Lenovo Yoga Slim 7 Carbon análisis características precio especificaciones
Cuando algo funciona, es mejor no tocarlo mucho. Es lo que ha hecho Lenovo con la séptima generación de su Lenovo Yoga Slim 7 Carbon, un ultraportátil puro (no convertible) que mantiene el legado de esta familia pero lo hace con cambios en su diseño y también -cómo no- con componentes renovados.
Precisamente para analizar si ese legado y esa renovación merecen la pena hemos pasado unos días analizándolo. El esfuerzo de los ingenieros de Lenovo, como podréis ver a continuación, ha tenido como resultado un equipo impecable… aunque no sea barato.
Ficha técnica del Lenovo Yoga Slim 7 Carbon
Lenovo Yoga Slim 7 Carbon (13IAP7) |
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Pantalla |
IPS 13,3” 2.5K (2.560 x 1.600) táctil 400 nits, 90 Hz, Dolby Vision |
Procesador |
Intel Core i7-1260P 4P + 8E / 16T P-core: de 2,1 a 4,7 GHz E-core: de 1,5 a 3,4 GHz |
Gráficos |
Integrados, Intel Iris Xe Graphics |
Memoria |
16 GB LPDDR5-4800 (dual-channel, soldada) |
Almacenamiento |
1 TB SSD M.2 PCIe 4.0 |
Conectividad |
Wi-Fi 6E (802.11ax) Bluetooth 5.1 |
Puertos |
1 x USB-C (Thunderbolt 4 / UBB4) 1 x USB-C (3.2 Gen 2) Adaptador USB-C a minijack/HDMI/VGA |
Batería |
50 Wh Adaptador USB-C de 65 W |
Audio |
2 altavoces de 2 W, Dolby Atmos, Audio by Harman Matriz dual de micrófonos |
Webcam |
720p Sensor IR (Reconocimiento facial) ToF Interruptor de privacidad |
Sistema operativo |
Windows 11 Home 64 bits |
Dimensiones y peso |
300,98 x 206,03 x 14,8 mm 984 g |
Otros |
Certificación MIL-STD-810H Certificación Intel Evo |
Precio |
1.589,37 euros (según configuración) |
Yoga Slim 7i Carbon 13
Un diseño impecable
El nuevo Yoga Slim 7 Carbon lo es por muchas razones: en estos equipos la renovación suele venir en el interior, pero aquí estamos ante una renovación que también se nota en el exterior.
El chasis cambia de formato, y ahora contaremos con unos laterales mucho más redondeados y que hacen que llevar el portátil en la mano de un lado a otro sea más cómodo. Atrás quedan esos laterales más rectos de pasadas generaciones, aunque seguimos estando ante un diseño ligeramente en cuña.
El exterior es ejemplar: la construcción con fibra de carbono hace que al tacto el equipo parezca estar hecho de plástico, pero nada más lejos de la realidad: este material permite que tengamos la ligereza que aportaría esa alternativa, pero con una resistencia y durabilidad envidiables.
De hecho el Lenovo cuenta con certificación militar MIL-STD-810H, lo que garantiza que podremos usarlo en condiciones extremas de temperatura o humedad, por ejemplo.
La sensación general es, gracias en gran parte al uso de ese material, extraordinaria. El equipo es compacto y muy, muy ligero (baja de la barrera psicológica del kilogramo), pero es que se nota desde el primer momento una construcción pulida en todos los detalles.
En la carcasa superior, de color negro en nuestro modelo de pruebas, solo existe un pequeño y elegante logo de “Yoga” en la parte inferior derecha junto a una pequeña placa con la marca Lenovo en la esquina opuesta.
Hay otra buena señal de esa construcción sobresaliente: es posible abrir el equipo con un solo dedo: la base pesa lo suficiente para que la pantalla se eleve de forma firme pero suave en cuanto hacemos ese gesto, algo de lo que no muchos portátiles pueden presumir.
Ayuda el hecho de que la parte superior de la pantalla es una especie de ‘notch invertido’ en el que se incluyen la webcam, el ToF y la cámara IR que conforman ese módulo. Esos componentes e integran en una zona que sobresale ligeramente y que como decimos es una ayuda a la hora de abrir el equipo con facilidad.
Una vez abierto nos encontramos con una pantalla que ocupa el 91% de ese frontal. Los marcos son especialmente reducidos en los laterales. El marco inferior es algo más grueso, pero no demasiado, y el marco superior es desigual por esa “muesca invertida” de la que hablábamos anteriormente. La sensación es ciertamente la de que la pantalla ocupa la práctica totalidad de se frontal y hace que la experiencia de uso sea más inmersiva.
Tenemos además un teclado de tamaño completo con teclas muy generosas -de hecho nos parecen hasta más grandes de lo normal- y con un touchpad también muy decente en su tamaño, y eso que el equipo es muy compacto con su diagonal de 13,3 pulgadas.
