Los coches más raros de James Bond: del Renault 11 partido por la mitad hasta coches voladores o anfibios
A James Bond le hemos visto al volante de no pocos coches de lujo y espectaculares deportivos, algunos equipados con todo tipo de gadgets. Pero más allá del eterno Aston Martin DB5 concebido en los cuarteles del MI6, el espía más famoso del cine también ha compartido pantalla con auténticas rarezas o automóviles de los más terrenales.
Aprovechamos el inminente estreno en España de la última entrega de la saga, ‘No Time to Die’, para repasar la cara B del “parque móvil” de las películas de 007.
Y es que cualquier montura es buena para dar caza a los villanos o escapar al límite si eres un agente con licencia para matar al servicio de Su Majestad…
Moon Buggy (‘Diamantes para la eternidad’, 1971)
Empezamos con un coche que hablando estrictamente no lo es, pues se trata de una suerte de estrambótico vehículo lunar. Imaginar el futuro en los 70 no siempre era tarea fácil.
El Moon Buggy y protagoniza una esperpéntica persecución en ‘Diamantes para la eternidad‘, con Sean Connery escapando a sus mandos del Whyte’s Tectronics Space Centre. En esta séptima entrega fue la última vez que el escocés se puso el esmoquin de 007.
Solo una unidad de este vehículo espacial fue concebido para la película y lo esbozó Oscar Ken Adam, a cargo del diseño de producción en muchos de los films de James Bond en las eras de Connery y Rooger Moore.
Pero la construcción corrió a manos de Dean Jeffries, conocido modificador de vehículos para la pequeña y gran pantalla. Tomando como referencia los diseños de Adam, asentó en el chasis de un Volkswagen Beetle este singular buggy.
Con cuatro neumáticos todoterreno y un minúsculo habitáculo coronado por una cúpula donde iba alojado el puesto de conducción, el Moon Buggy tenía adosado en sus laterales dos brazos articulados terminados con dos pinzas.
Lo cierto es que el Moon Buggy sufrió bastante durante el rodaje. Y es que en un primer momento iba a circular por carretera, pero el director Guy Hamilton decidió después que la persecución fuera atravesando el desierto de Las Vegas e incluso fuera de caminos de tierra. Un terreno para el que no estaba preparado.
Así que durante la grabación en exteriores fue perdiendo piezas por el camino. De hecho en la secuencia se puede ver rondando una de sus ruedas, justo en la escena en la que el Ford Custom que lo persigue acaba dando vueltas de campana (en el vídeo, minuto 0:16).
Tras el exigente rodaje, el Moon Buggy se volvió a poner de punta en blanco para la gira publicitaria de ‘Diamantes para la eternidad’, convirtiéndose en el principal reclamo de promoción. Durante años cayó en el olvido, hasta que años después fue restaurado y ha estado expuesto en dos restaurantes Planet Hollywood de Las Vegas.
Robert Earl, propietario de Planet Hollywood, lo adquirió en una subasta dedicada a atrezzo de cine en 2004 y pagó por él 23.000 libras (unos 26.750 euros al cambio actual).
AMC Matador Coupé volador (‘El Hombre la pistola de Oro’, 1974)
Aunque no se trata de uno de los coches de James Bond, si no del villano de la película, el AMC Matador Coupé capaz de surcar los cielos no podía faltar en esta lista.
En ‘El Hombre la pistola de Oro‘, que fue la segunda película en la que James Bond fue interpretado por el incombustible Roger Moore, este coche volador es la montura de Francisco Scaramanga, al que daba vida el gran Christopher Lee.
Inicialmente se había planificado que el coche de Scaramanga fuera el AVE Mizar, un visionario automóvil capaz de volar nacido en 1973. Pero un fatal accidente en un vuelo de prueba que se cobró la vida de sus dos creadores, Harry A. Smolinsky y Harold Blake, obligó a buscar un plan B.
Y éste fue el AMC Matador Coupé, que se inspiró en este AVE Mizar, al que se le adosaron dos alas y una cola en el techo, además de un propulsor de aeroplano ligero.
No obstante, este Matador Coupé tan especial solo era capaz de elevarse 500 metros sobre el suelo, lo que permitió grabar su despegue en la secuencia, pero no las imágenes en las que volaba a mayor altura.
