuanto al resto de movimientos, no faltan los tajos a destajo con mucha sangre de por medio, las magias consumiendo PM, la posibilidad de bloquear (e incluso contra-atacar de manera letal) las acometidas del rival (aunque estos nos puedan agarrar), realizar un giro de 180º o atrapar las almas de los enemigos caídos con el guante de Ogre de Samanosuke. No se le puede poner ningún pero en este sentido, tan solo esa ausencia de poder cambiar de arma en caliente al tener que hacerlo desde el menú de pausa: algo que corregirá la remasterización, por suerte.
Onimusha: Warlords sigue siendo un gran reto
Que se haya demandado tanto el regreso de Onimusha no extraña ni un ápice sabiendo la acogida más que notable que tuvo el original en su lanzamiento, agrandando su leyenda con posteriores entregas, donde muchos recordamos la presencia de Jean Reno en la tercera. En mi caso, al rejugar el primero me he vuelto a dar de bruces con la sala de las trampas, donde alternamos el control entre Kaede y Samanosuke. He caído vilmente con las losas de pinchos.
Porque aquí Capcom tomó nota de lo mucho que gustaron los puzles y las trampas de su saga por excelencia de survival horror, teniendo en esta primera aventura ambientada en el periodo Sengoku diversas pruebas que requerirán por nuestra parte buenas dosis detectivescas (como resolver acertijos con palabras clave) o la antes citada sala de las trampas, donde dos pasos en falso provocaban la muerte instantánea y había que volver a cargar partida, rehaciendo todo el camino hasta ahí. Al menos contábamos con un mapa bastante práctico.
Lo que tampoco recordaba, y que me chocó un poco al principio (por el éxito que estaba teniendo Capcom con este tipo de trabajos), es que no llegase traducido a nuestro idioma, puesto que los textos y las voces estaban en inglés.
Para los que no tuvieron la suerte de degustarlo en su día, ya fuese en la consola de Sony o en Xbox al año siguiente, tienen una oportunidad de oro para descubrir una de las sagas más queridas (y olvidadas durante demasiado tiempo) de Capcom mediante su remasterización del próximo 15 de enero. Ya que para el resto, y como dijimos al comienzo, no hay ningún aliciente verdaderamente llamativo para adentrarse en esta puesta al día si aún conservamos el original. Eso sí, qué bien se conserva el original. Y eso que tiene 18 años de historia.
Nota: las fotos de este artículo son de la remasterización.
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