La sonda OSIRIS-APEX se dirige al asteroide más peligroso que conocemos. Llegará después de que pase cerca de la Tierra
La sonda OSIRIS-REx completó con éxito su misión principal de recolectar muestras en el asteroide Bennu y enviarlas de regreso a la Tierra. Mientras la NASA intenta abrir el contenedor de muestras, la sonda se dirige ahora a Apofis, otro asteroide potencialmente peligroso, para realizar su misión secundaria de explorarlo con un nuevo nombre: OSIRIS-APEX.
OSIRIS-REx fue lanzada a bordo de un cohete Atlas V en septiembre de 2018. La sonda llegó al asteroide (101955) Bennu a finales de aquel mismo año. Después de orbitarlo durante 505 días, se acercó extendiendo su brazo robótico para recoger polvo y rocas de su superficie. En mayo de 2021, la nave emprendió su viaje de vuelta a la Tierra para lanzar las muestras. El contenedor aterrizó en el desierto de Utah en septiembre de 2023.
Un poco antes, en abril de 2022, la NASA aprobó una ampliación de la misión para enviar a OSIRIS-REx a otro asteroide. Bajo el nuevo nombre de OSIRIS-APEX (abreviatura de OSIRIS-Apophis Explorer), la sonda se dirige ahora al asteroide Apofis, al que llegará en abril de 2029, unos días después de que la roca de 370 metros de diámetro pase por la Tierra.
Apofis, el asteroide que nos preocupó durante años
La NASA eligió Apofis porque es el único asteroide al que OSIRIS-APEX puede acercarse para un encuentro de larga duración con el combustible restante. Pero no es un asteroide cualquiera: causó bastante revuelo en 2004 cuando una observación inicial estimó que tenía una probabilidad del 2,7% de impactar contra la Tierra el 13 de abril de 2029.
La posibilidad de un impacto no se descartó del todo hasta 2021, pero afortunadamente, la NASA ha descartado por completo que pueda chocar con la Tierra en los próximos 100 años. Eso sí, cuando pase a solo 38.000 kilómetros de la Tierra en 2029, Apofis será visible a simple vista con un brillo de magnitud 3,1, similar al de las estrellas de la Osa Menor.
OSIRIS-APEX estudiará el asteroide durante 18 meses y realizará una maniobra similar a la que hizo durante la recolección de muestras en Bennu, acercándose a su superficie y activando sus propulsores para exponer el subsuelo del asteroide y poder analizar su composición. Pero para eso habrá que esperar a septiembre de 2030.
Esperemos que para entonces la NASA haya conseguido abrir el contenedor de muestras de Bennu. Los científicos de la misión se encontraron con dos tornillos atascados y han mandado a fabricar herramientas específicas para abrirlos sin contaminar las muestras. La esperanza es llegar a ellas a principios de 2024, ya que estas codiciadas muestras prometen ser una cápsula del tiempo de los inicios del sistema solar. Bennu se formó en los albores de nuestro vecindario, hace 4.500 millones de años.
Bennu es, de hecho, otro de los asteroides con mayor potencial de impacto con la Tierra que se conocen, aunque la probabilidad sigue siendo muy baja. Con un diámetro de 490 metros, se estima que hay una probabilidad de 1 entre 2.700 de que Bennu choque contra la Tierra el 24 de septiembre de 2182. No parece que vayamos a estar vivos para entonces.
Imagen | NASA
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La sonda OSIRIS-APEX se dirige al asteroide más peligroso que conocemos. Llegará después de que pase cerca de la Tierra
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Matías S. Zavia
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