Nothing Ear (1), análisis: ser transparentes no es la única virtud de estos peculiares auriculares
Hace ya un tiempo que Carl Pei, uno de los fundadores de OnePlus, dejó la compañía para fundar Nothing. El primer producto de esta empresa han sido los Nothing Ear (1), unos auriculares completamente inalámbricos que no tardaremos mucho en conocer como “los auriculares transparentes“. Porque si por algo destacan estos auriculares es por su diseño y su personalidad.
Nothing pretende competir en un mercado muy saturado y con jugadores tan importantes como Apple, Samsung, Huawei, Sony, Jabra e incluso OnePlus. ¿Su apuesta? Unos auriculares de gama media que quieren entrarnos por los ojos y convencernos con su precio: 99 euros. En Xataka ya hemos tenido ocasión de probarlos y esta ha sido nuestra experiencia.
Ficha técnica de los Nothing Ear (1)
NOTHING EAR (1) |
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DIMENSIONES Y PESO |
Auriculares: 28,9 x 21,5 x 23,5 mm – 4,7 gramos |
UNIDAD DE DIAFRAGMA |
11,6 mm |
CONEXIÓN |
Bluetooth 5.2 |
COMPATIBILIDAD |
iOS 11 y superior |
BATERÍA |
Auriculares: 31 mAh |
AUTONOMÍA |
Auriculares: hasta cuatro horas con ANC |
CARGA DEL ESTUCHE |
USB tipo C |
EXTRAS |
Control gestual |
PRECIO |
Nothing ear(1) – Auriculares Inalámbricos
Diseño: mucha transparencia y personalidad
Comenzamos con el que, sin lugar a dudas, es el aspecto más llamativo de los Nothing Ear (1): el diseño. Estamos más que acostumbrados a que los auriculares sean blancos, negros o de un color estridente (saludos al color bronce de los Galaxy Buds Live), pero lo que no es nada común es que los auriculares sean semitransparentes y nos dejen ver su interior.
Eso es lo que hacen los Ear (1) y la (CASE), su estuche. Los chicos de Nothing han conseguido que el plástico del que están hechos los auriculares deje ver todo lo que hay en su interior. Y lo que vemos no es una pegatina (que no sería algo nuevo), sino que son los componentes reales.
El acabado de los Ear (1) es exquisito. Son de los auriculares más bonitos y mejor rematados que he tenido ocasión de probar. De hecho, me consta que la compañía quiere hacer de la transparencia su punto diferenciador y el camino que han emprendido es, sin duda, el correcto.
Más allá de los componentes visibles, los auriculares tienen algunos guiños a los más audiófilos como los puntos rojo y blanco que hay en los cabezales. El auricular con el punto rojo es el derecho y el que tiene el punto blanco es el izquierdo, por ejemplo. Si os gusta el mundo del audio seguramente entendáis la referencia.
La forma de los auriculares nos recuerda ligeramente a la de los AirPods Pro. Eso no es necesariamente malo, ya que si algo funciona, funciona. Son muy ligeros y sientan de escándalo. Si tengo que destacar algo del diseño de estos auriculares es, además de la transparencia, la comodidad. Son muy cómodos y no molestan ni lo más mínimo al llevarlos puestos.
En eso juegan un papel importante las almohadillas de silicona. En la caja vienen varias de diferentes tamaños y es importante probarlas todas para elegir las que mejor nos queden. Eso no solo evitará que se nos caigan, sino que cancelará el ruido exterior de forma pasiva. Lo decimos en todos los análisis de auriculares, pero no está de más recordarlo.
El plástico del que están hechos los auriculares se siente bastante bien. De hecho, tiene cierto tacto premium que me gusta bastante. Además, las huellas no se quedan muy marcadas, por lo que ni tan mal. Era una de mis principales preocupaciones con estos auriculares y me he quedado muy tranquilo tras haberlos probado.
Y si los auriculares son pequeños y compactos, el estuche no lo es en absoluto. Es una caja grandota, que abulta, aunque no precisamente pesada. También es transparente y permite ver los auriculares por dentro. Desgraciadamente, no va más allá y no nos permite ver la circuitería interna del estuche, algo que habría sido todo un puntazo.
En el lateral derecho tenemos el puerto USB tipo C para la carga y el botón que tendremos que pulsar para comenzar la vinculación. En la parte inferior, por su parte, tenemos la base de carga inalámbrica. La tapa está imantada (de hecho, se puede ver el imán perfectamente) y el cierre es fuerte.
La bisagra, sin embargo, no me lo parece tanto. Me parece demasiado pequeña para una tapa tan grande e incluso tiembla un poquito. Además, no puedo evitar pensar en cómo puede llegar a arañarse un estuche con este acabado. Durante nuestras pruebas no hemos notado ningún arañazo más exagerado de la cuenta, pero habrá que ver a largo plazo.
