Hay un plan para recuperar al dodo de la extinción en Mauricio. Y por primera vez en la historia, parece viable
Cuando los portugueses bajaron del barco aquella mañana de 1507, no imaginaban lo que estaban a punto de encontrarse: una isla exuberante, deshabitada y llena de pájaros enormes (de un metro de altura, pelaje gris y 10 kilos de peso) que ni siquiera se inmutaban al verlos pasar.
Sin embargo, nadie les hizo mucho caso. El dodo entró en la historia de la humanidad como un ave insípida, hinchada y con el “culo gordo”; un ave prescindible, apenas una curiosidad de los mares del sur.
Mauricio, 1681. Eso explica muchas cosas, pero no todas. Explica, por ejemplo, que acosado por las ratas, los gatos y el resto de alimañas que habían bajado de los barcos, el último dodo muriera en Mauricio en torno a 1681. No hacía ni un siglo desde que el almirante Van Warwyck había reclamado aquella tierra para los Países Bajos; apenas 50 desde los primeros asentamientos comerciales que buscaban explotar el ébano y la caña de azúcar.
No explica, en cambio, por qué de los miles de especies que habrán desaparecido en los últimos siglos (y de las 873 que sabemos con certeza que ya no están sobre la faz de la Tierra), ha sido el dodo — junto quizás con el mamut o el rinoceronte blanco del norte — el que ha pasado a convertirse en el símbolo de la capacidad humana para destruir el mundo.
Y eso puede salvarlo. A principios de 2023, la Mauritian Wildlife Foundation (MWF) se puso en contacto con Colossal Laboratories, una empresa de ingeniería genética que lleva años dedicada a la des-extinción: querían al dodo de vuelta.
Colossal es conocida en el mundillo porque ha hecho avances en la secuenciación del genoma de animales extintos. De hecho, los paleogenetistas de Colossal habían comentado en otras ocasiones que ya habían secuenciado al dodo y a dos de sus parientes más cercanos: el solitario de Rodrigues y la paloma de Nicobar, que aún resiste viva en algunas islas del sudeste asiático.
La clave, de hecho, estaba en esta paloma de Nicobar. Los equipos de Colossal han descubierto que podían usar un embrión de pollo para, con ciertas técnicas de ingeniería genética, criar palomas de este tipo. Aún las técnicas y procesos no están maduros, pero el espaldarazo de la MWF puede ser determinante para que el proyecto llegue a buen puerto.
En busca del nido. Y es que, pese a que aún no está claro que se puedan usar las células germinales primordiales de la paloma de Nicobar para desarrollar dodos, la gente de la MWF ya está trabajando en encontrar un hábitat capaz de acoger a estos animales.
No es algo fácil. Mauricio es una isla relativamente pequeña (60 kilómetros por 30) y, en las últimas décadas, ha sido devorada por el turismo, la agricultura y una urbanización poco ordenada. Tanto es así que, Vikash Tatayah, director de conservación de la fundación, explicaba en la CNN que “el sitio ideal no existe”.
No obstante, son optimistas. Hay zonas del parque natural de Black River Gorges que tienen los bosques restaurados, también están estudiando las reservas naturales de algunas islas cercanas a Mauricio (isla Redonda o el islote de Aigrettes). Cada opción tiene sus pros y sus contras (en Mauricio hay una enorme cantidad de depredadores; en las islas e islotes sería muy difícil que nadie pudiera verlos porque están protegidas), pero el MWF sigue trabajando en ello.
¿Tenemos fechas? Según explicaba Tatayah, el regreso del dodo “no ocurrirá de la noche a la mañana… estamos hablando de probablemente una década”. Al fin y al cabo, las aves se crearían en Estados Unidos y tendrían que llevarse a la isla, aclimatarlos y controlar su adecuación al territorio.
Pero, cuando dice “una década“, Tatayah está siendo optimista. Aunque las técnicas de “des-extincion” llevan años encima de la mesa, la comunidad científica internacional está preocupada por derivas de este tipo. Es decir, usar tecnología punta en animales llamativos que se extinguieron hace 400 años (o mucho más), pero olvidar algunos que desaparecieron hace unos pocos años (o que están a unto de desaparecer).
¿Des-extinción o atracciones de feria? No sabemos casi nada del dodo y, sin embargo, sí sabemos todo sobre el rinoceronte blanco del norte, la paloma pasajera o el bucardo pirenaico. ¿No tiene sentido empezar por los animales más cercanos y dejar las “atracciones de feria” para más tarde?, se preguntan algunos paleontólogos.
No obstante, aunque no dejan de tener razón, el hecho de que los proyectos que reciben atención sean siempre los de animales tipo dodo, mamut o tigre de tasmania dice mucho sobre cómo precisamente esas “atracciones de feria” pueden ser fundamentales a la hora de hacer avanzar un sector que, en otras circunstancias, podría ir mucho más lento.
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Imagen | Patricia M
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Hay un plan para recuperar al dodo de la extinción en Mauricio. Y por primera vez en la historia, parece viable
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Javier Jiménez
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