Al coche eléctrico le ha salido un inesperado enemigo: el Brexit. Las marcas alemanes, Ford y hasta los británicos piden renegociarlo
El grupo Stellantis desató ayer una pequeña tormenta en el Reino Unido al pedir directamente una renegociación de los acuerdos del Brexit, de lo contrario podrían cerrar sus las fábricas que posee en Inglaterra. Hoy, Ford y las marcas alemanas se han unido a la petición de Stellantis.
La asociación alemana de fabricantes de automóviles (VDA, por sus siglas en alemán) se ha sumado a las peticiones del grupo Stellantis de prorrogar tres años el acuerdo comercial del Brexit para evitar aranceles del 10% en los coches eléctricos que crucen el Canal de la Mancha con destino al Reino Unido.
Según el Acuerdo de Comercio y Cooperación al que llegaron la Unión Europea y Reino Unido por el Brexit para que un coche vendido en el Reino Unido esté exento del 10% de derechos de aduana, al menos el 40% de los materiales que lo componen deben ser de origen local. Ese porcentaje subirá al 45% el año que viene y hasta el 55% en 2027.
En teoría, esto debía favorecer los modelos fabricados en suelo de la UE y evitar que los costes y su precio subiese. Pero en la práctica no es tan sencillo. Si bien con un coche de gasolina, esa proporción es relativamente fácil de alcanzar, no es el caso en un coche eléctrico.
La batería de tracción de un coche puede suponer hasta la mitad de su coste. En su inmensa mayoría, esas baterías proceden actualmente de China, Corea del Sur y Japón. Y como Europa aún no tiene en marcha una industria de baterías propia lo suficientemente grande para poder prescindir de las baterías asiáticas (y no la tendrá hasta el menos 2026), las marcas europeas se enfrentan a posibles aranceles a partir de 2024.
Lo que supondría una subida casi automática de los precios de un 10% como mínimo para el consumidor británico y posiblemente menos ventas para las marcas.
Las marcas británicas también se enfrentarán a aranceles
Ese acuerdo no afecta solamente a las marcas que fabriquen en suelo comunitario, también se aplica a los vehículos fabricados en el Reino Unido. Así, si un MINI fabricado en Oxford o un Bentley no están sujetos a aranceles cuando se venden en la UE, un Nissan Leaf, fabricado en Swindon, sí podría acabar estando sujeto a aranceles.
De ahí que Ford se haya unido a la petición lanzada por el grupo Stellantis. El gigante estadounidense está invirtiendo 380 millones de libras (437 millones de euros) en la producción de motores eléctricos en una planta de Liverpool.
“Ford pide que los actuales requisitos comerciales se amplíen hasta 2027, para dar tiempo a que la cadena de suministro de baterías se desarrolle en Europa y satisfaga la demanda de vehículos eléctricos”, dijo el fabricante de automóviles estadounidense en un comunicado.
Esta petición de renegociar el Acuerdo de Comercio y Cooperación proviene de los fabricantes de la UE, pero también interesa a los fabricantes británicos. Mike Hawes, director ejecutivo de la asociación británica de fabricantes locales (la SMMT), recuerda que “en un momento en que todos los países están acelerando su transición hacia un transporte de emisiones cero, y los competidores mundiales ofrecen miles de millones para atraer inversiones a sus industrias, hay que encontrar rápidamente una solución pragmática”.
La realidad es que sin un acuerdo de libre comercio entre el Reino Unido y la UE, la fabricación de coches eléctricos en Reino Unido no tiene un futuro brillante. Sirva de ejemplo el movimiento de BMW.
El grupo alemán en previsión del incremento del porcentaje de origen local y sin fábricas de batería a la vista, decidió en 2022 que la producción de su futuro MINI eléctrico y sus derivados, como el MINI Aceman, se haría en China, mientras que la producción del futuro MINI Countryman eléctrico se haría en Alemania.
–
La noticia
Al coche eléctrico le ha salido un inesperado enemigo: el Brexit. Las marcas alemanes, Ford y hasta los británicos piden renegociarlo
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Daniel Murias
.