En el interior de la (CASE) tenemos un LED que nos indica el estado de carga del estuche, que se ha iniciado el proceso de vinculación o que los auriculares se están cargando. También están, cómo no, las bahías para introducir los auriculares y cargarlos. Y sí, entiendo que ha sido una decisión de diseño, pero la disposición no me parece la más cómoda.
Los auriculares se cargan en horizontal y tenemos que encajar los pines con los del estuche. El imán de los auriculares (que también se ve) ayuda a que se puedan poner de forma más o menos sencilla, pero ya os digo que durante los primeros días os tendréis que acostumbrar a meter los auriculares en la caja de esta forma.
Nimiedades aparte, reconozco que me encantan los Nothing Ear (1). El acabado semitransparente, el estuche, su diseño y todos los detalles que quedan a la vista le dan a los auriculares una personalidad sobresaliente. Y por si fuera poco, son cómodos.
Experiencia: básicos a más no poder
Ahora que ya conocemos a los Nothing Ear (1) por fuera, vamos a abordar la experiencia de uso. Lo primero, por lo tanto, es hablar de compatibilidad. Los auriculares son compatibles con iOS y Android gracias a la app Ear (1). Se puede descargar desde Google Play Store y App Store, así que sin problemas en este aspecto.
El problema está en lo básica que es la aplicación. Las funciones que nos ofrece la aplicación son escasas, hasta el punto de que podemos ver la batería restante de los auriculares, controlar la cancelación de ruido, modificar el control por gestos, buscar los auriculares y actualizar el firmware. Nada especial.
Es una app extremadamente sencilla y que hay que tener para poder modificar el nivel de la cancelación de ruido (de ella hablaremos luego) o acceder al ecualizador, que solo cuenta con cuatro modos predeterminados. No vamos a pedirle a unos auriculares de 100 euros lo que ofrecen unos de 300 euros, pero esperábamos algo más.
El control por gestos funciona bien y no hemos tenido problemas con toques fantasmas. Los auriculares los detectan correctamente, tanto las pulsaciones como el deslizar para subir o bajar el volumen. Echamos en falta es un gesto que nos permite invocar al asistente de voz, ya que los Nothing Ear (1) no son compatibles. Estas son todas las opciones que tenemos disponibles:
ACCIÓN |
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UN TOQUE |
– |
DOS TOQUES |
Play / Stop |
TRES TOQUES |
Siguiente canción |
PULSAR Y MANTENER |
Activar / desactivar ANC |
DESLIZAR |
Subir o bajar volumen |
También funciona bien la detección de posición, que pausa la música cuando nos quitamos un auricular, y la latencia. No hemos apreciado un retardo más alto de la cuenta viendo vídeos o jugando.
En pocas palabras, la experiencia con los auriculares es correcta si somos unos usuarios que no queramos comernos la cabeza toqueteando los auriculares. Sin embargo, a la mínima que queramos exprimir un poco más los auriculares con algo tan sencillo como un ecualizador completo no podremos hacerlo de forma nativa.
Calidad de sonido: nada especial
Llegamos así a la madre del cordero: la calidad de sonido. Reconozco que tras haberlos probado me he quedado con un sabor de boca un tanto agridulce. Los Nothing Ear (1) hacen cosas bien, como representar bastante bien los graves, pero también algunas mal, como hincar la rodilla al representar los agudos más extremos.
En el interior de los Nothing Ear (1) encontramos un driver dinámico de grafeno de 11,6 milímetros personalizado por teenage engineering. Sobre el papel los auriculares prometen, pero realmente el sonido es el que cabría esperar de unos auriculares de 100 euros.
Con esto no quiero decir que se escuchen mal, que no se me malinterprete. Los usuarios que busquen unos auriculares solventes los encontrarán en los Nothing Ear (1), pero los más audiófilos no van a tardar en sacarle alguna pega. A mí, personalmente, el sonido me recuerda al de los JBL Live Pro+ y Google Pixel Buds A.
En canciones de géneros urbanos, como trap o rap, los auriculares se comportan muy bien. Un buen par de temas para probarlos es ‘Por mi nombre‘ (Duki) y ‘BOOM‘ (X Ambassadors). Los graves suenan de escándalo. Están bien representados, aunque si tenéis el oído entrenado seguramente notéis que están un pelín más altos de la cuenta.
Con los agudos y las frecuencias medias es otra historia. En temas como ‘Blood // Water‘ (grandson), que brilla por los agudos, los auriculares no terminan de convencernos y llegan a escucharse estridentes. Lo mismo con ‘Obey‘ (Bring Me the Horizon y YUNGBLUD). En otros más suaves y vocales, como ‘Hey There Delilah‘ (Plain White T’s), sí consiguen sacar pecho.
El sonido, como vemos, depende mucho del tema que escuchemos. Si nos ponemos sibaritas, podemos decir que los auriculares se comportan mejor en temas que destaquen por los graves, mientras que en aquellos con agudos más marcados notaremos más la gama en la que se enmarcan.
