EE.UU. afronta una nueva polémica sobre privacidad y el protagonista es Clearview AI, el software de reconocimiento facial

EE.UU. afronta una nueva polémica sobre privacidad y el protagonista es Clearview AI, el software de reconocimiento facial

Polémica servida. Igual que si se adentrase en las primeras páginas del universo Watchmen, EE. UU. encara nuevo capítulo en uno de los debates más espinosos, difíciles y polarizados en la a menudo complicada linde entre seguridad y privacidad: ¿Hay líneas rojas en el uso que las autoridades pueden hacer de la tecnología para salvaguardar el bien común? Y si es así, ¿cuáles?

En el ojo del huracán está la compañía Clearview AI, que acaba de recibir luz verde de las autoridades de EE. UU. para lograr una patente federal por su software de reconocimiento facial y “rastreo web automatizado”, una herramienta que extrae imágenes públicas de Internet —incluidas las redes— para que sus algoritmos las analicen y comparen. El recurso lo utilizan las fuerzas del orden del país para cotejar el material con sus bases de datos y labores de vigilancia.

La noticia de la concesión de la patente federal —para hacerla efectiva, Clearview solo tiene que ponerse al día con las tarifas administrativas— la avanzó Politico en las últimas horas y ha avivado automáticamente el debate en EE. UU., donde —asegura el medio digital— organismos como el FBI o el Departamento de Seguridad Nacional utilizan el software de rastreo.

El miedo de los críticos: vulneración de privacidad y sesgos

Las voces críticas temen que el visto bueno de la patente impulse el desarrollo de tecnologías similares antes de que las autoridades reguladoras y legisladores puedan evaluar sus riesgos potenciales. Reino Unido y Australia ya han acusado a Clearview AI de violar sus normativas de privacidad y protección de datos y Twitter, YouTube, LinkedIn, Venmo, Google o el propio Facebook han mostrado su malestar con que el software se dedique a extraer fotos de sus usuarios.

“La tecnología de reconocimiento facial está haciendo metástasis en todo el gobierno federal. Estoy profundamente preocupado por esta tendencia hacia una mayor vigilancia”, reconocía el senador demócrata Ed Markey a Politico. Su discurso está en línea con el otras autoridades e instituciones, como por ejemplo Amnistía Internacional. ¿Qué alegan las voces contrarias a Clearview AI? Principalmente la vulneración de la privacidad, pero también sesgos por razones de género y raza e incluso la posibilidad de que se detecten errores que deriven en arrestos injustificados, algo —defiende la compañía— que no se ha producido hasta la fecha.

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Desde la empresa, su CEO y cofundador, Hoan Ton-that, insiste en la “imparcialidad” del producto y calma los ánimos sobre otro de los temores del sector crítico: que en algún momento el uso del software deje de ser exclusivo de las administraciones y se extienda también al sector privado. “No tenemos la intención de hacer una versión para el consumidor de Clearview AI”, garantiza el directivo. En su solicitud de patente, aseguraría sin embargo que la invención podría ser útil para otros fines. En 2020 The New York Times explicaba que la firma había otorgado licencias de la aplicación a “al menos un puñado de empresas por motivos de seguridad”.

La compañía, fundada en 2017 y con sede en Nueva York, mantuvo un perfil bajo hasta hace solo un par de años. Su labor se centra en proporcionar software de reconocimiento facial, un uso —defiende— especialmente beneficioso para las autoridades públicas. En su web oficial, la firma lanzada por Ton-That defiende que “las fuerzas del orden deben tener la tecnología más avanzada disponible para investigar delitos, mejorar la seguridad pública y brindar justicia a las víctimas” y presume de tener una base de datos con más de diez mil millones de imágenes faciales.

“Nuestras soluciones permiten que las agencias obtengan inteligencia e interrumpan el crimen al revelar pistas, conocimientos y relaciones para ayudar a los investigadores a resolver crímenes simples y complejos, aumentar la seguridad pública y de los oficiales y mantener nuestras comunidades y familias más seguras”, alega. Además de Ton-That, la empresa arrancó gracias el empuje de Richard Schwartz, antiguo asistente de Rudolph W. Giuliani durante su etapa como alcalde de Nueva York. Según detallaba The New York Times en 2020, al menos entonces contaba con el respaldo financiero de Peter Thiel, capitalista de riesgo ligado otras grandes tecnológicas.


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Xataka

por
Carlos Prego

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