En el teclado nos encontramos con una fila superior de teclas de función algo más pequeñas y que incluye teclas para Imprimir Pantalla que al ser pulsadas permiten ejecutar la nueva herramienta de capturas de Windows 11.
Los laterales son, como decíamos, redondeados, pero aquí tenemos que hablar de un incómodo sacrificio: el de los puertos. Contamos con un puerto USB-C con interfaz Thunderbolt 4/USB 4 en el lado izquierdo, y otro con interfaz USB 3.2 Gen 2 en el derecho.
Ambos se pueden usar para cargar el equipo -el adaptador de 65 W tiene un tamaño correcto- gracias al soporte de la tecnología Power Delivery, y también para conectar el portátil a dos monitores externos.
En el lateral derecho contamos, además de con uno de esos puertos USB-C, con el botón de encendido y con el siempre llamativo interruptor físico de privacidad. Del primero, una petición de futuro: combinarlo con un lector de huella para reforzar las opciones biométricas, algo que han hecho otros fabricantes y que creemos que es muy buena idea.
Del segundo, un ruego inverso: ojalá todos los fabricantes lo incluyeran. Ese interruptor garantiza que en caso de que un ciberatacante logre infiltrarse en nuestro equipo, no logrará activar la webcam remotamente si la hemos bloqueado con este interruptor físico.
En el lado izquierdo contamos con el citado puerto USB-C con interfaz Thunderbolt 4 y además con un pequeño LED que indica el estado de carga. Lo que no tenemos, y es algo sorprendente en un portátil, es un puerto de auriculares. Lenovo lo ha eliminado de la ecuación, y en su lugar parece apostar totalmente por los auriculares inalámbricos, o por el uso de un adaptador que luego conectemos al puerto USB-C.
Esa decisión es difícilmente razonable: el grosor del equipo da de sobra para este conector, y en los portátiles el argumento de “así ganamos espacio” de los móviles no es defendible. El fabricante, eso sí, incluye un adaptador de USB-C a minijack.
Estamos pues ante una decisión que nos parece polémica -¿lo habrán hecho para reducir el peso?- y que desde luego certifica que la limitadísima oferta de puertos es probablemente lo peor de todo este conjunto.
La parte inferior mantiene ese diseño elegante en color oscuro, pero aquí contamos con las pequeñas gomas que permiten mantener el equipo ligeramente elevado y, además, una serie de rejillas que se encargan de ofrecer el audio de los dos altavoces de 2 W integrados en el equipo y desarrollados en colaboración con Harman.
Una pantalla con luces y alguna sombra
La renovación exterior del equipo era inesperada, pero la de su interior era lógica y llega con notas destacadas. La primera, la de su pantalla OLED táctil, que cuenta con una resolución “2.5K” (2.560 x 1.600 píxeles) y un formato 16:10 que nos hace ganar unos preciosos píxeles en la vertical, donde el scroll es cada vez más amplio.
El panel cuenta además con un 100% del soporte del gamut sRGB y tiene un brillo que sin ser espectacular sí es muy correcto: la experiencia en exteriores es muy buena, aunque el mismo acabado brillo de la pantalla que ayuda a que colores y tipografías aparezcan más “vivos” también nos pueda jugar malas pasadas con los reflejos.
El panel cuenta con una tasa de refresco de hasta 90 Hz que además podremos ajustar con la combinación de teclas Fn+R. Al pulsar ese atajo accederemos al modo Auto que adapta la tasa según las necesidades de la sesión, a un modo de refresco fijo de 60 Hz o a un modo de refresco fijo de 90 Hz. La idea es desde luego interesante y facilita que el usuario tenga un acceso sencillo y rápido a este parámetro.
La pantalla cuenta además con soporte HDR Dolby Vision. La experiencia multimedia es muy buena al ver contenidos de vídeo. Al hacerlo comprobamos como los colores son vivos e intensos, mientras que el contraste es estupendo y permite disfrutar incluso de escenas más comprometidas a nivel de iluminación.
Estas especificaciones no decepcionan: el rendimiento es de notable alto
El equipo está gobernado por el Intel Core i7-1260P, un procesador de la familia Alder Lake con un TDP de 28 W y que cuenta con cuatro núcleos de alto rendimiento y 8 núcleos de alta eficiencia. La frecuencia base de los primeros es de 2,1 GHz pero pueden llegar a los 4,7 GHz, aunque solo durante cortos periodos de tiempo.
A ese procesador le acompaña una gráfica Intel Iris Xe con 96 unidades de ejecución y una frecuencia de reloj de 1,4 GHz. No hay aquí demasiada evolución respecto a las gráficas integradas de la anterior generación, pero tampoco hay demasiado problema: siguen siendo chips notables que además cuentan con decodificación nativa del formato AV1 y soporte de hasta cuatro monitores.