Pero la magia del cine siempre está presente: el experto de efectos especiales del film, John Stears, concibió una maqueta a escala, de 1,50 m de largo por 3,0 m de ancho, que se manejaba a control remoto. Así se grabaron las escenas aéreas.
Esta joya de vanguardia ha sido habitualmente exhibida en eventos automovilísticos y cinematográficos y es uno de los coches más representativos del universo Bond.
El Matador volador no fue el único AMC protagonista en el ‘El Hombre la pistola de Oro’: 007 persigue a Scaramanga en un AMC Hornet y para los coches de policía que aparecen en esta secuencia también se utilizaron modelos AMC Matador. Todos de 1974. El fabricante norteamericano aparece acreditado en la película.
Lotus Esprit submarino, Wet Nellie (‘La espía que me amó’, 1977)
Sin duda, uno de los coches más icónicos de James Bond es el famoso Lotus Esprit capaz de convertirse en anfibio a golpe de palanca. A sus mandos 007 presume de huida triunfal en la décima entrega de la franquicia.
Este deportivo nacido en 1976 y esculpido por Italdesign enamoró a no pocos gracias al diseño de su carrocería de vidrio y sus características técnicas. Pero sobre todo se ganó el corazón de Albert R. “Cubby” Broccoli, productor de ‘La espía que me amó’.
Y es que el avispado director de relaciones públicas de Lotus en aquel entonces, Don McLauchlan, se enteró de que estaban empezando la preproducción de la nueva película de 007. Así que, probó suerte y aparcó un Esprit frente a los Pinewood Studios con la esperanza de que llamara atención de R.Broccoli. Así fue: Lotus y la productora llegaron a un acuerdo y el resto es historia.
La marca británica entregó dos Lotus Esprit para el rodaje, los cuales se utilizaron para grabar las escenas de persecución en carretera o así como por ejemplo las tomas en las que irrumpe en la playa.
Pero además, Lotus donó otras seis carrocerías y una de ellas fue la que se convirtió en Wet Nellie, que es como se apodó a este Esprit submarino.
Perry Oceanographics, una firma especializada en ingeniería naval , fue la encargada en convertir al deportivo en vehículo subacuático, pero bajo la batuta de Derek Meddings, supervisor de efectos especiales de ‘La espía que me amó’. En total, concebir a Wet Nellie supuso una inversión de 100.000 dólares del momento.
La cabina pasó a ser estanca, y se adosaron cuatro hélices dotadas de motores eléctricos en la “popa”. Estos propulsores tomaban su energía de unas baterías que iban alojadas en el interior del coche. Además, se añadieron cuatro aletas en los costados, donde originalmente iban alojadas las ruedas.
Si bien este Esprit podía propulsarse bajo el agua, una gran parte de las escenas de esta legendaria secuencia fueron grabadas con una réplica escala en el fondo marino de las Bahamas.
Wet Nellie, como buen coche Bond, iba equipado con un lanzamisiles, escape de humo y un lanza minas. Y la instrumentación se convertía en el tablero propio de un submarino.
Tras el rodaje se utilizó en algunas exhibiciones, pero finalmente el Lotus Esprit acabó almacenado en un contenedor en Holbrook (Nueva York). En 1989, por abandono, su contenido fue vendido “a ciegas” en una subasta pública. Y la sorpresa fue mayúscula cuando descubrieron que escondía nada menos que a Wet Nellie.
Solo presentaba daños en el techo, pero por lo demás estaba en buen estado. Tras comprobar que efectivamente se trataba del Esprit submarino, sus nuevos dueños lo restauraron y aunque lo guardaron celosamente durante años, lo cedieron para muestras puntuales, entre ellas estuvo una temporada en el famoso Petersen Automotive Museum de Los Ángeles.
En diciembre de 2013, Wet Nellie fue subastado por RM Sotheby’s. La puja ganadora fue de 616.000 libras (unos 721.000 euros al cambio hoy).
El Citroën 2CV de 007 (‘Solo para sus ojos’, 1981)
Volvemos a un plano más terrenal con el Citroën 2CV que hace las veces de coche de Bond en ‘Solo para sus ojos‘. Aunque en realidad se trataba del coche de su compañera de fatigas en esta cinta, la bellísima Melina Havelock interpretada por Carole Bouquet.
