Volvo ‘Whisky cars’, los P1800 Coupés que Volvo rescató del Támesis y vendió discretamente
Érase una vez un carguero lleno de whisky y unos cuantos Volvo P1800 que, zarpando de Londres, terminó marinando los coches en el río Támesis. Empieza como un chiste, pero es una historia real. Una historia curiosa, pero real.
El 29 de marzo de 1962, el MS Kassel recogió en el puerto de Londres 29 unidades del Volvo P1800 recién ensamblados y puso rumbo a Estados Unidos para entregarlos a clientes ansiosos por recibir su nuevo coche. Pero su viaje fue más bien corto y terminó al poco de zarpar, allí mismo, en el Támesis.
Pero, a ver, ¿cómo es que los Volvo eran enviados a Estados Unidos desde Inglaterra? Por razones logísticas se puede entender que si no salían de Suecia saliesen de un puerto cercano, como Rotterdam o Hamburgo. La razón, como ya sabrán todos los fans de la marca sueca, es muy sencilla.
Cuando Volvo decidió hacer un coche deportivo, no tenía la capacidad de diseñar y fabricar uno. El diseño se lo encargó a la Carrozzeria Pietro Frua, en Italia. Aunque, para ser exactos, el coche fue diseñado por un joven becario sueco de 24 años, Pelle Petterson, y no por uno de los diseñadores titulares de Frua. Por cierto, Pelle era hijo del ejecutivo de Volvo Helmer Petterson.
En cuanto a la fabricación, Volvo buscó primero en Alemania, entrando en contacto con NSU y la famosa Karmann. Pero por la razón que fuera, no llegaron a un acuerdo. La otra opción era fabricarlo en Reino Unido. Jensen, que por aquel entonces ya fabricaba el Austin Healey 3000 para Austin, se llevó el contrato.
La misma marca que fabricaría el famoso Interceptor y que fue la primera en proponer de serie un ABS y la tracción integral en uno de sus modelos, fabricó también los primeros Volvo P1800. No era algo nuevo para Jensen, pues también fabricaba el.
Sin embargo, la colaboración no duró demasiado tiempo debido a la excesiva lentitud de Jensen en la producción. Además, la calidad general de los coches que salía de la factoría de West Bromwich, al noroeste de Birmingham, no eran del gusto de Volvo.
Preocupada por la calidad de sus vehículos, Volvo decidió buscar la manera de ensamblarlos directamente, sin pasar por un tercero. Al final, Jensen sólo fabricó las 6.000 primeras unidades del P1800, de 1961 a 1962. A partir de 1963 y hasta 1973, los P1800 salieron de las factorías de Torslanda y Gotemburgo, en Suecia.
Los Volvo bañados en whisky escocés y agua salada
Y eso explica porque una mañana de 1962, 29 Volvos embarcaban en Londres rumbo al nuevo mundo. El problema es que debido a una espesa niebla el MS Kassel, que contenía los Volvos y una buena cantidad de whisky escocés, chocara con el MS Potaro. El impacto fue bastante violento y provocó un enorme agujero en el Kassel. El río Támesis se precipitó entonces en la bodega donde se guardaban 18 de los Volvo que había a bordo.
La bodega se inundó e hizo que los coches fueran zarandeados en un baño de whisky y agua salada. Al parecer, los coches no estaban bien sujetos y entre la fuerza del impacto y de la vía de agua, estuvieron chocando unos contra otros un buen rato. Los P1800 quedaron maltrechos y magullados antes incluso de comenzar su viaje.
Para colmo, el propio personal del puerto causó más daños a los coches. Para sacarlos de la bodega, los operarios optaron por pasar unas correas por la parte inferior de los coches y de los pasos de rueda. Y por supuesto, los salpicaderos de aluminio y las tapicerías no soportaron bien la exposición al agua salada. Parecía todo insalvable, a pesar de haber podido ser recuperados, a diferencia del Chrysler Norseman, unos años antes.
Sin embargo, muchos de los coches sobrevivieron, como recuerdan en Hooniverse. De los 29 coches transportados, 11 estaban intactos y fueron entregados finalmente a sus clientes, sin que ellos supieran lo que había pasado, claro. Los otros 18 fueron enviados a Suecia, a Gotemburgo, para su inspección. Pero la historia no acaba aquí.
De estos 18 coches, se sabe que cuatro fueron enviados al desguace por ser realmente insalvables, el resto de los coches fueron reparados y vendidos únicamente al personal de Volvo. Aunque de nuevo en estado de funcionamiento y aparentemente sin secuelas no eran coches que se podían vender al público, y menos aún como coches nuevos.
Los afortunados compradores, que sólo tenían que pagar una pequeña fracción del precio de un P1800 nuevo, debían sin embargo firmar una cláusula especial que les obligaba a conservar el coche durante al menos tres años. La razón era sencilla: Volvo no sabía si el óxido iba a aparecer de forma prematura en estos modelos. Por temor a que acabaran en manos del público y se enfrentaran a accidentes o denuncias, Volvo prefirió que todo quedara en casa.
Todos los coches afectados en el incidente del MS Kassel tienen los números de chasis del 3226 al 3285. Con el tiempo, esos coches fueron conocidos como los ‘Whisky Cars’. Si algún día hay un Volvo P1800 Coupé de 1962 con uno de esos números de chasis a la venta, será uno de los Whisky Cars. Y todo lo que es raro y especial va muy buscado por los coleccionistas.
Y los Whisky Cars cumplen con muchos de esos requisitos para ser coches de colección. Son de las primeras unidades fabricadas, lo fueron en un proceso único y corto en el tiempo (fueron ensamblados por Jensen y no Volvo durante menos de dos años) y además tienen una historia especial asociada. ¿Qué más se puede pedir?
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La noticia
Volvo ‘Whisky cars’, los P1800 Coupés que Volvo rescató del Támesis y vendió discretamente
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Motorpasión
por
Daniel Murias
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