En cuanto a las llamadas, nosotros escuchamos muy bien a nuestro interlocutor. Sin embargo, nuestra voz se escucha con un poquitín de eco y ligeramente lejana. En cualquier caso, los micrófonos se comportan y nos permiten hacer llamadas problemas. De hecho, he probado auriculares de gama alta más caros con peor micrófono que los Ear (1).
Cancelación de ruido: bien, pero sin más
La cancelación de ruido es un aspecto que tiene margen de mejora. No es que sea mala, pero desde luego no es la más potente del mercado. Está al nivel de otros auriculares de 100 euros, lo que significa que conseguirá anular una buena parte del ruido de la calle, pero no aislarnos por completo.
De hecho, mi sensación es que la culpable de que los ruidos se anulen es, en gran parte, la cancelación pasiva, es decir, la que nos otorgan las almohadillas de silicona que sellan el canal auditivo. Eso es una buena señal, sin duda, pero demuestra que el sistema de cancelación de ruido activa es mejorable.
No quiero decir que no funcione, simplemente que no vamos a conseguir ni de lejos la misma experiencia que nos ofrecen unos Sony WF-1000XM4, unos Huawei FreeBuds Pro o unos AirPods Pro. Son unos auriculares de gama media y se comportan como tal.
Desde la aplicación podemos elegir dos niveles, “Light” y “Maximum”, o bajo y alto, como queráis llamarlos. Las diferencia son notables y yo, personalmente, recomiendo el alto. El bajo es demasiado bajo y dejará entrar más ruido de la cuenta.
En cuanto al modo ambiente o transparencia, se oye demasiado artificial y a mí, personalmente, no me convence. Para que podamos escuchar bien a nuestro interlocutor durante una conversación es necesario bajar el volumen más de la cuenta y, aun así, su voz se oye algo metálica. Su rendimiento es suficiente para ir por la calle atento a lo que pasa a nuestro alrededor, pero poco más.
Batería: unas cuatro horas de música
Terminamos hablando de la batería. En el interior de cada auricular encontramos 31 mAh de capacidad que nos dan alrededor de cuatro horas de autonomía usando la cancelación de ruido activa y con el volumen al 70-80%. No obstante, cabe destacar que la autonomía final dependerá del volumen, de si hacemos o no llamadas, etc.
Con el estuche podemos cargar los auriculares entre cuatro y cinco veces, según el nivel de carga que tengan cuando los metamos dentro. El estuche, por cierto, cuenta con un sistema de carga rápida que en una hora nos da más o menos una hora de reproducción de música adicional.
Si quitamos la cancelación de ruido podremos rascar algo más de una hora en los auriculares, pero yo soy de los que prefieren tenerla siempre activada. El estuche, por su parte, se carga mediante un puerto USB tipo C (también tiene carga rápida) o de forma inalámbrica, algo que no se ve todos los días en los auriculares de este rango de precios.
En resumidas cuentas, es una autonomía suficiente para escuchar música durante media jornada, pero no es ni de lejos la más alta del mercado. Por fortuna, el estuche sí tiene bastante capacidad, por lo que combinando auriculares y estuche podremos pasar más de 24 horas escuchando música.
Nothing Ear (1), la opinión de Xataka
Tras haber probado los Nothing Ear (1), podemos decir que para ser una primera incursión en el mundo de los auriculares no están nada mal. No son unos auriculares para audiófilos, ni mucho menos, pero sí que son capaces de ofrecer una calidad de sonido correcta y una cancelación de ruido solvente. No destacan por encima de otros competidores, pero tampoco se quedan por debajo en ningún aspecto.
Su diseño es excepcional. Me parece todo un acierto diferenciarse de sus competidores con algo tan interesante como un acabado semitransparente. El acabado es sobresaliente y lo cierto es que Nothing y teenage engineering no podrían haber rematado mejor estos Nothing Ear (1).
Por 100 euros son una alternativa a tener en cuenta si buscamos unos auriculares bien terminados y con un sonido correcto. Sin ser unos auriculares sobresalientes, aprueban holgadamente en todos los apartados y, sinceramente, nos dejan con ganas de ver qué más tiene entre manos la compañía.
7,8
A favor
- El diseño semitransparente es, sencillamente, espectacular.
- Se comportan muy bien en géneros urbanos con graves marcados.
- Son muy cómodos.
En contra
- La autonomía es un poquito más baja de lo deseable.
- La cancelación de ruido no termina de sorprender.
- La aplicación de gestión es demasiado básica.
Nothing ear(1) – Auriculares Inalámbricos
Estos auriculares han sido cedidos para la prueba por parte de Nothing. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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La noticia
Nothing Ear (1), análisis: ser transparentes no es la única virtud de estos peculiares auriculares
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Jose García
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