Probamos el nuevo Audi Q5: un SUV medio premium que cambia lo justo para seguir siendo una referencia en confort
Si el Audi Q2 al que nos subimos hace unos días ha supuesto la llegada del SUV más joven a la marca alemana, al mismo tiempo le ha tocado renovarse al Audi Q5.
El SUV más equilibrado de Ingolstadt cambia más por fuera que por dentro, pero tampoco se vuelve loco. En Audi han querido que una de sus vacas sagradas siga manteniendo el buen rumbo así que se han limitado a incluir algunas pinceladas tecnológicas por dentro y por fuera, además de una gama repleta de etiquetas ECO.
Audi Q5: un SUV con los cambios justos, porque funciona
El Audi Q5 llegó en 2008 para intentar extender el éxito de su hermano mayor, el Audi Q7 estrenado dos años antes en el mercado. Desde entonces el SUV medio de los cuatro aros se ha convertido en un modelo imprescindible en la gama y, de hecho, supuso la democratización de los SUV para una marca que ha pasado de llegar tarde a la fiesta de las carrocerías elevadas a tener una de las gamas más prolíficas.
Con unas ventas más que destacables para un coche del segmento premium, el Audi Q5 ha conseguido colocar en Europa desde su lanzamiento más de 715.000 unidades, con una media que roza las 65.000 unidades al año. Pese a la pandemia, este 2020 lleva vendidas más de 42.000 unidades en Europa hasta el mes de octubre.
No nos pilla por sorpresa que con estos argumentos Audi se afane por cuidar uno de los modelos más representativos en el mercado de los SUV. Es por eso que el Audi Q5 de segunda generación se haya sometido a un profundo lavado de cara en el que, de paso, se estrenan tecnologías con el propósito de llamar la atención y relanzar las ventas.
Los cambios exteriores son más que evidentes con el propósito de darle un aire más moderno y sofisticado al Q5. En el frontal se utilizan unos nuevos faros LED de serie que opcionalmente pueden ser Matrix LED. Estos nuevos grupos ópticos acompañan a una parrilla singleframe rediseñada y que pasa a tener ocho lados en lugar de seis, como la estrenada en el Audi Q8.
Esta nueva parrilla también es considerablemente más ancha, tiene un entramado en forma de panal de abeja y se complementa con unas entradas de aire laterales estructuradas ahora en vertical y un labio inferior más marcado, a juego con las taloneras.
La primera impresión del Audi Q5 es que es más agresivo, y estos mismos cambios se llevan a la parte trasera. La zaga está protagonizada por nuevos pilotos LED de serie, un listón cromado que une ambos grupos ópticos y una parte baja ligeramente rediseñada.
Opcionalmente los pilotos traseros pueden contar con tecnología OLED. Este es el gran reclamo tecnológico exterior, ya que se supone que tiene dos ventajas en cuanto a diferenciación y seguridad.
Por un lado se pueden escoger cuatro firmas lumínicas diferentes de las que tendremos que escoger una a la hora de configurar el coche. Por otra parte si el Q5 detecta que en una detención se acerca demasiado el coche que va detrás emite una llamada de atención luminosa. Estéticamente son bonitos y tienen un aspecto muy moderno, pero seguramente estas mismas ventajas podrían aplicarse con tecnología LED y ser más asequibles.
Un interior casi idéntico
Si saltamos al interior de este nuevo Audi Q5 tenemos un habitáculo que se parece mucho a lo que ya conocíamos, aunque con algunas ligeras salvedades. En líneas generales sería difícil diferenciar al modelo saliente de este que acaba de llegar.
El salpicadero se estructura exactamente igual que el Q5 anterior, con una parte superior acolchada y el resto de plástico duro texturizado, separados por una moldura central de aspecto metálico y resaltada por una fina tira de iluminación ambiental.
El volante es el mismo de tres radios con botones multifunción y el radio inferior de aspecto metálico con la S que le delata como un S line. Está cosido en piel con los laterales perforados y, en contra de las modas, no está achatado sino que es completamente redondo.
Por delante se encuentra el panel digital Audi virtual cockpit plus. Es un equipamiento que ya casi es estándar para toda la marca y que por funcionamiento, aspecto e información podría ser casi el de cualquier otro modelo. En el caso del Q5 los indicadores de temperatura y combustible están dentro del cuadro en lugar de en los extremos laterales, separados, por lo que no quedan tapados nunca por el volante. Su resolución es muy buena y la experiencia agradable.
A su derecha y en lo alto del salpicadero se alza la pantalla digital de 10,1 pulgadas del sistema de infoentretenimiento que recurre a la última versión del MMI plus de Audi. Un sistema que funciona muy bien, es preciso y fluido y, al igual que el cuadro de mandos, resulta extremadamente sobrio si lo comparamos con las otras dos marcas del trío alemán.
Entre tanto, los mandos de la climatización se siguen confiando a botones físicos, lo que está muy bien a nuestro parecer, en lugar de integrarlos en la pantalla táctil. Una pantalla que, por cierto, es especialmente sensible a las huellas dactilares y difícil de mantener limpia. Igual es por su posición elevada y que queda muy a la vista
Si creías que el Audi Q5 se había desprendido del negro piano la respuesta es no. Este material se ha utilizado seguramente en uno de los peores sitios, pues se ha recurrido a él para la pieza principal de la consola central, alrededor de la palanca de cambios e incluyendo un pequeño hueco con tapa en la parte delantera con capacidad escasa.