La potencia gráfica de hecho no es despreciable, y nos permitirá disfrutar de juegos a 1080p si somos cuidados con el nivel de detalle elegido. Puede que algunos títulos exigentes sean demasiado para este equipo, pero aún así podremos aprovecharlo para disfrutar de alguna que otra sesión ocasional o, claro, de juego en la nube en servicios como xCloud o GeForce Now.
El procesador está acompañado de 16 GB de memoria RAM DDR5 a 4800 MHz y de una unidad SSD de 1 TB M.2 PCIe 4.0 con soporte NVMe que literalmente vuela, como veremos a continuación.
La inclusión de ese procesador de Intel es desde luego una opción muy adecuada: estamos ante un chip que con ese TDP de 28W resulta perfecto para este chasis: el sistema de refrigeración funciona a la perfección —los ventiladores solo “bufaron” en momentos muy puntuales de las pruebas— y mantienen a raya la temperatura del micro sin problemas.
La filosofía híbrida de los chips Alder Lake también se comporta de manera notable: no hay aquí saltos de rendimiento increíbles con respecto a otros competidores con procesadores máso menos recientes, pero podemos estar tranquilos, porque las pruebas sintéticas demostraron que estamos ante un equipo que se comportará de forma notable en escenarios de trabajo convencionales.
Lenovo Yoga Slim 7 Carbon |
Huawei MateBook X Pro |
Surface Laptop 4 |
Surface Pro 7+ |
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Procesador |
Core i7-1260P |
Core i7-1260P |
Ryzen 7 4980U |
Core i5-1135G7 |
PCMark 8 Home |
4.168 |
4.774 |
3.809 |
3.445 |
PCMark 8 Creative |
4.664 |
4.566 |
4.395 |
4.084 |
PCMark 10 |
5.163 |
n.d. |
4.796 |
3.975 |
Geekbench 5 (Single/Multi) |
1.592 / 8.789 |
n.d. |
1.052 / 6.663 |
1.284 / 4.535 |
3DMark Cloud Gate |
18.007 |
n.d. |
19.586 |
13.061 |
3DMark Time Spy |
1.785 |
1.377 |
n.d. |
n.d. |
CInebench R20 (Multi) |
3.521 |
n.d. |
3.428 |
1.747 |
Cinebench R23 (Single/Multi) |
1.419 / 8.732 |
1.542 / 6.616 |
n.d. |
n.d. |
Así lo pudimos comprobar en nuestra batería de pruebas compuesta por las suites PCMark 8 y PCMark 10, Geekbench o Cinebench R23. Las pruebas gráficas con 3DMark también dejaron buen sabor de boca, y de nuevo aunque no estemos ante un portátil gaming sí que podremos disfrutar de sesiones de videojuegos si ajustamos resolución y detalle para mantener una fluidez adecuada.
También pudimos comprobar cómo la unidad SSD de este equipo es un prodigio de la velocidad de transferencias. Las pruebas con CrystalDiskMark indicaron velocidades de lectura de hasta 6.193 MB/s, mientras que las de escritura alcanzaron los 4.931 MB/s.
Aquí la conexión PCIe 4.0 es una garantía y permite dar un salto notable respecto a portátiles con unidades PCIe 3.0. Si el usuario necesita altas velocidades de transferencia, este tipo de opción es desde luego especialmente recomendable.
El Lenovo Yoga Slim 7 Carbon en su uso real
Las pruebas sintéticas de rendimiento son como siempre una buena referencia para saber qué esperar del equipo, pero siempre es especialmente importante comprobar cómo es la experiencia al usarlo en el día a día. En el tiempo que hemos podido disfrutar del Yoga Slim 7 Carbon el comportamiento ha sido fantástico.
Para empezar, se trata de un equipo que da gusto mover de un lado a otro. La construcción, como comentábamos, es sólida y ligera. De hecho parece incluso más ligero de lo que indican esas cifras, y quienes busquen un equipo de dimensiones reducidas tienen aquí una excelente alternativa.
Eso no compromete la experiencia con el teclado, por ejemplo. La disposición, tamaño y recorrido es perfecto, y los tiempos de respuesta tanto del teclado como del touchpad —con un soporte de gestos de Windows 11 perfecto— es estupendo. Es cierto que las dimensiones del equipo no dejan espacio para un touchpad más grande, pero trabajar con el incluido en el Yoga Slim 7 no da problema alguno y la detección de la palma de la mano es impecable.
El arranque de Windows 11 Home es inmediato —instantáneo si usamos la suspensión— y aquí tenemos como gran aliada a la unidad SSD PCIe 4.0: los tiempos de lanzamiento de las aplicaciones son muy cortos, y la sensación de fluidez a la hora de manejarlas y manejar la interfaz del sistema operativo es también notable.
