España es el séptimo país más seguro de Europa en materia de tráfico, o eso dice un indicador que camufla las carencias de la DGT
El año pasado en España murieron 1.755 personas en siniestros viales. Una cifra que, pese a que supuso el segundo año consecutivo con tendencia a la baja, sigue siendo inasumible porque cualquier cifra lo es. Un solo fallecido es demasiado.
Contabilizar fallecidos para dictaminar si las medidas tomadas en seguridad vial son o no oportunas es ya de por sí cuestionable, pero a día de hoy parece la única herramienta útil a la que ceñirse. Y en esa tesitura existe un indicador al que la DGT puede aferrarse para defender la efectividad de sus medidas: los fallecidos en accidentes de tráfico, por millón de habitantes.
En este sentido, los países miembros de la Unión Europea crean marcos de trabajo globales y, aparte, cada organismo encargado de la gestión de Tráfico en su respectivo país -la DGT, en el caso de España- implementa las medidas que considera oportunas en busca de reducir al máximo la siniestralidad vial.
Europa, por su parte, ofrece públicamente análisis y valoraciones sobre los progresos hecho por cada país. Una de las referencias clave que toma es el número de fallecidos en siniestros viales por millón de habitantes, donde España se encuentra por debajo de la media y se posiciona como el séptimo país con la media más baja en este indicador de los 27 Estados miembros.
Las cifras de España vs Europa
Concretamente, España registró en 2019 una media de 36 fallecidos en siniestros de tráfico por millón de habitantes, solo por encima de Suecia (22 fallecidos por millón), Reino Unido (28), Irlanda (29), Malta (32), Países Bajos y Dinamarca (35), según los datos provisionales que maneja la Comisión Europea. De consolidarse, supondría el tercer año consecutivo a la baja.
El promedio del conjunto de la Unión es de 51 fallecidos en accidentes de tráfico por millón de habitantes, de modo que pone de manifiesto además grandes diferencias significativas entre los Estados miembros.
Los países con guarismos más halagüeños son Suecia (22 fallecidos por millón), Reino Unido (28 fallecidos por millón) e Irlanda (29 fallecidos por millón), mientras que las tasas de mortalidad más elevadas las hallamos en Rumanía (96 fallecidos por millón), Bulgaria (89 fallecidos por millón) y Polonia (77 fallecidos por millón). Aquí puedes ver todos desglosados.
Una polaridad que, en conjunto, se saldó con un descenso del 2% del número de fallecidos en el Viejo Continente. Los países que registraron los mayores descensos interanuales fueron Suecia (– 32%), Finlandia (– 14%) y Letonia (– 12%).
Pero con fallecidos de por medio nunca se puede hablar de cifras positivas, y menos cuando el número de víctimas mortales en siniestros viales por los 27 Estados miembros de la Unión ascendió el año pasado hasta las 22.800 personas. Se trata, en cualquier caso, de 7.000 fallecidos menos que en 2010, lo que equivale a una disminución del 23%.
Un tercio de los Estados miembros ha reducido el número de fallecidos en siniestros de tráfico un 30% o más desde 2010.
Europa aplaude especialmente la mejora experimentada por Grecia, que ha logrado reducir un 45% su tasa de mortalidad vial por millón de habitantes, “Irlanda, España, Portugal, los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y Croacia, que se encuentran entre los que han registrado una caída superior a la media en el número de fallecidos” al reducir entre un 30 y 40% sus medias.
Además, un total de ocho Estados miembros registraron en 2019 sus tasas más bajas de mortalidad en accidentes de tráfico hasta la fecha: Alemania, Grecia, Francia, Croacia, Letonia, Luxemburgo, Finlandia y Suecia.
Ahora bien, Europa avisa de que aunque la tendencia sigue siendo a la baja, en la mayoría de los países los avances se han ralentizado desde 2013, por lo que no se alcanzará el objetivo de la Unión de reducir a la mitad el número de fallecidos en siniestros viales para 2020, hasta los 14.800. España ya se dio por vencida en este objetivo.
Para volver a pisar el acelerador, la UE ha creado el ‘Marco de la política de la Unión Europea en materia de seguridad vial para 2021-2030’, un extenso plan de acción cuyo fin es lograr cero fallecimientos en las calzadas para 2050.
