El mundo necesita casas más sostenibles. Unos arquitectos han dado con una solución milenaria: el barro
¿Y si tu próxima casa estuviese construida con tierra? Eso es, exactamente del mismo barro que puedes encontrar en en el parque de la esquina mezclado con poco más que aditivos y enzimas. ¿Y si no necesitases cuadrillas de albañiles, palas, excavadoras y hormigoneras para levantarla, sino una impresora 3D especial y el equipo necesario para extraer los terrones? Suena disparatado pero esa es, ni más ni menos, la idea del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC).
Y ese básicamente es el concepto detrás del proyecto TOVA.
Para demostrar que la propuesta no tiene por qué quedarse en el papel y el campo de la teoría, el IAAC ha desarrollado en el marco de su Posgrado de Investigación 3dPA, una auténtica construcción elaborada con barro. Se trata solo de un ensayo, una pequeña edificación de apenas cinco metros cuadrados (m2) levantada en las instalaciones Valldaura Labs del IAAC a modo de prueba, pero pretende mostrar las posibilidades del recurso y, sobre todo, marcar un nuevo camino.
Materiales de ayer, tecnología de hoy
TOVA es —aseguran desde el IAAC— el primer edificio de España levantado con barro y una impresora 3D. Para darle forma sus creadores utilizaron solo una grúa WASP, diseñada ya para trabajos arquitectónicos, y materiales de “kilómetro cero” que se obtuvieron en el propio entorno. Tampoco fue necesaria una gran inversión de tiempo: en siete semanas ya estaba en pie.
“El proceso de construcción no ha generado residuos, ya que los materiales se obtuvieron en un radio de 50 metros. La estructura fue realizada con barro local, mezclado con aditivos y enzimas, para conseguir la integridad estructural y elasticidad del material necesarias para la impresión 3D optimizada”, zanja la institución catalana. En los cimientos utilizaron geopolímero y en el techo se empleó madera. Con el propósito de garantizar su aguante se añadió una capa impermeable elaborada a base de materias primas tan básicas como el aloe o la clara de huevo.
A la hora de diseñarlo los expertos han tenido en cuenta además las condiciones climáticas que afrontará la construcción en el Mediterráneo, con una estructura adaptada tanto al frío del invierno como a las altas temperaturas de los meses de verano. Una de las claves del diseño es la red de cavidades que conforman los muros, lo que evita la pérdida de calor y protegen del sol.
Sus responsables inciden en las ventajas de la construcción: aseguran que su huella de carbono es casi nula y no se generan residuos. “Los métodos de construcción actuales son responsables del 36% de las emisiones de CO2, TOVA es un ejemplo pionero de edificación baja en carbono”.
TOVA pretende ser en cualquier caso un punto de partida, “el comienzo” de una colaboración más amplia con WASP para —detalla el IAAC— acabar levantando toda una casa con impresión 3D. A su favor tiene las “infinitas posibles aplicaciones” del modelo constructivo, apto, aseguran, para levantar desde viviendas hasta infraestructuras en espacios públicos interiores o exteriores.
Aunque la apuesta por la tierra pueda parecer llamativa, el arquitecto Edouard Cabay, uno de los responsables del proyecto, asegura a El País que resulta “mucho más sólida, menos precaria y más apta para construir de lo que la gente cree”. La idea de usar impresoras 3D para levantar edificios no es nueva, pero habitualmente se recurre a materiales más convencionales que se pueden reforzar con acero y aislantes, lo que para el experto no deja de suponer una oportunidad perdida.
“Hace siete años existían edificios de hormigón impresos en 3D, pero nos parecía que eso era incurrir de nuevo en los errores de siempre, poniendo una novedad tecnológica al servicio de la arquitectura industrializada, estandarizada y poco sostenible”, comenta Cabay a El País. De ahí que se fijaran en otros materiales, conectados con una arquitectura más pretérita, como la arcilla, el adobe o el barro. Una vuelta a la tradición de la mano de la última tecnología e impresión 3D.
La combinación ofrece algunas ventajas interesantes, como la sencillez del proceso, en el que se ahorra por ejemplo la logística que implica el transporte de materiales, su bajo coste, lo versátil que resulta el proceso, su escasa huella contaminante o la facilidad para gestionar los restos una vez el edificio cumple su misión y vida útil. La escasez de mano de obra y recursos que implica lo convierte además en una idea interesante para situaciones de emergencia en la que urge habilitar residencias de forma rápida y sencilla. “A mí me encantaría vivir en una casa de estas características”, zanja.
Quién sabe, puede que tu próxima casa esté levantada con materiales más parecidos a las de las antiguas viviendas de adobe que de los grandes rascacielos de Nueva York. De momento lo que ya ofrece el IAAC son algunas infografías que nos permiten apreciar cómo sería su aspecto final.
Imágenes: IAAC/ IAAC Gregori Civera
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La noticia
El mundo necesita casas más sostenibles. Unos arquitectos han dado con una solución milenaria: el barro
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Xataka
por
Carlos Prego
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