Una importante tradición de Marvel caminaba hacia la extinción y el olvido. Hasta que llegó ‘Ms. Marvel’
‘Ms Marvel’ ha concluido, y deja cierta sensación agridulce entre los espectadores. Es muy posible que más de uno, aburrido con los constantes peajes al Universo Marvel y con los códigos repetitivos de todas las producciones de la compañía (y que empañaban el resultado incluso de series que partían de presupuestos diferenciadores, como ‘Caballero Luna‘), pensara que esta serie sí que venía a cambiar el inmovilismo de las series y películas de Marvel. Finalmente no ha sido así, y ha quedado relegada a un discreto segundo plano.
Pero además, ‘Ms. Marvel’ se ha saltado unas cuantas reglas no escritas de las convenciones superheroicas, y que la distancian de la mayoría de producciones del género. Apenas hay acción, se pasa de puntillas por la historia de orígenes (de hecho, se obvia en gran medida) y el traje no sale hasta el último episodio. A veces esas variantes funcionan mejor y a veces peor: posiblemente, donde más perjudicada queda ‘Ms. Marvel’ a la hora de distanciarse de la norma es en la poca importancia que se da a los poderes de la superheroina.
Aún no queda muy claro por qué la serie ha renunciado a mostrar los poderes de la heroína tal y como salían en los (definitivamente muy superiores) cómics del personaje, donde Kamala Khan tenía la capacidad de estirar su cuerpo a voluntad y hasta niveles grotescos, en una divertida metáfora de los estirones adolescentes que retrotrae a a los tiempos de los mutantes clásicos. Los dos motivos que se barajan son igualmente verosímiles: por una parte, para no parecerse demasiado a los poderes de Reed Richards, a quien sin duda Marvel está buscando cómo dar hueco en el MCU.
Por otra parte, una plasmación realista de esos poderes daría como fruto algo más cercano al body horror fuera de control que a una historia de superhéroes. Ambas opciones (esta última es la explicación oficial) tienen sentido, pero sustituir esa apasionante mutación cárnica que, es cierto, es inquietante por unos insulsos haces de energía cristalizados hacen que la parte superheroica del asunto sea la menos interesante de la serie. Lo que tampoco es necesariamente malo, porque claramente, a ‘Ms. Marvel’ le interesa contar otra cosa.
El síndrome del marginado
Podemos pasar horas discutiendo acerca de las diferencias entre Marvel y DC, pero la primordial es una y básica, con todas las variantes y contaminaciones mutuas que se quieran: DC habla de dioses superpoderosos que experimentan pasiones humanas, y Marvel de humanos corrientes que experimentan superpoderes. El icono básico de esa fórmula es, ante todo, el Spider-Man clásico, con sus cuitas amorosas y sus problemas laborales. Y, en segundo término, los X-Men y sus metáforas sobre la marginación y la diferencia con rayos de energía de por medio.
‘Ms. Marvel’ recoge un poco de ambos (de nuevo, de forma mucho más evidente en el cómic original, pero algo queda en los guiones de Bisha K. Ali y su equipo) y se centra en retratar la vida cotidiana de Kamala Khan. A ‘Ms. Marvel’ le interesa que nuestra heroína salve al mundo, sí, pero también sus problemas cotidianos, cómo cambia su relación con sus amigos y su familia cuando ella se transforma en heroína, cómo gestiona el saberse diferente a un nivel personal. Es el tema eterno de Marvel.
Y por muy eterno que sea, a veces el MCU se olvida de ello: entre hechiceros multidimensionales, supersoldados, milmillonarios, dioses alienígenas y agentes soviéticas, se nos pasa que el éxito de Marvel viene, desde siempre ha sido así, de retratar a personas normales equivocándose muchísimo cuando intentan gestionar capacidades extraordinarias. Puede que ‘Ms. Marvel’ no sea redonda: tiene altibajos brutales de ritmo, secuencias de acción muy mal desarrolladas (claramante es lo que menos le interesa ) y temas que se ponen sobre la mesa y se olvidan de inmediato. Pero el enfoque es el correcto y el corazón de la serie está en su sitio.
‘Ms. Marvel’ es una de las series más fallidas, quizás, de las que ha estrenado Disney+ basada en héroes Marvel. Pero a la vez es mucho más valiosa que ‘Ojo de Halcón‘ o ‘Caballero Luna’. Su enfoque genuinamente adolescente, sin imposturas, su honesto intento de retratar una cultura ajena a la blanca anglosajona de siempre, su retrato de una heroína adolescente con innumerables fallas… puede que las piezas no encajen del todo, pero a la vez, es el enfoque más cien por cien Marvel que ha salido de Disney en mucho tiempo.
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John Tones
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