Los altavoces de Sonos son una meticulosa obra de ingeniería: así es por dentro la empresa que Apple debería haber comprado
Santa Bárbara transmite good vibes. Cuando Sonos me invitó a visitar su sede central en California me la imaginaba distinto. Los altavoces de esta marca son de una altísima calidad, pero no tenía tan presente que eran una compañía joven. En vez del clásico gran edificio de cristal, Sonos tiene sus laboratorios y oficinas distribuidos por la ciudad, sin ningún logo en la puerta y sin aspavientos pese a ser una de las marcas referentes en el mundo del sonido.
Lo que sí me encontré es una empresa en gran sintonía con la industria musical, ingenieros provenientes de todas las partes del mundo y una pasión casi enfermiza por el detalle. No es casualidad que la empresa recuerde mucho a Apple. Tienen pocos productos y su propia manera de funcionar, pero la dedicación que hay detrás es digna de conocer.
Siempre sonando música
Es inevitable que en una empresa de altavoces suene música de fondo. La visita a la sede de Sonos era un repaso por las principales instalaciones, algunas conferencias, charlas con ingenieros y presentación de los nuevos Era 100 y Era 300. Tienen un estilo desenfadado, pero se notaba que es un lanzamiento importante y querían mostrarse lo más formales posible. Aún así, durante los dos días que estuve no dejé de escuchar música aquí y allá. Si no era un ingeniero haciendo pruebas, era alguien durante la comida con un Move. Si a esto le sumamos que la decoración del lugar estaba plagada de altavoces e instrumentos, la sensación de startup especializada en sonido estaba muy presente.
Y aquí está la cosa con Sonos. Son una enorme multinacional que cotiza en bolsa y que cuenta con más de 12 oficinas en todo el mundo, entre ellas Boston, París o Shenzhen; más de 1.800 trabajadores y unos ingresos anuales de más de 1.750 millones de dólares. Unas cifras mareantes para una empresa de sonido cuyo negocio pasa casi exclusivamente por las ventas de altavoces.
Durante la visita tuvimos la oportunidad de escuchar a varios creadores y artistas de Hollywood, que creen que el audio espacial en una de las grandes tendencias del momento en la industria. Entre ellos también se encontraba Giles Martin, hijo del productor de los Beatles, compositor, ganador de dos Grammy y actual responsable de la experiencia de sonido de Sonos. “Cuando nos sentamos con estas personas les pedimos críticas. ¿Están decepcionados con lo que escuchan de Sonos?”, explica Martín en relación a cómo conseguir el sonido más cercano a lo que los propios productores y músicos buscan transmitir en sus estudios.
Esta idea de intentar replicar las sensaciones de los estudios de grabación con lo que producen los altavoces también la defiende Manny Marroquin, ingeniero de sonido ganador de 10 grammy que ha trabajado con artistas como Whitney Houston, Shakira o Rihanna. Patrick Spence, CEO de Sonos, recuerda durante la presentación de los Era 100 y Era 300 que empezaron como una empresa de aficionados a la música y es lo que continúan siendo.
El proceso creativo: por qué Sonos se embarca en un nuevo diseño
Doug Button es el veterano ingeniero de sonido que ha liderado la creación de los nuevos Sonos Era 100 y Era 300. Con más de 44 patentes en su haber y experiencia en compañías como JBL, Samsung o Apple, Button trabaja para Sonos desde principios de 2020. Con él hemos repasado cuál es el proceso creativo para la construcción de los nuevos altavoces, qué es lo que diferencia a Sonos y cuál es su visión sobre las últimas tendencias en el mundo del sonido.
“Sonos es bastante diferente a cualquier otra en la que haya trabajado. Como verás, es todo absolutamente abierto. No puedes evitar cruzarte con personas. En todo momento sabes qué está haciendo el resto de la empresa”, describe Button. “Esto se traslada a una profunda colaboración entre departamentos y un enorme respeto mutuo. Para mí es algo que llevaba tiempo buscando”.
“Desde el principio del proceso de desarrollo del producto no hablamos de especificaciones, en realidad hablamos de la experiencia. Cada uno de nosotros tiene que escribir un resumen. Y son solo palabras, sin datos técnicos como decibelios o frecuencias. Hacemos referencia, a veces, a nuestros productos más antiguos. A veces es una referencia a un sentimiento general o una idea”, explica el responsable de diseño de los Era. “En el caso del Era 100 era más sencillo, porque lo comparamos con el Sonos One. Pero en el caso del 300, teníamos una pizarra completamente limpia. Y eso fue algo que fuimos resolviendo con el tiempo”.
Fue justo antes del inicio de la pandemia cuando en Sonos empezaron a trabajar en lo que hoy son los Era 100 y Era 300. “El hecho de que todos estuvieran en casa me permitió estar mucho tiempo solo en el laboratorio. Esas reuniones con personas de Boston, Seattle, Europa o China se convirtieron en videollamadas de Zoom. La estructura de trabajo no cambió, pero tenía todo el laboratorio para experimentar”.
