EEUU ha redoblado su presión sobre la industria de los chips de China con un arma muy eficaz: las inversiones
El pulso entre la alianza liderada por EEUU y China no cesa. Los dos frentes en los que la Administración de Joe Biden ha trabajado con más ahínco hasta ahora persiguen impedir que la mayor parte de los chips de vanguardia llegue al país liderado por Xi Jinping (hay algunas excepciones que cuentan con la aprobación del Gobierno estadounidense), y, por otro lado, evitar que China pueda producir sus propios equipos litográficos avanzados.
La estrategia de EEUU y sus aliados consiste, en definitiva, en privar a China de los semiconductores más avanzados disponibles actualmente y demorar todo lo posible el momento en el que este país asiático sea capaz de producirlos por sí mismo. No obstante, el Gobierno de Joe Biden puede ir más lejos. Durante las últimas semanas ha tomado forma la posibilidad de que prohibiese a sus propias empresas invertir en algunos sectores estratégicos en China, y, como cabía esperar, esta medida acaba de consolidarse.
Las inversiones de las empresas de EEUU en China, en el punto de mira
Hace apenas unas horas Joe Biden ha firmado una Orden Ejecutiva que prohíbe expresamente las inversiones de las compañías estadounidenses en tres sectores estratégicos tanto para EEUU como para China: la industria de los semiconductores, las tecnologías vinculadas a la computación cuántica y la inteligencia artificial. El Departamento del Tesoro será la institución estadounidense que se responsabilizará de velar por el cumplimiento de esta Orden Ejecutiva.
El propósito de esta Orden Ejecutiva es impedir que los recursos financieros y el conocimiento estadounidenses ayuden a China a reforzar su ejército
No obstante, esto no es todo. Y es que las empresas estadounidenses que hayan previsto realizar cualquier tipo de inversión en algún sector tecnológico de China deberán comunicárselo previamente al Gobierno de EEUU, que tendrá la facultad de prohibirla si considera que puede socavar los intereses del país. El alcance de esta medida no se ciñe solo a las compañías de tecnología; también deben acatarla las firmas de capital riesgo, las empresas conjuntas (joint ventures) y las de nuevas inversiones (greenfield investments).
El propósito de esta Orden Ejecutiva es, de acuerdo con el Gobierno de Joe Biden, impedir que los recursos financieros y el conocimiento estadounidenses ayuden a China a desarrollar tecnologías que podrían reforzar la modernización de su ejército, y, por tanto, comprometer la seguridad de EEUU. Además, esta medida se ha consolidado sobre un telón de fondo que acentúa la tensión que existe entre estos dos países: la declaración por el presidente Joe Biden de una emergencia nacional ante la amenaza que China y otros países representan para los intereses de EEUU.
La respuesta de China, como cabía prever, no ha tardado en llegar. El Gobierno encabezado por Xi Jinping se ha mostrado extremadamente preocupado por esta medida de la Administración estadounidense y ha anticipado que se reserva el derecho de tomar las medidas de respuesta que estime pertinentes. Concretamente el Ministerio de Comercio chino ha emitido una declaración en la que sostiene que esta Orden Ejecutiva firmada por Joe Biden socava la economía y el comercio internacionales.
Imagen de portada: David Lienemann | Xataka con Midjourney
Más información: Reuters
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Juan Carlos López
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