Pensaban que solo era un volcán extinto a 2.000 metros de profundidad. No podía estar más equivocados

Pensaban que solo era un volcán extinto a 2.000 metros de profundidad. No podía estar más equivocados

Cuando el equipo del Northeast Pacific Deep-Sea Project se sumergió en la costa pacífica de Canadá hace un par de meses esperaban encontrarse poco más que un viejo volcán dormido, pero se dieron de bruces con lo que podría ser el inicio de una película de ciencia ficción: un enorme ecosistema de agua tibia repleto de miles de huevos. ¿Qué estaba pasando?

La imagen ya era sorprendente… Se trataba de un cono volcánico a casi dos kilómetros de profundidad que seguía activo, suministrando un aporte continuó de agua caliente y minerales a una riquísima comunidad de corales de aguas profundas y otras especies. Pero lo que llamaba la atención, claro está, eran los huevos.

Según explicaba la responsable del proyecto, Cherisse Du Preez, la cima de la montaña submarina “estaba cubierta de huevos, tenía, no sé, ¿100,000? ¿Un millón?”. Huevos grandes, con forma de bolsa y color verde oscuro, además. El desconcierto inicial se convirtió, rápidamente, en una curiosidad enorme porque (por pura casualidad) encontraron un pez desovando.

Y no un pez cualquiera. Encontraron una raya blanca del Pacífico. Se trata de una raya que vive en el margen continental (a una profundidad de entre 800 y 2800 metros bajo la superficie) y que, por eso mismo, es muy poco conocida. Hasta el momento, solo se había encontrado un “criadero” de rayas de este tipo y lo habían encontrado en las islas Galápagos.

Pero eran pocos: según parece, en aquella ocasión los investigadores encontraron una docena de ‘raviolis’ gigantes cerca de unos respiraderos hidrotermales. El análisis de aquella zona hizo sospechar a los expertos que las rayas blancas utilizaban ese tipo de condiciones ambientales para acelerar el desarrollo de los huevos.

Tiene sentido: en condiciones normales, estas criaturas tardan hasta cuatro años en llegar a la juventud.

Un jardín de coral… El nuevo descubrimiento, además de ser tremendamente sorprendente, es una oportunidad de oro para estudiar con mucho detalle a esta rara especie animal en un hábitat muy propicio. Sí, eso es cierto. Pero es algo más.

Es un recordatorio de lo desconocidos que son, aún hoy por hoy, los fondos marinos. Cuando los expertos dicen que conocemos mejor lo que ocurre en una estrella a años luz de distancia que lo que pasa en el fondo del mar tienen toda la razón del mundo.

…que está en peligro. Y ahora que la minería en aguas profundas está a punto de hacerse una realidad, nos damos cuenta de la cantidad de cosas que estamos a punto de perder si empezamos a taladrar el fondo marino sin ton ni son.

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Imagen | Northeast Pacific Deep-Sea Project


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Pensaban que solo era un volcán extinto a 2.000 metros de profundidad. No podía estar más equivocados

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Javier Jiménez

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