La arquitectura de los Era 300 y Era 100 se desarrolló en paralelo. En el caso del modelo superior, para Button empezó a ser evidente de que necesitaban un diseño nuevo. Con la idea de crear un sonido con Dolby Atmos se necesitaban suficientes tweeters apuntando en todas direcciones. Los prototipos iniciales eran enormes y más rectangulares, pero poco a poco fueron puliendo el proceso hasta adoptar esa actual forma de gafas de VR que tiene el Era 300.
“Cuando piensas en optimización del tamaño, el Era 300 es lo mejor que hemos logrado al tiempo que ofrece un sonido espacial y estéreo. Las partes que son grandes lo son porque añaden una utilidad”, explica el responsable de sonido de Sonos. “El tiempo de creación de un nuevo dispositivo es de entre dos y tres años. Cuando estás actualizando un producto puede ser algo menos, pero aquí hemos ido a algo completamente nuevo. Siempre hay algo que añadir, retocar o revisar. Afortunadamente, en Sonos no nos marcamos fechas límite. Tenemos un calendario duro, pero los proyectos salen cuando están listos”.
Del silencio de las cámaras anecoicas al testing extremo
Como suele ser habitual en las zonas de diseño, no estaba permitida la grabación. En las instalaciones pudimos visitar la dos cámaras anecoicas donde comprueban la calidad de sonido, principalmente el sonido espacial de los Era 300. Estamos ante dos habitaciones completamente insonorizadas, donde las paredes están diseñadas para amortiguar toda reflexión y cortar el eco. Entrar en ellas y hablar es una experiencia extraña.
A nivel energético, Anaïs Sarrazin, product manager de Sonos, nos explica que el Era 100 consume un 32% menos de energía que el Sonos One y que se ha logrado reducir considerablemente la energía en reposo (menos de 1W). Los nuevos altavoces son además los primeros en ser completamente reparables.
Desde Sonos también están sumergidos en la tendencia generalizada en el sector tecnológico de apostar por prácticas sostenibles. Más allá de la eficiencia energética y de apostar por una paquetería prácticamente toda de papel, uno de los cambios con los Era es la utilización de un nuevo plástico reciclado.
Este nuevo material lo tuvieron que testear por completo, ya que no sabían si era tan resistente como el anterior. Pudimos asistir a varias pruebas. No solo de resistencia a caídas o aguantar temperaturas extremas, también resistencia a todo tipo de líquidos abrasivos.
Sonos dispone de fábricas en Asia donde se realiza la producción, pero el testeo de los diferentes diseños se realiza en sus oficinas de Santa Bárbara.
Décadas persiguiendo el sonido espacial
Doug Button recuerda que el sonido espacial no es ninguna idea nueva. Es un concepto que lleva repitiéndose décadas, pero no ha sido hasta ahora cuando la industria musical está adoptándolo, gracias en parte al tirón de Dolby Atmos. Según explican desde Sonos, en los últimos tres años, el 80% de la nueva música del top Billboard es Dolby Atmos.
“En Sonos ya teníamos barras de sonido con Atmos. Ahora lo llevamos a un altavoz y en el formato más compacto posible, para disfrutarlo en casa”, expone Button. Este sonido espacial lleva años conquistando el cine y las series, ahora está dando el salto a la música.
Pero, ¿cómo funciona realmente este sonido espacial? ¿Cómo es posible que aunque te muevas, el altavoz consigue que percibas cada nota desde el ángulo que toca? “El altavoz únicamente necesita saber la distancia entre vosotros. Cuando es un único altavoz como el Era 300, no importa la dirección en la que estés. De alguna manera siempre apunta hacia ti. Para conseguirlo, el sonido tiene que tener una gran dispersión“.
“El altavoz es capaz de proyectar sonido espacial. Dolby Atmos es la manera de codificar la información de los distintos objetos en los canales de sonido. Utilizamos el altavoz para que esos instrumentos suenen donde deberían. Es simplemente intentar ser tan fieles como la experiencia Atmos original en un estudio de grabación”.
Una de las limitaciones del audio espacial es la falta de servicios de streaming compatibles. Hasta la fecha se recomendaba utilizar Amazon Music Unlimited, pero han anunciado una colaboración con Apple para poder escuchar sonido espacial en Apple Music en los Era 300, Arc y Beam (Gen 2). De nuevo, un ejemplo más de lo cercana que es Sonos a la compañía que en su día optó por otra marca de sonido.
A la espera de unos auriculares que nunca llegan
No podíamos dejar de preguntarles por un producto que lleva años rumoreándose y no termina de llegar: los primeros auriculares de Sonos. Como es de esperar, desde la compañía evitan realizar cualquier tipo de comentario, aunque siempre se les escapa una sonrisa cuando se pregunta por ellos.
Sí parece mucho más cercano una actualización del Sonos Move, su mejor altavoz bluetooth. La compañía ha ido ampliando poco a poco su catálogo, abarcando no solo dispositivos conectados al WiFi de casa, sino aquellos que se escuchan en entornos más dinámicos como el exterior. Unos auriculares encajarían perfectamente en la propuesta de Sonos. Lamentablemente, no nos dejaron acceder a esa planta donde “trabajan en los nuevos proyectos”.
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La noticia
Los altavoces de Sonos son una meticulosa obra de ingeniería: así es por dentro la empresa que Apple debería haber comprado
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Xataka
por
Enrique Pérez
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