En materia de software, por cierto, hay que destacar que apenas hay presencia de bloatware, pero sí contamos con una versión de evaluación de McAfee Internet Security. La suite Lenovo Vantage es siempre interesante por su capacidad para ayudarnos a gestionar diversos apartados del equipo, pero salvo esas opciones estamos aquí ante un “Windows casi puro”.
A ello contribuye esa tasa de refresco de 90 Hz que además podremos activar con el citado atajo Fn+R. Por supuesto trabajar con esa frecuencia de forma constante acortará la autonomía del equipo, por lo que creemos más aconsejable dejar esa preferencia en el modo “Auto” para que sea el equipo el que nos ayude a optimizar el uso de la tasa de refresco.
El módulo que alberga la webcam y el sensor IR para Windows Hello es una idea muy interesante. Como decíamos ese ‘notch invertido’ ayuda a abrir el portátil con un solo dedo y además ofrece espacio para integrar todos esos componentes ópticos.
Es una lástima que aquí Lenovo no haya hecho el esfuerzo de incluir una webcam con calidad 1080p, pero lo cierto es que la calidad de imagen ofrecida por esta cámara era correcta para videoconferencias. También fue perfecto el comportamiento del reconocimiento facial, aunque hubiera sido interesante contar además con un sensor de huella dactilar.
Los altavoces están situados en la parte baja del equipo, algo que hace que hace difícil lograr la mejor calidad de audio. Aún así el volumen es sorprendentemente alto, bien definido y preciso, aunque lógicamente los bajos son prácticamente inexistentes.
Los vídeos en YouTube se disfrutan sin problemas, pero tanto para música como disfrutar más de la experiencia sonora recomendamos utilizar unos buenos auriculares inalámbricos (o con adaptador USB-C, se incluye uno en la caja). Aquí la ausencia de la tradicional toma de auriculares sorprende, pero es cierto que ya es muy normal que contemos con unos auriculares inalámbricos.
La autonomía de la batería es también muy decente, a pesar de que su capacidad de 50 Wh no es especialmente elevada. Dicha batería se puede recargar desde cualquiera de los dos puertos USB-C (uno a cada lado, lo que ayuda) y además del cargador incluido podremos utilizar cualquiera que dé soporte al estándar PowerDelivery, como mencionábamos anteriormente.
En nuestras pruebas rondamos las nueve horas y media de uso continuado y con un brillo del 50%. La cifra es muy correcta, y se la podemos agradecer no tanto a la batería (el tamaño compacto hace difícil incluir una batería de mayor capacidad) como al procesador de Intel.
Las mejoras en eficiencia que ha recibido la última generación de estos chips es una buena noticia en este apartado, y aunque no tenemos aquí cifras de récord el comportamiento es bueno.
Lenovo Yoga Slim 7 Carbon, la opinión y nota de Xataka
Estamos pues ante uno de los ultraportátiles más interesantes y equilibrados que hemos analizado en Xataka. El rendimiento es notable y es probable que vaya sobrado para un uso convencional, pero aquí lo que brilla es esa construcción tan impecable que desde luego hace que la experiencia de uso sea en todo momento fantástica.
Puede que a la pantalla AMOLED le falte algo de ‘punch’ en el ámbito del brillo —con lo que trabajar en exteriores puede ser un reto—, pero esa tasa de refresco de 90 Hz compensa en parte esa pequeña carencia, y la calidad del panel es elevada. Lo mismo ocurre con el teclado o el touchpad, que se comportan también a la perfección.
Estamos pues ante un equipo muy recomendable, aunque el precio no es bajo: en la configuración que hemos manejado este equipo tiene actualmente un precio de 1.589,37 euros. Aún así, las garantías de contar con un portátil compacto y solvente son totales, y eso desde luego tiene también mucho valor para muchos usuarios.
8,9
9,75
8,5
8,25
9,0
9,25
8,75
A favor
- Su construcción es impecable
- A pesar de sus dimensiones y peso, el rendimiento notable
- Buena autonomía gracias a la eficiencia de su procesador
- La tasa de refresco de 90 Hz mejora la fluidez de la interfaz de usuario
- Su unidad SSD "vuela"
En contra
- La oferta de puertos de conexión es demasiado limitada
- No tener un conector de auriculares es discutible en un portátil
- El precio es algo elevado
- Nos hubiera gustado que además del reconocimiento facial hubiera contado con sensor de huella dactilar
Este ordenador portátil ha sido cedido para este análisis por Lenovo. Puedes consultar nuestra política de relaciones con las empresas.
Más información: Lenovo
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La noticia
Lenovo Yoga Slim 7 Carbon análisis características precio especificaciones
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Pastor
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