Las ventajas (y las desventajas) de las baterías LFP, el otro plan de la industria para abaratar el coche eléctrico

Las ventajas (y las desventajas) de las baterías LFP, el otro plan de la industria para abaratar el coche eléctrico

Los últimos días nos han dejado un reguero de noticias relacionadas con las baterías LFP. Desde Ford, a Smart, pasando por todo el grupo Stellantis. Unas baterías que prometen reducir los costes de los coches eléctricos y que, por eso, están siendo anunciadas como parte de las versiones de entrada en cada modelo.

¿Qué tienen las baterías LFP que las diferencie de cualquier otra alternativa? ¿En qué destacan y por qué la industria ha puesto el foco en ellas? Aquí tenemos un resumen con todas sus ventajas e inconvenientes y por qué están levantando un interés creciente.

Qué son las baterías LFP

El nombre de batería LFP viene de Lithium Ferrum Phosphate. Es decir, estas baterías son también conocidas como baterías de litio-ferrofosfato, pues unas pequeñas láminas de fosfatos de hierro forman parte esencial del conjunto.

En una batería de litio-cobalto, el polo positivo o cátodo se compone de una aleación de litio y cobalto, pero en una batería LFP esto es sustituido por las pequeñas láminas ya mencionadas. En esta última batería, el polo negativo o ánodo lo conforma un conjunto de cristales de carbono entre los cuales hay pequeñas partículas de litio.

Las partículas están sumergidas en un líquido electrolito que sirve de medio apra desplazar las partículas de litio del ánodo al cátodo. En este momento se genera la corriente eléctrica, descargando la energía en el cátodo. Cuando todas las partículas están descargadas, la batería se ha consumido.

La gran ventaja de este tipo de baterías es que el uso de fosfatos de hierro es mucho más económico que el de una aleación de litio-cobalto, pues los precios del litio se han disparado en los últimos tiempos y han sido especialmente altos durante todo 2022.

El mismo problema presentan las baterías NMC, aquellas cuyo cátodo está formado por níquel, cobalto y manganeso, o las NCA, de níquel, cobalto y aluminio. En ambos casos, el coste es muy alto. El precio del níquel también se ha desbocado y el cobalto está en el punto de mira por las explotaciones a las que se somete a los trabajadores en su proceso de extracción, más allá de su alto precio.

Menos precio, pero menos autonomía

La ventaja principal, por tanto, de las baterías LFP es el precio. No es casualidad que sus anuncios estén íntimamente ligados a las versiones de acceso de los vehículos eléctricos o a aquellos coches que buscan hacerse un hueco en el mercado a costa de reducir su precio de salida.

La versión más accesible del Tesla Model 3, por ejemplo, monta baterías LFP. Ford también las montará en el Mustang Mach-E, un coche que ha visto disparado su precio en los últimos meses. Renault, que duda de poder lanzar al mercado un coche eléctrico por 20.000 euros, también anunció el año pasado que su Renault R5 eléctrico prescindirá del cobalto.

Pero este bajo coste también tiene una mala noticia: su densidad energética es menor. ¿Qué quiere decir esto? A igualdad de tamaño de las baterías, la autonomía disponible es menor. Es por esto que un coche del mismo tamaño, con el mismo motor eléctrico y baterías diferentes, podrá realizar más o menos kilómetros en función de si monta baterías LFP o de otra clase.

Además, el voltaje al que se someten estas baterías también tiene que ser menor, por lo que no están recomendadas para ser utilizadas en vehículos de altas prestaciones. A cambio, la vida útil de la misma es muy alta y la degradación es menor, gracias a una buena estabilidad química.

Por último, hay que tener en cuenta que su resistencia a las temperaturas extremas es dispar. Si bien el calor lo aguanta bien y son menos propensas a los sobrecalentamientos, el frío extremo (por debajo de los 20 grados bajo cero), les afecta sensiblemente más que a otro tipo de baterías y su autonomía se ve muy mermada en estos casos, a menos que se acondicionen térmicamente.

Como vemos, todo lo anterior condiciona el precio final del vehículo y, una vez más, China ha tomado la delantera en este sentido a los fabricantes europeos. Su posición siempre ha sido la de apostar por este tipo de baterías y, como resultado, puede ofrecer vehículos sensiblemente más baratos que los producidos por empresas europeas y estadounidenses que, como vemos, están ampliando su gama utilizando estos compuestos.


La noticia

Las ventajas (y las desventajas) de las baterías LFP, el otro plan de la industria para abaratar el coche eléctrico

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Alberto de la Torre

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