Pero tras quedarse sin su Lotus Esprit, que también aparece en esta duodécima entrega de la franquicia, acaba por ponerse a sus mandos pues Havelock no estaba versada en las dotes de un agente 00: “No te importa si conduzco, ¿verdad?“.
Y así da paso a una persecución de lo más loca con Moore al volante y castigando a este mundano turismo, primero en una estupenda y revirada carretera y luego campo a través en lo que supone que es España (estas escenas se grabaron en Grecia).
El 2CV de 007 era un 2CV 6 Club Mimosa AC 333 amarillo, pero modificado para la ocasión. Las unidades utilizadas para la película se asentaban en el chasis del Citroën Ami Súper, que además iba reforzado y aderezado con una barra antivuelco para que pudiera desenvolverse correctamente por el escarpado terreno mediterráneo.
El motor tampoco era el del 2CV 6 Club, sino el que equipaba el Citroën GS: así, un bloque de 1.015 cc y 55 CV sustituía al 602 cc de 39 CV de este modelo. No obstante, y para sonara como el 2CV, se le añadió un sistema de escape específico.
Tres unidades del 2CV 6 Club Mimosa fueron cedidas para la película, de las cuales dos se utilizaron para el rodaje en exteriores, pues una estuvo destinada para las tomas interiores en estudio. Ésta última ha estado expuesta en el Beaulieu National Motor Museum, en Reino Unido.
Citroën por supuesto sacó rédito de que su “dos caballos” se convirtiera en coche Bond: el mismo año que se estrenó la película se lanzó al mercado una edición especial, el 2CV 007, que era un 6 Especial amarillo pero con el logo de 007 luciendo en su carrocería.
Se fabricaron 500 unidades del 2CV 007 con el volante a la izquierda, más una pequeña tirada con el volante en la derecha para Reino Unido. A día de hoy, según Citroën, solo unos diez de estos ejemplares sigue aún vivo.
Bajaj RE (‘Octopussy’, 1983)
No, este tuk-tuk taxi de tres ruedas no lo conduce el agente secreto pero es protagonista en otra de las habituales persecuciones de las películas de 007 y siendo posiblemente la más bizarra de la saga. De hecho, hay quien lo considera uno de los mejores coches de la franquicia.
Bien es cierto que este humilde taxi es digno de ver en acción en ‘Octopussy’, pues hace todo tipo de cabriolas por el atestado mercado de Udaipur (India).
Mientras que los Bajaj RE de sus perseguidores van rápido y poco más, el ágil taxista que gobierna el que lleva a Bond es capaz de hacer a sus mandos caballitos y derrapes, además de bajar escaleras o volar por rampas a lo ‘Burnout’.
De hecho, hay en un momento en el que pasa a enfrentarse a un Willys MB, pero el todoterreno tampoco puede con él. Así, gracias a este pequeño motocarro, 007 sale airoso nuevamente.
Renault 11 (‘Panorama para matar’, 1985)
También un taxi protagoniza una loca exhibición al volante de 007, de nuevo con Roger Moore en sus zapatos. Aunque por última vez pues ‘A View to Kill‘ fue la última cinta en la que hizo las veces de Bond. Además, con este coche su doble, Rémy Julienne, firmó una memorable actuación.
Hablamos de un pobre Renault 11 azul marino de 1983 que tiene la desgracia de acabar en sus manos: en una breve secuencia, el bueno del agente lo deja completamente destrozado.
Y es que Bond iba muy pendiente de May Day (Grace Jones), que escapaba en parapente, pero poco de la carretera. Y eso en las calles de París se paga. El Renault 11 baja marcha atrás unas escaleras, corona un autobús o acaba siendo descapotable tras chocar contra la barrera de un paso a nivel.
Finalmente al chocar transversalmente con otro desgraciado turismo, acaba sin toda la parte trasera. Pero el incombustible sedán compacto sigue funcionando y a sus mandos Moore consigue llegar a su objetivo.
Aunque en realidad no era Moore, claro, sino el gran Rémy Julienne: doble en estas escenas, y que por desgracia este año ha sido víctima del coronavirus falleciendo a los 90 años.
Tres fueron los Renault 11 utilizados para las acrobáticas maniobras perpetradas por Julienne en esta secuencia: uno sin daños, otro ya con el techo eliminado y el tercero que solo era una mitad del coche.
