Subida de impuestos a los combustibles y adiós a los de matriculación y circulación: así dibuja el futuro del coche el Gobierno
El Gobierno ha presentado ‘España 2050. Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo’, un extenso documento en el que recoge los retos que debe afrontar el país en los años venideros y cómo hacerlo. Y entre las soluciones propuestas están subir el impuesto a los combustibles, y crear un nuevo impuesto por el uso real del vehículo en lugar de otras figuras impositivas actuales como el impuesto de matriculación.
El plan, que en palabra de Pedro Sánchez es un proyecto para decidir “qué país queremos ser dentro de 30 años”, aboga por transformar la movilidad con el objetivo de reducir en dos millones de toneladas las emisiones procedentes del sector transporte español para 2050.
Un objetivo que pasa por “desarrollar una estrategia intersectorial que facilite la creación del ecosistema que requiere el automóvil eléctrico“, asegura el Ejecutivo. Y para lograrlo las patas esgrimidas como esenciales son: fomentar la fabricación de este tipo de vehículo en nuestro territorio; impulsar la producción, reutilización y reciclaje de baterías; e incrementar los puntos de recarga rápida e incentivando la compra de estos vehículos, teniendo en cuenta las posibles implicaciones distributivas de este tipo de ayudas.
Un primer paso esencial en este camino se ha dado con el plan de levantar la primera fábrica de baterías en España y con la producción de coches eléctricos en las plantas de Volkswagen en Navarra y de SEAT en Martorell (Barcelona), si bien por ahora el fabricante alemán no lo ha refrendado de forma pública.
Subida de impuesto a los combustibles tradicionales
Pero el impulso del coche eléctrico viene acompañado además con la ‘penalización’ para el uso de los combustibles tradicionales, especialmente el diésel.
El Gobierno reabrió recientemente la posibilidad de subir el impuesto al gasóleo para equipararlo al de la gasolina, y en este documento de plan a futuro vuelve a aparecer. “Elevar progresivamente los tipos impositivos sobre el consumo de diésel y gasolina hasta que ambos se equiparen al tipo impositivo medio de la gasolina en la UE-8″, reza el escrito.
En este sentido, de acuerdo al estudio ‘Impuestos energético-ambientales en España: situación y propuestas eficientes y equitativas’ al que hace referencia el Gobierno en el documento de su anexo, “si además de igualar los tipos impositivos de gasolina y diésel, se considera un incremento de los tipos impositivos hasta el nivel medio de la gasolina en los principales países europeos (Alemania, Francia, Italia y Reino Unido)”, los ingresos impositivos en este apartado aumentarían alrededor de 10.000 millones de euros y se reduciría el consumo de carburantes y emisiones de CO₂ en torno a un 6,1%.
Por otra parte, el Ejecutivo planea pasar de los actuales impuestos de matriculación, circulación y sobre combustibles, a un impuesto sobre el “uso medido real del vehículo que tenga en cuenta sus características: su peso, su potencia, sus emisiones de contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero”.
El futuro es de los coches eléctricos… y compartidos
El Gobierno también hace referencia a cómo se transformará la movilidad para 2050. “Habrá menos vehículos privados y más vehículos compartidos, más bicicletas y más transporte público. La movilidad se verá transformada por la difusión del automóvil eléctrico, que será cada vez más económico y competitivo, y que constituirá el grueso del parque móvil español a mediados de siglo”, vaticina el escrito.
De hecho, es significativo que el Gobierno también augura, y considera “esencial”, un futuro en el que el coche privado vaya quedando en desuso paulatinamente en favor de servicios de movilidad compartida (ej. carsharing o carpooling), y de modelos de movilidad activa (bicicleta, patinete o desplazamientos a pie), especialmente en los núcleos urbanos.
Esta tendencia, no obstante, ya se aceleró con el estallido de la pandemia dando paso a un debate en el que las bicis, las motos y los patinetes eléctricos han ganado mucho peso. Tanto es así que grandes ciudades de España incluso modificaron ciertas zonas de sus urbes para dar paso a este modelo de movilidad.
En cuanto al vehículo autónomo, “no hará sino incentivar esta tendencia, ayudando a reducir las emisiones y el tráfico, y a liberar espacio público en nuestras ciudades”. Aún queda mucho camino que recorrer tanto a nivel técnico con esta tecnología como en el plano regulatorio, “pero es probable que esto empiece a ocurrir antes de 2050, al menos en determinados segmentos de movilidad”, afirma el Gobierno.
Y el modelo de reparto en la última milla “deberá repensarse por completo. “Las empresas tendrán que sustituir su flota actual de furgonetas y camiones por vehículos más ligeros y neutros en carbono, entre los que podrían incluirse los drones de reparto”, concluye el documento.
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David Galán
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