Cuando la Rusia ponía satélites en órbita… lanzándolos a mano
El 3 de noviembre de 1997 quedó marcado en la historia aeroespacial. Ese día, el cosmonauta ruso Pavel Vinogradov se encontraba en el exterior de la estación espacial Mir retirando un viejo panel solar. Antes de volver al interior de la estación cogió un pequeño satélite y esperó a que la estación espacial se orientara correctamente. Una ves tuvo un campo de visión adecuado lanzó con sus propias manos el satélite para que orbitara la Tierra. Fue el primer satélite de la historia lanzado a mano, y no el único.
Se trataba de Sputnik 40, o también conocido como Sputnik Jr. Este satélite era una pequeña réplica del mítico Sputnik-1, el primer satélite artificial que la humanidad puso en órbita. Como réplica, tenía un tamaño mucho más pequeño y fue construido para conmemorar el 40 aniversario del lanzamiento del Sputnik-1.
Mientras que el Sputnik-1 original tenía unos 60 centímetros de diámetro y pesaba más de 80 kilogramos, el Sputnik Jr apenas llegaba a los 20 centímetros y su peso se reducía a los 4 kilogramos. Lanzarlo a mano era relativamente fácil y de hecho la forma más efectiva de ponerlo en órbita. El Sputnik Jr había llegado unos días antes a la estación a bordo de un cohete con carga útil. Liberarlo y ponerlo en órbita era tan fácil como arrojarlo fuera de la estación espacial, la gravedad se encargó del resto.
Dentro del Sputnik Jr lo que había era una serie de baterías de litio para alimentar un pequeño transmisor de radio que emitía pitidos en 145,820 MHz. En la Tierra, estudiantes de Rusia y Francia que colaboraron en su construcción, se encargaron de recibir la señal y confirmar que el pequeño satélite funcionaba correctamente.
No duró mucho, apenas 56 días después de su curioso lanzamiento el Sputnik Jr dejó de transmitir. Cuatro meses más tarde acabó desintegrándose en la atmósfera.
Los otros dos satélites lanzados a mano
No contentos con eso, los cosmonautas rusos lanzaron dos satélites más a mano posteriormente. El primer de ellos fue en 1998 y el siguiente en 1999. Una vez más, los lanzamientos se produjeron desde la estación espacial Mir.
El Sputnik 41 fue el que se lanzó en 1998 durante una actividad extravehicular. Se trataba de un satélite idéntico al Sputnik 40 lanzado el año anterior. Sin embargo había una pequeña diferencia en el interior: mientras que el Sputnik 40 emitía sólo pitidos, el 41 emitía además mensajes de voz grabados en tres idiomas. El satélite estuvo en emitiendo durante un mes, tras el cual pasó otro mes en órbita antes de caer a la Tierra de vuelta.
El tercer y último satélite que se lanzó a mano fue el Sputnik 99 en 1999. En este caso fue desarrollado por radioaficionados franceses y rusos con la ayuda del centro de control de vuelo de la Agencia Espacial Rusa. Estos últimos también causaron la gran polémica del satélite. En un intento de conseguir financiación, permitieron a la empresa de relojes Swatch colocar un anuncio de audio en el satélite.
No gustó al resto de radioaficionados de todo el mundo por violar el código de conducta internacional. Antes de ser lanzado se desactivo su emisión, por lo que cuando el astronauta francés Jean-Pierre Haigneré lo lanzó al espacio, el satélite ya estaba “muerto”.
Vía | Amusing Planet
Más información | Gunter’s Space
–
La noticia
Cuando la Rusia ponía satélites en órbita… lanzándolos a mano
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Cristian Rus
.