La habitabilidad es muy buena y es uno de los puntos fuertes de este Audi Q5 que recurre a unos asientos cómodos y confortables con ligero aire deportivo. El espacio para los hombros es generoos y tenemos casi un palmo libre al techo para una altura de 170 cm y asiento en una posición relativamente alta.
En las plazas traseras pasa lo mismo, con la excepción de que podemos incluir la banqueta trasera plus que incluye regulación longitudinal. Esta regulación puede variar la capacidad del maletero que sin abatir los asientos traseros puede alcanzar unos generosos 550 litros.
Confort, neutralidad y buen aislamiento en marcha
A nivel dinámico el Audi Q5 es un coche que destaca por su equilibrio. Se ha primado el confort para un coche destinado a públicos que harán un uso habitual de él en familia, así que el tarado de las suspensiones estirando a confortable incluso en la variante S line.
Se puede escoger con la suspensión de corte más deportivo o más confortable y en cualquier caso nos ha resultado un coche agradable de conducir y muy noble en cualquier tipo de apoyos. Es cierto que genera cierto cabeceo a la hora de cerrar los giros, pero nada escandaloso para un SUV de su tamaño (4,68 metros) y peso (1.880 kg).
En cuanto al motor, hemos podido conducir la versión 40 TDI, un propulsor que se corresponde con un cuatro cilindros en línea turboalimentado de 2.0 litros que genera 204 CV y 400 Nm. Unas cifras más que razonables que se asocian a una caja de cambios automática de siete relaciones y doble embrague con levas en el volante.
Con estos números en la práctica nos quedamos ante un coche apto para todos los públicos. Tiene una dosis de bajos y medios realmente generosa, con la transmisión buscando siempre la zona buena de par (que es mucho). Es progresivo y lineal, con una buena respuesta en una conducción de diario.
Si en cambio queremos acelerar el paso y buscar un ritmo alegre nos encontraremos con un propulsor que no brilla especialmente en la zona alta. De hecho si pasamos la caja de cambios a modo manual y estiramos el tacómetro, al llegar cerca de la línea roja el motor cambia solo de marcha por lo que pierde bastante de la gracia que pueda tener. Realmente sólo aprovecharemos el modo manual reduciendo a conveniencia.
Durante la jornada que hemos probado el Audi Q5 40 TDI tuvimos una lluvia generosa y constante, así que no pudimos sacar demasiadas conclusiones, pero sí que notamos que es un SUV muy bien aislado acústicamente para reforzar la sensación y con una dirección muy asistida aunque al mismo tiempo ágil.
Audi Q5: en la media de los SUV premium
En definitiva, el Audi Q5 no ha cambiado en cuanto a lo primordial, manteniendo un carácter afable y refinado y unas calidades buenas aunque con algunos puntos mejorables. Está bien posicionado en el mercado, dirigido a un segmento premium y colocándose justo entre medias de su competencia directa.
El acabado básico del Audi Q5 parte de los 47.610 euros, a lo que habría que sumar 3.600 euros para pasar al equipamiento Advanced y 2.500 más para el acabado S line, hablando siempre a igualdad de motor. Es sensiblemente más caro que el BMW X3, que parte de los 46.500 euros en la variante X3 sDrive18d, y más barato que los 51.400 euros del Mercedes-Benz GLC 200 d 4MATIC. A continuación te dejamos todos los precios según la motorización:
Variante | Combustible | Potencia (CV) | Par motor (Nm) | Precio (euros) |
---|---|---|---|---|
Q5 35 TDI S tronic | Diésel | 163 | 370 | 47.610 |
Q5 40 TDI quattro-ultra S tronic | Diésel | 204 | 400 | 52.040 |
Q5 45 TFSI quattro-ultra S tronic | Gasolina | 265 | 370 | 59.130 |
SQ5 TDI quattro | Gasolina | 341 | 700 | 78.180 |
Q5 55 TFSIe | Gasolina PHEV | 367 | 500 | 66.060 |
Más tarde llegarán dos motorizaciones más: por un lado el Audi Q5 55 TFSIe híbrido enchufable que llegará en primavera y que ya ha acaparado un 35% de las ventas del Q5, y también para la primavera de 2021 llegará el Audi SQ5 TDI, microhíbrido y con 241 CV y 700 Nm de par motor que consigue completar el 0-100 km/h en 5,1 segundos.
De las cuatro mecánicas no enchufables, todas son mild-hybrid y reciben la etiqueta ECO de la DGT, salvo el Q5 35 TDI que se queda con la etiqueta C al no contar con ningún sistema de hibridación.
Aparte, este año también llegará el Audi Q5 Sportback para aquellos que les gusten las carrocerías algo más atrevidas, con cierto aire coupé.
En Motorpasión | Europa quiere 30 millones de coches eléctricos circulando en 2030, pero la industria automotriz no lo ve factible
–
La noticia
Probamos el nuevo Audi Q5: un SUV medio premium que cambia lo justo para seguir siendo una referencia en confort
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Jesús Martín
.