España y su mejora con ‘peros’
Ese estancamiento en la reducción de la media de fallecidos por millón de habitantes queda patente en España desde 2012 en adelante, cuando se ubicó en la barrera de los 40 fallecidos/millón y desde entonces apenas se ha logrado reducir.
Aunque no por ello deja de ser loable cómo en nuestro país se ha logrado pasar de los 135 fallecidos por millón de habitantes en siniestros de tráfico registrados en 2001 a los 38/millón que se cifraron en 2018, último año con datos consolidados.
2013 fue el año con la cifra de siniestralidad más baja jamás vista en este índice (35/millón de habitantes), pero los cuatro años de incrementos del total de víctimas en las carreteras que se dieron entre 2014 y 2017 se tradujeron en la tasa del millón de habitantes en un leve repunte que aún a día de hoy arrastramos.
En términos absolutos, los 1.755 fallecimientos en accidentes de Tráfico de 2019 significaron, por duro que suene, el segundo año consecutivo con tendencia a la baja y la ratificación del fin al cuatrienio de tónica ascendente que se vivió justo antes.
Pero como casi 1800 muertes en carretera son demasiadas, toca seguir remando, mejorando y avanzando hacia el objetivo de cero fallecidos fijado por Europa en 2050, para lo que España ya está tomando medidas.
Pere Navarro ha anunciado recientemente más radares, drones y agentes para controlar las vías nacionales. Su postura en este sentido es simple: a más vigilancia, menos siniestralidad.
La llegada de las furgonetas camufladas en verano ya adelantó el incremento de control que se reforzará en 2021.
Todo ello mientras seguimos a expensas de la modificación del carnet por puntos, con la que se espera se endurezca la sanción del uso del móvil hasta la detracción de los seis puntos o se implemente la velocidad máxima en ciudad de 30 km/h, entre otras cuestiones.
Sin embargo, por mucho que Pere Navarro se vanagloriase el pasado mes de junio de haber “intentado todo” para reducir la siniestralidad, la realidad es que la DGT sigue arrastrando deficiencias que repercuten en la seguridad vial.
Quizá las casi 1.800 personas que fallecen cada año en las carreteras españolas, o esa tasa de 35 fallecidos por millón de habitantes que nos sitúan en la parte alta de Europa, podrían ser menos si se hubiese gestionado mejor la Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020, donde España solo aprueba cinco de 11 indicadores.
O si la implementación del mencionado futuro límite a 30 km/h que se prevé en ciudad se hubiese apresurado, teniendo en cuenta que las urbes supusieron un 30% de todos los fallecimientos en 2019; o si a los usuarios vulnerables (peatones, ciclistas, motoristas), que cada vez suponen mayor porcentaje del total de víctimas de siniestros de tráfico (un 53% en 2019), se les hubiese protegido ya con nuevas medidas que supuestamente se incorporarán con la actualización del carnet por puntos.
Recientemente, la DGT estrenó nueva señalización y controles para motoristas en 100 puntos negros para advertir de la peligrosidad de esos tramos, cuando el incremento de muertes de motoristas viene manifestándose desde hace más de un lustro. Concretamente desde 2014, año en el que fallecieron 340 motoristas y desde el que ha existido un crecimiento continuo.
El listado de puntos negros llega tarde, pero al menos para los motoristas ha llegado. Un trabajo que no se ha hecho a nivel general desde 2014, último año en el que se actualizaron los datos de los tramos más peligrosos en la vías españolas. La gestión de los puntos negros depende del Ministerio de Fomento, sí, pero se echa en falta el rol apremiante de la DGT en esta cuestión.
Casualidad o no, España sigue acumulando déficit de inversión en la red del Estado, alcanzando ya los 7.463 millones de euros según el último informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC).
Es decir, el estado del firme del país no se mejora mientras que la DGT sigue omitiendo sistemáticamente el dato de los puntos negros. Sí, España se encuentra entre los países con menos siniestralidad vial por millón de habitantes de Europa, pero casi 1.800 o 35/millón son muchos y, sobre todo, quizás podrían haber sido ya menos.
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España es el séptimo país más seguro de Europa en materia de tráfico, o eso dice un indicador que camufla las carencias de la DGT
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Motorpasión
por
David Galán
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