La gran transición a las energías verdes se ha topado con un problema inesperado: falta cobre
El futuro de la transición energética no se pinta solo con el blanco del litio. En buena medida es rojizo, el color del cobre. Y si la disponibilidad y volatilidad del primero lleva tiempo preocupando a la industria tecnológica, obligándola incluso a meter la cabeza en el sector minero, el segundo se mira también con cierta cautela. Y con razón. Voces hay ya que advierten del riesgo de escasez de cobre, panorama preocupante dado el papel que juega en las baterías o los paneles solares.
Algunos analistas apuntan incluso a años de déficit.
¿Qué dicen los datos? Dado la importancia del cobre, tanto para el sector tecnológico como para la construcción, la evolución de su precio, demanda y oferta es un tema crucial. Y sobre la mesa hay estudios ya que advierten de un futuro con desajustes. Uno de los más contundentes es el de la consultora McKinsey & Co, que calcula que para principios de la próxima década el abastecimiento se habrá vuelto insuficiente. En concreto, prevé que la demanda anual aumentará a 36,6 millones de toneladas métricas para 2031 mientras el suministro rondará las 30,1.
La multinacional Anglo American, embarcada en un proyecto minero en Quellaveco, una de las mayores reservas de Perú, apunta a un escenario similar. Durante la Conferencia Mundial del Cobre (CRU) 2022 —detalla la compañía— se estimó que a partir de 2030 el sector registrará un déficit de oferta de 4,7 millones de toneladas anuales. Para equilibrar el mercado calcula que sería necesario invertir más de 100.000 millones de dólares en la construcción de minas.
Un mercado sin margen. Ese es el preocupante aviso lanzado en The Wall Street Journal por Robert Edwards, analista de CRU: “El mercado está bastante tenso […]. A largo plazo, existe una narrativa en torno a la escasez de recursos y la transición ecológica con los vehículos eléctricos y energías renovables, así como la construcción de redes eléctricas. Sobre el papel, se abre una brecha de suministro importante en los próximos 10 años”. No es el único que incide en esa idea.
“Ya prevemos grandes déficits de cobre hasta 2030”, concuerda Robin Griffin, vicepresidente de Metales y Minería de Wood Mackenzie, en declaraciones a la cadena CNBC. El escenario que pintan los analistas de Goldman Sachs tampoco es demasiado halagüeño, con una previsión de déficit para 2023 debido a una mayor presión de la demanda y los desafíos que afronta el flujo de suministro.
¿Y cómo influye en los precios? Otra cuestión clave. A finales de 2022 Goldman Sachs vaticinaba que su precio podría escalar a un valor récord en un año, hasta alcanzar los 11.000 dólares por tonelada. La estimación, combinada con las expectativas que entonces generaba la relajación de la política “Covid Zero” en China y su posible efecto sobre la demanda del mineral, provocó un alza en la bolsa de metales de Londres (LME) que elevó la tonelada por encima de 8.500 dólares. Los cálculos de la firma apuntaban en diciembre a que se alcanzaría un “pico de suministro” a mediados de 2024, “generando déficits a partir de ese punto”.
Hace unos meses Juan Manuel Martínez, socio del área corporate Treasury Advisory Faas de EY España, compartía con el diario Cinco Días su previsión a medio plazo: la tonelada de cobre se mantendría por encima de los 8.500 dólares durante los próximos años, con riesgo de superar incluso los 10.000. Su cotización actual en Londres se sitúa en 8.885, si bien ya ha llegado a pasar de los 10.000.
¿Y cuáles es la causa? Mejor hablar de causas, así, en plural. Una de las principales es el aumento de demanda ya anticipado por McKinsey & Co, que espera que para inicios de la próxima década se sitúe en 36,6 millones de toneladas métricas. Analistas como Aditi Rai, de Goldman Sachs, ya avisan que si queremos seguir avanzando hacia el objetivo de la neutralidad de emisiones necesitaremos una considerable cantidad adicional de cobre durante los próximos años.
Los datos de Statista reflejan un incremento sostenido en el consumo de cobre refinado a nivel global, pasando de los 19,1 millones de toneladas métricas de 2010 de 2010 a 25,3 en 2021. El portal muestra también un alza en la producción: de 16 millones de toneladas métricas en 2010 a 22 el año pasado. Como recoge TWSJ, los analistas apuntan a la falta de nuevos recursos extraídos y las modestas previsiones de crecimiento de producción en polos como Perú y Chile.
Una cuestión de usos… y negocios. El cobre se utiliza en cableado, construcción, la industria de los vehículos eléctricos y los paneles solares, entre un largo y valioso etcétera. Para el jefe de análisis de mercado de Marex, Guy Wolf, el crecimiento de la demanda está bloqueado y para atraer inversiones hacia nuevas minas será necesario que los precios suban hasta los 15.000 dólares por tonelada métrica. Lo cierto es que el sector ya registra movimientos relevantes, como el interés de Glencore por la canadiense Teck con la vista puesta en el cobre.
No todos vaticinan sin embargo un horizonte de desequilibrio ydéficit de oferta. En 2022 los analistas del RBC Capital Markets pronosticaban que el suministro global de cobre superará la demanda al menos los próximos dos años gracias al desarrollo de proyectos. Incluso esperaba un descenso en el precio en 2023 y 2024.
No todo es mercado. Así es. Para entender bien la situación del mercado del cobre, su deriva reciente y el escenario actual es fundamental tener en cuenta otros factores. La chilena Codelco, peso pesado en el mapa mundial del cobre, reconocía en enero que había registrado una caída de 162.000 toneladas en su producción de 2022 en comparación con la de 2021. El “pinchazo” equivale a una caída del 10%, que la corporación ha asociado con las “dificultades específicas” que afrontó durante el ejercicio, como fallos estructurales y fenómenos climáticos.
Los factores políticos, sobre todo en América del Sur, clave en la producción, también son cruciales. La situación que atraviesa desde hace meses Perú, otro de los grandes proveedores, han afectado al sector. En enero Bloomberg se hacía eco de que las protestas en el país estaban mermando la producción cuprífera nacional, poniendo en riesgo cerca del 30%. El año pasado los mercados estaban expectantes también ante la aprobación de la nueva constitución en Chile y su posible impacto en el sector. Otro factor relevante está en Asia, más concretamente en China, con las previsiones de aumento de demanda tras el levantamiento de restricciones.
Imagen de portada: Omid Roshan (Unplash)
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La noticia
La gran transición a las energías verdes se ha topado con un problema inesperado: falta cobre
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Carlos Prego
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