El drama de ASML en China: no puede venderle su tecnología pero le necesita a largo plazo como cliente

El drama de ASML en China: no puede venderle su tecnología pero le necesita a largo plazo como cliente

No es fácil navegar en las turbias aguas diplomáticas que se extienden entre Estados Unidos y China. ASML lo sabe bien. Las tensiones entre ambas potencias han acabado filtrándose a la industria de los semiconductores y dejado a la firma holandesa en una tesitura complicada: su Gobierno —en sintonía con Washington— valora nuevas restricciones que le complicarán enviar equipos a China, pero el gigante asiático es un mercado jugoso para sus otros productos a largo plazo y ASML lleva años de expansión allí, dotándose de un importante músculo.

Ante semejante panorama el directivo ejecutivo de la firma holandesa, Peter Wennink, ha decidido viajar a China. Su reto: nadar entre dos aguas.

¿Qué no puede vender ASML a China? La compañía ve restringida su comercialización de equipos de fotolitografía de ultravioleta extremo (UVE) y profundo (UVP), claves para los circuitos integrados más avanzados. Y eso es muy relevante porque ASML no es una empresa cualquiera: es un referente en el sector. La multinacional, con sede en Países Bajos, ostenta el monopolio de la maquinaria de fotolitografía UVE, equipos tan complejos que Nikon o Canon han acabado retirándose de la carrera para romper esa posición de dominio del mercado.

Se entiende así que las restricciones dejen a la industria china en una situación cuanto menos comprometida. Según precisa la cadena CNBC, la multinacional ya afrontaba limitaciones para el envío de maquinaria UVE a China, pero que ahora pueda ver todavía más restringido su catálogo disponible en el gigante asiático le afecta directamente. La decisión tiene más de juego geopolítico —uno diseñado desde fuera de sus oficinas— que de decisión empresarial propia.

Entonces… ¿Cuál es la razón? La política. La holandesa, y sobre todo, la internacional. En mitad de un escenario tenso —alimentado por el conflicto de Taiwán, que tiene sus propias derivas en el sector de los semiconductores— la administración de Joe Biden decidió hace unos meses lanzar una ofensiva para impedir que China se beneficie del desarrollo de tecnología “made in USA”.

¿Cómo? Estrangulando cualquier flujo exportador de semiconductores, maquinaria o talento relacionado con EEUU y destino al gigante asiático. ¿Para qué? Para complicar a Pekín una autosuficiencia tecnológica con implicaciones geopolíticas cruciales. Al fin y al cabo, como señala el analista Noah Smith, los semiconductores destinados a IA o superordenadores resultan estratégicos.

¿Y qué tiene que ver eso con ASML? Más de lo que parece. ASML ostenta un papel clave, pero para algunas de las innovaciones que utilizan las máquinas de litografía más avanzadas que usa son… “made in USA”. El matiz es importante porque el veto de Washington va más allá de los chips fabricados en su propio territorio: se extiende también a la maquinaria e incluso el talento.

Con ese telón de fondo, en marzo trascendía que Países Bajos prevé nuevas medidas de “supervisión” que complicarán aún más la situación de las firmas chinas: todo indica que las autoridades requerirán una licencia para exportar los equipos UVP que ahora ASML puede vender a sus clientes del país. Dado que esta maquinaria es la segunda más sofisticada de ASML, la medida es relevante.

¿Cómo ha respondido Pekín? Pues no le ha sentado demasiado bien. A principios de marzo Mao Ning, del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, mostró su deseo de que los Países Bajos mantengan una “posición objetiva y justa”, y deslizó, con rotundidad: “Desaprobamos la interferencia a través de medidas administrativas en el comercio normal entre empresas holandesas y chinas”.

“En los últimos años Estados Unidos, en un intento de privar a China de su derecho al desarrollo y mantener su hegemonía, ha exagerado el concepto de seguridad nacional, politizado e instrumentalizado las cuestiones comerciales y tecnológicas y coaccionado o cortejado a algunos países para que adopten restricciones a la exportación contra China”, censuró Ning: “Estos actos de intimidación violan gravemente los principios del mercado”.

¿Y qué ha hecho ASML? La posición resulta de todo menos cómoda para ASML, que a lo largo de los últimos años se ha expandido por China, contratando personal y estableciendo oficinas y centros logísticos. De momento puede enviar sin embargo equipos de ultravioleta profundo, un negocio relevante. South China Morning Post asegura que la comercialización de estos equipos, UVP o DUV de inmersión ArF representaron el año pasado el 34% de los ingresos totales del sistema de ASML. En 2021 su cuota fue incluso superior, del 36%.

Con esos datos sobre la mesa y dado el peso de compañías chinas, como SMIC o Hua Hong Semiconductor, sorprende poco que hace unos días el director ejecutivo de ASML, Peter Wennink, haya visitado China para mantener un encuentro con su ministro de Comercio, Wang Wentao. El viaje fue de perfil bajo, sin entrevistas, ni discursos, pero es relevante ya solo por el contexto. “En el entorno actual ASML tiene que encontrar una forma más equilibrada para su desarrollo en China y al mismo tiempo reducir el impacto político”, reconoce He Hui, de Omdia.

Imagen de portada: ASML

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El drama de ASML en China: no puede venderle su tecnología pero le necesita a largo plazo como cliente

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por
Carlos Prego

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