Para triunfar, el teletrabajo tiene que refundar uno de los pilares de las empresas: su cultura corporativa
Desde que comenzó la pandemia, el teletrabajo ha dejado de ser un parche para convertirse en un régimen de trabajo igual de válido que el presencial. Si bien es cierto que no convence a todas las compañías, como el nuevo Twitter de Elon Musk, muchas otras han integrado el trabajo a distancia debido a los buenos resultados que ha proporcionado, como Airbnb.
Sin embargo, hay empresarios, cuyas compañías operan con teletrabajo, que creen que este formato está reduciendo la comunicación y el intercambio de ideas entre los empleados, en comparación con el modelo presencial. Resolver esta cuestión es algo vital para algunas compañías.
Aprendizaje en peligro. El multimillonario Sir James Dyson es uno de los grandes críticos del trabajo a distancia. En un artículo de opinión publicado en The Telegraph el pasado mes de marzo, afirmó que el teletrabajo destruía el aprendizaje de los empleados, la colaboración entre ellos y su desarrollo.
Menos compromiso. Esta preocupación por la falta de interacción y comunicación la comparten, según el informe ‘2022 State of the Workplace Executive Summary’ de Achurch Consulting, el 69% de los empresarios encuestados cuyas compañías aplican el teletrabajo. De hecho, el 45% de ellos afirman haber detectado una menor colaboración por parte de los empleados a distancia, y casi la mitad aseguran haber tenido dificultades en la incorporación de nuevos teletrabajadores.
Estructura virtual necesaria. En este sentido, Jane Pennoyer, directora de Finch, compañía que opera en régimen de teletrabajo, afirmó recientemente en Forbes que no es posible integrar a los trabajadores en un modelo online y esperar de ellos una satisfacción y productividad inmediatas. A su juicio, se necesita aplicar una serie de estructuras y procesos que garanticen el desarrollo de la cultura de la empresa en un espacio virtual.
Esa es la idea que llevó a Howard Lerman, antiguo CEO de Yext, a fundar Roam, una compañía que ofrece servicios de comunicación a otras empresas para que sus trabajadores interactúen de una forma más informal que en las diarias reuniones en Zoom. Siguiendo esta misma línea, Accenture se sumó al fenómeno del metaverso y en abril anunció la creación de su oficina virtual ‘Nth Floor’, con la cual se pretende conseguir una mayor interacción entre sus teletrabajadores.
La clave. Por otro lado, este concepto de cultura empresarial no convence a los trabajadores. Así lo señala un estudio publicado el pasado 17 de noviembre por eLearning, en el que el 67% de los trabajadores encuestados consideraban que esa cultura empresarial debería estar más vinculada a ofrecer unas mejores condiciones de trabajo, en lugar de las actividades corporativas vinculadas al ‘team building’.
La encuesta refleja, además, un dato revelador: cuatro de cada cinco trabajadores cambiaría de empleo si una compañía, con menos cultura corporativa que la suya, le ofreciera un puesto con posibilidad de teletrabajo o aumento de salario.
Otros problemas. Atender a estas cuestiones es muy importante para el desarrollo del teletrabajo. Lo es, también, reducir la paranoia de la productividad, concepto acuñado por Microsoft en un informe publicado a finales de septiembre que señalaba que el 87% de los empleados a distancia afirmaban ser productivos, mientras que solo un 12% de los empresarios decían tener confianza en que los teletrabajadores eran realmente productivos.
Incertidumbre. En definitiva, estamos viviendo tiempos convulsos en los que el mercado laboral a nivel mundial sufre muchos cambios. El futuro del teletrabajo, de hecho, está en cuestión por la crisis energética y el temor a la recesión. Por lo tanto, aquellas empresas que quieran apostar por él deberán de tener en cuenta las necesidades de la compañía y, también, las de sus trabajadores.
Imagen: LinkedIn Sales Solutions / Unsplash
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Para triunfar, el teletrabajo tiene que refundar uno de los pilares de las empresas: su cultura corporativa
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Javier Fernández
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