La unidad completa ha estado expuesta durante años en el Cars of the Stars Motor Museum de Keswick (Reino Unido) hasta que cerró sus puertas: su dueño se lo compró a precisamente a este especialista.
También se ha recurrido a esta unidad en exhibiciones asociadas al personaje, como por ejemplo el estreno de ‘Quantum of Solace’ en Edimburgo. Ese mismo año se subastó por unas módicas 4.200 libras (actualmente unos 4.900 euros).
Rémy Julienne fue doble de James Bond en tres películas de la saga: en esta ‘A View to Kill’, conduciendo el 2CV en ‘Solo para sus ojos’ y en ‘Licencia para matar’.
Ford Mondeo (‘Casino Royale’, 2006)
Damos un salto con doble tirabuzón pues llegamos a la ‘Era Craig’ y con otro coche convencional como protagonista: el Ford Mondeo de cuarta generación.
La primera película protagonizada por el de Chester sirvió de escaparate para esta entrega de la berlina del óvalo, pues antes de lanzarse al mercado se mostró al mundo en esta cinta dirigida por Martin Campbell.
Para ello Ford fabricó una unidad ex profeso en su planta de Colonia (Alemania), que envió envió a las Bahamas para la grabación.
Se trataba de una variante ST y por tanto con el propulsor más potente de la familia: el gasolina Duratec turbo de 2.5 litros, 220 CV y 320 Nm de par. No obstante, contaba con elementos estéticos exclusivos e iba pintado en azul celeste claro Tonic.
Este Mondeo tuvo el honor de ser el primer coche con el que vemos al nuevo y actual Bond, aunque ya ha llovido mucho desde entonces, pues ‘No time to die’ será la última película en la que Craig se ponga en la piel de Bond.
Aston Martin Valhalla (‘No Time to Die’, 2021)
Nuestro repaso llega a su fin por todo lo alto con el que es el Aston Martin más vanguardista que hemos visto junto a 007. Hablamos del recién llegado Aston Martin Valhalla que, de hecho, en un principio iba a mostrarse por primera vez en ‘Sin Tiempo para Morir‘.
Pero la película que ahora llega a los cines, y que tenía que haberse estrenado en noviembre 2020, ha sufrido no pocos retrasos con la pandemia. Tanto, que al final el Valhalla fue presentado el pasado julio pero esta vigesimoquinta entrega no se lanza en salas hasta la próxima semana en el caso de España.
No sabemos si 007 se pondrá a los mandos de este hiperdeportivo híbrido de armas tomar: de momento lo hemos visto en una imagen en los cuarteles del MI6 y con M (Ralph Fiennes) en sombras. De hacerlo, sería la primera vez que Bond gobierne un Aston Martin electrificado. De ahí que lo hayamos incluido en esta lista.
Con 950 CV se trata del coche más potente de la marca hasta la fecha. Una cifra que alcanza al combinar un motor V8 biturbo de 4.0 litros de AMG, que rinde 750 CV, con dos motores eléctricos de 150 kW (204 CV) adosados a cada uno de sus ejes.
Además cuenta con una suspensión de tipo push-rod inspirada en la F1 en el eje delantero y gracias a un chasis monocasco de fibra de carbono para la báscula en los 1.550 kg. También disfruta de avanzada aerodinámica activa.
Con estos ingredientes firma un peso/potencia de 1,63 kg por cada CV y sus prestaciones son de infarto: hace el 0-100 en poco más de 2,5 segundos y su punta se fija en 330 km/h. Credenciales estupendas para enfrentarse a cualquier persecución que se precie. Pronto saldremos de dudas…
El Aston Martin Valhalla no es el primer superdeportivo híbrido presente en la franquicia: en ‘Spectre’, Craig se enfrenta con su DB10 a un Jaguar C-X75 en una espectacular persecución por las calles de Roma. Aunque en realidad las unidades cedidas para el rodaje venían con trampa, pues la mecánica híbrida fue sustituida por un V8 de 5.0 litros y 550 CV.
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La noticia
Los coches más raros de James Bond: del Renault 11 partido por la mitad hasta coches voladores o anfibios
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Motorpasión
por
Alejandra Otero
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