La aerotermia ha llegado para quedarse: cómo funcionan las bombas de calor que van a jubilar a las calderas de gas
Las calderas de gas tienen los días contados. Europa quiere que utilicemos bombas de calor. En España todavía hay muy pocos hogares que las utilicen, menos del 10%. Si bien, su llegada parece inevitable.
Aquí os explicamos cómo funcionan las bombas de calor y qué aspectos hay que tener en cuenta. Un repaso a estos sistemas de climatización que funcionan a partir del aire y el agua y son considerablemente más eficientes y ecológicas que las calderas de gas.
En esta casa se cumplen las leyes de la termodinámica. Las bombas de calor funcionan mediante aerotermia. Se basa en captar la energía que hay en el propio aire o en el agua. El sistema captura ese calor del aire y los traslada al interior para usarse como calefacción. Y también funciona a la inversa, para usarse como aire acondicionado.
Hay dos tipos de bombas de calor. Aire-aire o aire-agua. La diferencia entre unas y otras es que las de agua también sirven para calentar este circuito de agua. Independientemente son sistemas ecológicos al no depender de gases externos para su funcionamiento. Únicamente requieren de energía eléctrica y en comparación con otros sistemas de calefacción, consumen realmente poco.
Instalación sencilla y mantenimiento mínimo. Colocar una bomba de calor en casa es fácil, ya que no hace falta mirar salidas de humo ni gestiones especiales para el combustible. Simplemente consultar su instalación con la Comunidad de Propietarios.
Otra ventaja de las bombas de calor es que su mantenimiento es muy bajo. Son bastante cómodas, silenciosas y utilizan solo electricidad, por lo que es posible tenerlas en casas donde no hay instalación de gas.
Como norma general, se considera que la bomba de calor tiene una vida útil de unos 25 años, siendo su componente más delicado el compresor.
Cuán eficiente es. Depende de cada zona, pero la eficiencia energética de la aerotermia es muy alta. Debido a la condensación del gas, con la aerotermia se puede alcanzar hasta un 400% más de eficiencia energética en climas más o menos cálidos respecto a los sistemas de calefacción tradicionales. Esto es, por cada kWh utilizado de electricidad, se pueden generar entre 3 y 4 kWh de energía.
¿Y el problema? El debate con las bombas de calor es similar al de las placas solares. La principal desventaja de colocar bomba de calor es el coste inicial. Los modelos económicos cuestan alrededor de los 1.000 euros, mientras que la gama más alta para viviendas unifamiliares puede ascender por encima de los 10.000 euros.
Aunque como suele ser habitual en este tipo de instalaciones, existen múltiples ayudas y subvenciones para facilitar su instalación. Aún así, para un piso de tres habitaciones y unos 80 metros cuadrados, el coste total puede ascender por encima de los 8.000 euros, triplicándose si el sistema es geotérmico.
El tamaño. Son grandes. Algunos modelos pueden llegar a ser como una nevera de grande. Esto para casas o pisos grandes no es tanto problema, pero sí puede ser algo que eche para atrás a muchas personas de viviendas más reducidas.
Sin olvidar la potencia. Para un salón de unos 25 o 30 metros cuadrados se requiere un mínimo de unos 3,5 kW. Esto implica que para un piso hace falta una bomba de calor de al menos 5 kW. Esto solo ya abarca mucha potencia, por lo que habitualmente hay que tener en consideración subir la potencia contratada en casa.
Como vemos, son sistemas muy eficientes e interesantes energéticamente, pero cuya instalación por el momento sigue siendo un handicap suficiente relevante como para planearlo todo con detalle.
Imagen | Green Buildings
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Enrique Pérez
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